La motivación de estos científicos creyentes era develar los designios de Dios. Sus creencias en un ser supremo nunca fueron impedimento para una búsqueda racional de la verdad, dado que la misma demostración acerca de las leyes que guiaban el movimiento de los planetas, o la transmisión de rasgos físcios a través de generaciones, era una prueba que había una inteligencia detrás de estos designios.
Por supuesto siempre y cuando se apegaran a la realidad, no a la fe. Cuando esto sucede se cae en la pseudo-ciencia y no llegamos a nada, como con el geocentrismo de antaño.
Pero la ciencia tiene sus limitaciones. La primera es que nos permite explicarlas cosas como son. Pero no dice nada de como deberían ser. Una pregunta que, contrario a los que piensan algunos acá, es algo trascendental. Como digo, la ciencia podría descubrir por ejemplo, que algún órgano de un niño es efectivo para curar el cáncer. No nos dice nada de si és conveneinte o no utilizar niños para curarlos, en perjuicio de su propio bienestar. Esto pertenece al campo de la ética, y es distinto al espacio de experimentación propio de la ciencia.
¿ Y por qué tiene que ser tarea de la ciencia ? La ética no es un conocimiento per se. Ya entramos en el campo de la filosofía.