HaditaAzul
Miss Hot_Miss Sex Appeal
Hace días que estoy por abrir esto y hoy leí algo y me acordé.
+¿Les parece que nuestra naturaleza es buena o mala?
+¿Nacemos buenos pero la sociedad nos malea? ¿Nacemos malos pero la sociedad nos reforma?
+¿Somos malos pero solo necesitamos el permiso de otros o la ausencia de leyes para sacar nuestra naturaleza?
Tres casos que me llamaron la atención por si quieren leerlos:
Marina Abramovic (famosa artista del perfomance):
En una performance nocturna en la que exploraba la dinámica de la agresión pasiva, Abramovic aparecía junto a una mesa y se ofrecía a los espectadores, que podían hacer lo que quisieran con una serie de objetos y su cuerpo. en la pared había un texto que decía: "Hay setenta y dos objetos en la mesa que pueden usarse sobre mí como se quiera. Yo soy el objeto". Entre dichos objetos se contaba una pistola, una bala, una sierra, un hacha, un tenedor, un peine, un látigo, un pintalabios, una botella de perfume, pintura, cuchillos, cerillas, una pluma, una rosa, una vela, agua, cadenas, clavos, agujas, tijeras, miel, uvas, tiritas, sulfuro y aceite de oliva. Al final de su performance, los espectadores le habían rasgado las ropas con cuchillas, le habían cortado, pintado, limpiado, decorado, coronado con espinos y encañonado con el arma cargada. Al principio el público actuaba con timidez, pero transcurridas seis horas, empezó a comportarse violentamente y algunos espectadores, consternados, pusieron fin a la performance. Abramovic describió esta obra como la conclusión de la investigación en su propio cuerpo.
Experimento de Milgram:
El experimento buscó determinar, si ciudadanos comunes y ordinarios de su país, eran capaces de llevar a cabo actos de brutalidad y crueldad fuera de serie, contra otros desconocidos. El mismo, constaba de una máquina con una serie de interruptores que activaban choques eléctricos en forma gradual desde 15 a más de 165 voltios desde un extremo de la habitación hacia la habitación de lado, en la cual un desconocido los recibiría en su cuerpo tras contestar equívocamente una serie de preguntas, sin que el primero pudiera verlo pero si escucharlo.
Antes de comenzar el experimento, también se le entrega la paga a los participantes y se les aclara que en cualquier momento en que deseen abandonar o terminar el experimento, podrán hacerlo según así lo deseen y sin ningún tipo de problema.
El participante cómplice desde el otro lado de la habitación encargado de recibir los choques (el aprendiz) que en realidad no recibe los golpes eléctricos, asegura sufrir de problemas cardíacos y a medida que el voltaje va subiendo, comienza a quejarse de dolor. Al llegar a los 150 voltios, expresa que ya no quiere participar, que siente dolores en el pecho y que cree fuertemente que algo anda mal, reclamando detener el experimento.
Ante la figura de autoridad del psicólogo presenciando todos los acontecimientos y determinando que el experimento debe continuar de todos modos, el participante continua empleando los choques.
El caso de Sylvia Likens:
Sylvia y su hermana fueron dejadas por sus padres bajo el cuido de Gertrude Baniszewski en 1965 en Indiana. El resultado fue su muerte a los 16 años de edad resultado de una conmoción con hemorragia cerebral, shock y desnutrición después de que tanto Gertrude como los hijos de esta, así como todo un grupo de jóvenes del vecindario acostumbraran a visitar y torturar a Sylvia de las formas más inimaginables: golpes, cortes y quemaduras de todo tipo.
"El hogar de los Baniszewski era el punto de encuentro de muchos chicos y chicas del barrio. Cuando varios jóvenes observaron que Sylvia soportaba el abuso al que era sometida, ellos también comenzaron a mofarse de ella y a aplicarle castigos físicos. Los chicos la mordían, besaban, acosaban, intimidaban y abusaban de ella sexualmente. También traían a sus respectivas novias y a varios amigos, que también se reían de ella. Nunca pensaron que la "broma" iba a llegar tan lejos.
Pocas semanas antes de su muerte, Gertrude, con una aguja al rojo vivo, escribió en el abdomen y estómago de Sylvia: «Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo». A mitad del trabajo se cansó, pero Ricky Hobbs continuó el trabajo por ella mientras John Baniszewski Jr. le sujetaba los brazos a Sylvia Marie. A la mitad de penúltima palabra, la aguja dejó de quemarle la piel, por lo que Hobbs empezó a hacerle cortes en vez de rozar la aguja en la piel para escribir".
