El Chinamo es quizás el mejor espejo de lo que pasa en este país. Es el homenaje a la vulgaridad y el mal gusto, están desde los robacámara hasta los borrachines faranduleros, pasando por los aspirantes a borrachines y a faranduleros, incluidas las silicónicas, las conductoras gritonas e improvisadas, humoristas trasnochados, la charanga sin sentido, los grupos de atorrantes, los que hacen los ensayos del ridículo, para irse luego a pelársela sabroso en Palmares. Solo a una mente brillante de origen cubano y que hace muchísimos años es habitante de este país, pudo habérsele ocurrido tremendo adefesio, pero si algo logró con esta producción fue la creación de un programa que es clon y espejo de nuestra sociedad en general. La cultura del guaro y la charanga, el pachuquismo elevado a su expresión más excelsa.
Como dicen por acá "los liberales y tolerantes", al que le guste perder su tiempo viendo esa cochinada que lo haga y los que no les gusta que no lo vean, con eso se resuelve para ellos, o sea la libertad se vive en tanto cada uno pueda disponer del perillazo según le convenga, vaya libertad de elección la que vivimos, debería surgir algún dictador capaz de convencer y eliminar de la televisión esa y tantas otras porquerías con las cuales se adormece a la población y se le engaña falsamente. Si en un tiempo se decía que la religión era el opio de los pueblos, hay que acabar concluyendo que en un país como el nuestro la televisión y programas como El Chinamo son el opio de nuestra población.