El tal Jesús, que NO era de Nazaret ni tampoco de Belén, era un pobre desgraciado, una persona con sus emociones trastornadas, su mente confundida, sus vínculos sociales espantosos.
Era el desgraciado hijo de una relación adúltera de su madre con un soldado romano, relación que mantuvieron en secreto con la complicidad de su engañado marido.
Pero ese secreto se palpaba en el ambiente de la casa.
Así pues, el niñito Jesús fue creciendo en un hogar roto, lleno de mentiras, de engaños, de falsas identidades, de cosas no dichas, de lujuria…Creció lleno de rencor hacia su padre adoptivo, el debilucho judío José, y por consiguiente con odio hacia toda autoridad “paterna”.
Al mismo tiempo, estaba en constante búsqueda de ese otro padre, que no lo quería, que lo había rechazado, que era extranjero. Pero, como ese padre no aparecía, el pobrecito Jesús prefirió odiar a todos los gentiles, a todos los que no fueran judíos, en tanto se inventó, en su mente alocada, una fantasía de ser hijo de alguna deidad poderosa y salvadora.
Pobrecito… hoy tendría ayuda siquiátrica, pero en aquellas remotas épocas estaba solo con su insanía mental, aprisionado por sus locas fantasías y emociones descontroladas.
En tanto, guardaba un intenso rencor y amor por su madre, la infiel María, la apasionada por los hombres, especialmente los guapos conquistadores extranjeros.
Al viajar a Egipto aprendió las artes oscuras, lo que llamamos brujería, y por medio de
trucos y encantamientos logró conquistar el corazón de un puñado de trastornados e ingenuos.Así murío, triste y solo. Abandonado por todos. Repudiado por todos. Esclavizado a sus fantasías y locuras, engañándose y engañando a la tonta audiencia que hacia caso a sus presentaciones de brujo vagabundo.Ahora bien, el Jesús del cuento fantástico llamado ”Evangelios”, es una creación literaria
muy posterior en el tiempo. Que tomó algunos datos del verdadero Jesús, este brujo de cuarta, pero también tomó muchísimo de la mitología existente en la Roma del siglo cuarto. Y así, los autores de este cuento de fantasías inventaron un súper héroe mítico, un superman de la antigüedad. Un falso dios y falso salvador que sin embargo fue aceptado por los paganos romanos, ya que era 98% similar a dioses que ellos ya adoraban, y que eran por completo ajenos al verdadero y único Dios.Luego el éxito editorial de este cuento fantástico se amplió, gracias a la campaña publicitaria tremenda de los misioneros de todas las épocas, pero especialmente por las conquistas a sangre y fuego, con las que sometía el imperio cristiano a sus vencidos, y ordenaba que los conquistados se convirtieran por la fuerza a la fe en este falso dios y falso salvador.Así pues, ese es el tal Jesús.Seguirlo, servirlo, adorarlo, tenerlo como líder o referente, es envenenar la propia alma y llevar caos y corrupción al mundo.