Mmmmmmmmmmmmm...bueno...talvez yo sea la peor persona para opinar de este tema...pero acá va, basado en mi propia experiencia...
Hace un tiempo, conocí a una mujer que me llevaba una diferencia de edad similar...Yo 27, ella 37...y fue parecido a lo que usted dijo...empezamos a frecuentarnos, al principio yo solo quería ver hasta donde podía seducirla, hasta donde llegaba ella...por sus características de posición socioeconómica, era todo un reto para mi...de pronto me di cuenta que le estaba regalando mis días, y mis noches, y mis soles y mis lunas y mis sonrisas y hasta lo que yo no era...Con una sola sonrisa, con un "Buenos días, guapo", convertía cualquier lunes por la tarde en un sábado por la noche... Ella, por su parte, en el momento en que salíamos tenía un impedimento para salir conmigo de forma oficial, por lo que todos nuestros encuentros fueron furtivos, y una fatídica noche me dijo lo que todo amante sabe de forma anticipada: La pasaba demasiado bien conmigo, le gustaba en todas las formas, lugares y posiciones, PERO (siempre hay un pero) "no podía"...yo ya estaba estúpidamente enamorado y no había forma de sacarla de mi cerebro (corazón, dicen los románticos), pero si de mi vida...opté por esto último, y en el proceso se me acabaron todas las lágrimas que tenía para esta vida y para las próximas 7...la extrañé, como jamás en mi vida he extrañado a alguien. La lloré, como jamás en mi vida he llorado a nadie...Tuve que aprender a dejar de soñarla, de verla, de respirarla, de sonreírla, de todo...Tuve que aprender a verla sonreír sin mi...Y ella me buscó, me siguió llamando, me siguió visitando a mi casa, a mi trabajo, etc...y yo con el celular en la mano, con un deseo de la gran puta por contestar el celular y decirle que me hizo mucha falta, que la amaba, que no había nadie en el mundo que me hiciera olvidarla...y escuchar como la llamada se cortaba, escuchar como el carro se alejaba, y yo me moría ahí sentado y me iba con ella, y la abrazaba, y le contaba un cuento al dormir, y la veía mientras comía y reía al mismo tiempo...Pero no me alejé por orgullo, ni porque no la quisiera...me alejé porque ella tomó su decisión. Y hay que ser consecuente con lo que se decide. Me alejé porque en su decisión yo no estaba. Me alejé porque al no estar presente en su decisión, debía escoger, entre ser objeto de su capricho y mi salud mental...y a la larga fue lo más sano...
Pues bueno, querida Mona Lisa, tal vez el mae no se alejó porque no la quisiera...talvez el mae no se alejó por orgulloso...talvez el mae no se alejó por que solo la quería para un revolcón...tal vez fue todo lo contrario...talvez el mae vio, como yo vi en su momento, que usted era una mujer para disfrutarla una vida entera y no solo por un ratito... Pero usted solo le dio ese ratito...ese ratito insuficiente...
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