Origen:
Todo empezó con un monje de origen británico llamado Pelagio (siglo IV-V dC.). En ese tiempo habia una disputa en lo tocante al tema del "pecado original", Pelagio favorecio lo que para entonces era una costumbre popular: el bautismo de infantes.
Agustín, uno de los padres de la iglesia, vio en esta postura de Pelagio una inconsecuencia manifiesta. Argumento que, ‘si los infantes deben ser bautizados, ¿qué ocurrirá con los que no han sido bautizados?’. La conclusión aparentemente lógica fue que tales niños sufrirían el fuego del infierno por no haber sido bautizados. Establecida esta premisa, Agustín llego a una conclusion: Siendo que los infantes no bautizados sufrirían condenación, ¿qué otra razón explicaría la causa de esa condenación sino el ‘pecado original’?
La doctrina del ‘pecado original’ llegó a ser tan católica como el confesionario. La iglesia estaba ahora encaminada hacia la promoción de conversiones masivas (a menudo forzadas) para salvar a la gente del ‘fuego del infierno’. El bautismo de infantes pasó de ser una costumbre popular a un instrumento oficial de salvación, un instrumento que el protestantismo heredaría.
La doctrina de Agustín suscitó algunas preguntas que, por su dificultad, resultaban embarazosas: ¿Cómo podría un Dios de amor hacer que bebés inocentes sufrieran en el infierno? ¿Es que iban a sufrir el mismo castigo que pecadores empedernidos los bebés que no habían sido bautizados?
Sin embargo, la teoría más popular de todas ha sido la que afirma que las almas de los bebés no bautizados se recogen en el limbo. Esta palabra literalmente significa “el borde de una cosa” (como el borde, o dobladillo, de un vestido), y se alude con ella a una región que, supuestamente, está en las inmediaciones o al borde del infierno. El limbo para los teólogos es un concepto muy conveniente. Al menos, suaviza la imagen horrible de niños que están siendo atormentados.
Como toda teoría hecha por el hombre, el concepto del limbo tiene sus dificultades. ¿Por qué no se menciona en las Escrituras? ¿Pueden los bebés salir del limbo? Y, después de todo, ¿por qué tienen que ir niños inocentes a un lugar como ese? Es de entender que la iglesia insista en que el concepto del limbo “no es una enseñanza oficial de la Iglesia Católica”. (New Catholic Encyclopedia.)
No obstante, después del famoso concilio Vaticano II, estalló de nuevo la controversia. En una operación inesperada, la iglesia trató de conciliar ambas posiciones, la conservadora y la liberal. El concilio afirmó que ‘el bautismo es absolutamente necesario para la salvación’. Aunque, curiosamente, dijo que la salvación también era posible para aquellos que “si no conocían el evangelio de Cristo, no era por alguna causa imputable a ellos”.
En consecuencia, la iglesia entonces revisó el rito del bautismo de infantes. Entre otras cosas, un sacerdote tendría la opción de rehusar bautizar a un niño si los padres no se comprometían a educarlo como católico. ¿Se había apartado por fin la iglesia de la doctrina agustiniana? Hubo quienes pensaron que sí y empezaron a poner en tela de juicio la necesidad del bautismo de infantes.
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