No creo que Serdna, a la hora de quejarse del sector público, lo esté haciendo de todos y cada uno de los empleados.
Pero hay que aceptarlo: la percepción de pésima eficacia y eficiencia es sobre la mayoría de los empleados de ese sector, y con eso no estoy dando ninguna estadística ni porcentaje. Pero, me parece, que casi todos pasamos por dolores de cabeza en la mayoría de ocasiones que ocupamos algo de una entidad pública. Un problema de nuestra cultura, del tico, creo yo.
¡Y es que sobran historias!
- En un colegio técnico de la Liga, la directoria le pide a un profesor que cierre la puerta porque terminó de dar la clase y estaba dejando el aula abierta. "A mí no me pagan para cerrar puertas", fue la respuesta del susodicho. ¡No sea perro!
- Puse una denuncia de mal servicio de Internet de Movistar en la Sutel... Eso lleva seis meses o más y aún no ha resuelto nada la Sutel. Háganle números.
- Mi esposa conoció una señora en donde trabajábamos, que contó que la despidieron de la Caja (estaban conversando un grupo de personas durante el almuerzo y preguntando de qué trabajo anterior venían). Le preguntaron que por qué salió de ahí, y dijo que la despidieron por hacer las cosas bien. Como la señora hacía su trabajo bien, y le quedaba tiempo para ayudar a compañeros (y ayudarlos bien), la despidieron con la excusa de "ejecutar tareas que no le competen". ¿¿Pueden creerlo?? Yo, con empresa y empleados así, sería hiper feliz.
- Hace dos años, para la renovación de la residencia de mi esposa, pagamos para dos años, y cambiaron la vara a un año. Claro, no nos devolvieron la diferencia de pago por el segundo año, y tuvimos que quedarnos con una carta firmada por la administración de crédito para la siguiente renovación. Al siguiente año no le querían reconocer ese dinero a mi esposa, y tuvo que amenazarlos con llevar el abogado para que le reconocieran la vara... Curiosamente tardaron dos minutos luego de la amenaza. Qué lindos, ¿verdad?
- Cuando mi esposa estuvo embarazada le dio síndrome de túnel carpal en ambos brazos, y no los aguantaba. Del Hospital de Alajuela la remitieron a la Clínica donde está el único reumatólogo de toda la provincia (al menos en ese entonces) de emergencia. La hijueputa (no le cabe otra palabra) de la secretaria le dijo a mi esposa que no podía hacerle un espacio PRECISAMENTE PORQUE ERA UN CASO DE EMERGENCIA. Básicamente le dijo que no la iban a atender. ¿Así o más estúpida? Claro, era por el chorizo; porque tuvimos que buscar un reumatólogo en Alajuela ese día, ¿y adivinen quién era? Por supuesto, el mismo doctor de la Clínica.
- A mi cuñada menor la dejaron que se enfermara cada día más hasta estar en una situación de mucha gravedad, porque el doctorcito que la atendía le mandaba solamente aspirinas para el dolor de útero que tenía. La complicación que padecía casi la mata. El mismo artista trató de jugar de héroe luego y según él la iba a operar... Si no lo frena una enfermera que básicamente lo acusó con el director de ginecología, quién sabe si esta cuñada estaría viva todavía.
- Un día haciendo un trámite en el ICE, veo que el mae que estaba atendiendo a una señora a la par estaba perdiendo el tiempo jugando Tetris mientras la atendía. Calculé que de los más de diez minutos que le tomó atender a la señora, bien pudo haberlo hecho en tres o menos... ¡Pero defendámoslos, que el ICE es nuestro!
Y así la gente puede venir a contar desde situaciones estúpidas hasta varas que le paran la peluca a uno (como broncas bravas en hospitales por negligencia).
Claro, no quito que haya buenos empleados en el sector público, pero la percepción que yo noto de casi toda la gente que conozco (y la mía por experiencia propia) es que esos son la excepción, no la regla.