Confieso que son fechas muy difíciles para mí, días y días de estrés, presión laboral, accidentines, cosas tristes y desilusiones.
Confieso que lo que más me tiene dolida es el darme cuenta de lo poco que le importaba.
Confieso que ¡puchis!, que fatal siempre la misma rodilla…sé que pudo haber sido en cualquier momento y lugar, pero por qué precisamente ahora, que necesito ésto con todo mi corazón.
Confieso que te extraño mucho, no es justo no tenerte, daría todo lo poco que tengo, por un último abrazo, y por escuchar una vez más tu voz. Sigo siendo tu incomprendida…pero creo que estabas equivocado…no existe.
Confieso que me pone nerviosa, aunque ha sido amable, serio, incluso, aunque trata de hacer conversación, pongo una barrera, claro que mantengo mi profesionalidad, ante todo soy una damita, pero lo cierto es que percibo algo, me transmite algo indefinible…y me pongo brutilda, qué horror.
Confieso que no quiero que llegue mañana, quiero quedarme en éste momento, … no quiero saber lo que viene…¿cómo explicar que hoy mi paleta es de grises, violetas, negros y blancos?
Confieso que, no hay justificación para la cobardía o el egoísmo, pueden disfrazarse, incluso excusarse, pero una excusa es sólo eso.
…Los hombres han olvidado esta verdad -abundó el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…”…