Los vecinos sabían lo que pasaba pero nadie habló.
+¿Les parece que nuestra naturaleza es buena o mala?
+¿Nacemos buenos pero la sociedad nos malea? ¿Nacemos malos pero la sociedad nos reforma?
+¿Somos malos pero solo necesitamos el permiso de otros o la ausencia de leyes para sacar nuestra naturaleza?
Tres casos que me llamaron la atención por si quieren leerlos:
Marina Abramovic (famosa artista del perfomance):
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En una performance nocturna en la que exploraba la dinámica de la agresión pasiva, Abramovic aparecía junto a una mesa y se ofrecía a los espectadores, que podían hacer lo que quisieran con una serie de objetos y su cuerpo. en la pared había un texto que decía: "Hay setenta y dos objetos en la mesa que pueden usarse sobre mí como se quiera. Yo soy el objeto". Entre dichos objetos se contaba una pistola, una bala, una sierra, un hacha, un tenedor, un peine, un látigo, un pintalabios, una botella de perfume, pintura, cuchillos, cerillas, una pluma, una rosa, una vela, agua, cadenas, clavos, agujas, tijeras, miel, uvas, tiritas, sulfuro y aceite de oliva. Al final de su performance, los espectadores le habían rasgado las ropas con cuchillas, le habían cortado, pintado, limpiado, decorado, coronado con espinos y encañonado con el arma cargada. Al principio el público actuaba con timidez, pero transcurridas seis horas, empezó a comportarse violentamente y algunos espectadores, consternados, pusieron fin a la performance. Abramovic describió esta obra como la conclusión de la investigación en su propio cuerpo.
Experimento de Milgram:
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El experimento buscó determinar, si ciudadanos comunes y ordinarios de su país, eran capaces de llevar a cabo actos de brutalidad y crueldad fuera de serie, contra otros desconocidos. El mismo, constaba de una máquina con una serie de interruptores que activaban choques eléctricos en forma gradual desde 15 a más de 165 voltios desde un extremo de la habitación hacia la habitación de lado, en la cual un desconocido los recibiría en su cuerpo tras contestar equívocamente una serie de preguntas, sin que el primero pudiera verlo pero si escucharlo.
Antes de comenzar el experimento, también se le entrega la paga a los participantes y se les aclara que en cualquier momento en que deseen abandonar o terminar el experimento, podrán hacerlo según así lo deseen y sin ningún tipo de problema.
El participante cómplice desde el otro lado de la habitación encargado de recibir los choques (el aprendiz) que en realidad no recibe los golpes eléctricos, asegura sufrir de problemas cardíacos y a medida que el voltaje va subiendo, comienza a quejarse de dolor. Al llegar a los 150 voltios, expresa que ya no quiere participar, que siente dolores en el pecho y que cree fuertemente que algo anda mal, reclamando detener el experimento.
Ante la figura de autoridad del psicólogo presenciando todos los acontecimientos y determinando que el experimento debe continuar de todos modos, el participante continua empleando los choques.
El caso de Sylvia Likens:
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Sylvia y su hermana fueron dejadas por sus padres bajo el cuido de Gertrude Baniszewski en 1965 en Indiana. El resultado fue su muerte a los 16 años de edad resultado de una conmoción con hemorragia cerebral, shock y desnutrición después de que tanto Gertrude como los hijos de esta, así como todo un grupo de jóvenes del vecindario acostumbraran a visitar y torturar a Sylvia de las formas más inimaginables: golpes, cortes y quemaduras de todo tipo.
"El hogar de los Baniszewski era el punto de encuentro de muchos chicos y chicas del barrio. Cuando varios jóvenes observaron que Sylvia soportaba el abuso al que era sometida, ellos también comenzaron a mofarse de ella y a aplicarle castigos físicos. Los chicos la mordían, besaban, acosaban, intimidaban y abusaban de ella sexualmente. También traían a sus respectivas novias y a varios amigos, que también se reían de ella. Nunca pensaron que la "broma" iba a llegar tan lejos.
Pocas semanas antes de su muerte, Gertrude, con una aguja al rojo vivo, escribió en el abdomen y estómago de Sylvia: «Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo». A mitad del trabajo se cansó, pero Ricky Hobbs continuó el trabajo por ella mientras John Baniszewski Jr. le sujetaba los brazos a Sylvia Marie. A la mitad de penúltima palabra, la aguja dejó de quemarle la piel, por lo que Hobbs empezó a hacerle cortes en vez de rozar la aguja en la piel para escribir".
Los vecinos sabían lo que pasaba pero nadie habló.
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