Echo de menos tus besos y el sonido que haces cuando masticas y también echo de menos tu coño. Lo necesito porque, querida entre todos los que tuve el placer de conocer ninguno como el tuyo. La luz que —misteriosamente— iluminaba mis tardes en aquel desordenado cuarto, la extraño tanto como tu sonrisa. Echo de menos tu coño porque mi libido está fuera de control. También extraño tus tetas pero más que nada, me hace falta tu alma jugando con la mía.
Ahora nada más espero a que ocurra algo aunque presumo que si la persona —a quien le diría esta mierda— no es del FDCR, nada ocurre.