Recientemente he tenido algunos encontronazos con algunos ateos en otros sectores lejos de foros por su clara manera de pensar metafísica donde los discursos son exactamente los mismos que los que posee un creyente. Cuando se les hace notar que están incurriendo en la misma falacia dogmática, se cabrean y empieza la larga lista de ad hominems.
La desprogramación mental no es suficiente en el ateo, también lo deben ser los discursos metafísicos excluyentes, contradictorios, y de paso, el lenguaje metafísico. La razón? si bien es cierto que la mayor parte de los ateos son personas como cualquier otra con sus defectos y bondades, existe también una pequeña parte que solo logró desprogramarse de dios/dioses, pero que conserva sus dragones azul-limón dentro de su mente. Hablaba MZM (el-prejuicio-cognitivo-t45929.html) sobre el prejuicio cognitivo y con justa razón, pues todos hemos caído en más de una categoría. El dogma en el ateísmo es una realidad expresa en muchos de los descreídos, incluyéndome, que considero la última etapa a vencer para tener una casi total desprogramación del patriarcalismo religioso que nos imponen.
El dogma ateo, contradictorio, pero existe. No lo veía, porque no lo reconocía como tal. ¿Cómo demonios un ateo como yo va a tener dogma alguno? He aquí una pregunta metafísica engañosa de muchos ateos, de discriminar el probable error en su razonamiento y del por qué entramos en el dogmatismo del pensamiento. Pueden ser varias las razones que impulsan a un ateo a un dogma en su propio pensamiento, pero me parece que la más común es la desprogramación a medias del mismo pensamiento, lo que lo hace heredar no solo el lenguaje, sino las actitudes que poseía siendo creyente la misma persona, heredadas a su vez de una educación rígida y estructuralmente religiosa hasta en el mínimo detalle, como las expresiones lingüísticas típicas de aquí.
Una de las actitudes más comunes es cerrarse a su propia corriente o grupo para no aceptar ser incomodado en sus pensamientos, algo también muy característico de algunos creyentes. Esa comodidad mental que se llena con el amigo invisible que te protege, puede trastocarse en la comodidad mental de no discutir su pensamiento con otros que no piensen igual. Si bien es cierto es un mecanismo de defensa natural al acoso violento de la familia y conocidos que se dan cuenta que ya no crees, se disfraza como "al creyente no se le puede convencer, ergo, no gasto mis palabras". Por dar un pequeño ejemplo. Esta actitud se extiende por años y en muchos casos, de por vida. NO se trata de convencer a nadie, al menos no es mi caso, cada quién piense lo que quiera mientras no me lo imponga. El problema es cuando ese discurso metafísico se impone al creyente, como me ha pasado en demasiadas ocasiones, y cuando a la vez, se pretende determinar que sólo los creyentes poseen esos "defectos" que criticamos, realzando nuestro ego a un estadio superior sobre los demás. Luego entraríamos a formar parte de una especie de élite intelectual en el que la ignorancia aparente no existe, y donde la libertad de expresión existe en medida que se deje de ser creyente.
No solo eso, se ejerce un pensamiento en el cuál solo debemos aprender de aquellos iguales a nosotros que no discrepen de nuestra propia estructura de pensamiento. El dogmatismo secular es la herencia del respeto artificial sobrevalorado de las estructuras místicas de antaño. La autocrítica es inconcebible, en tanto somos el factor mental sin creencias. No es como me señalaba una apreciada amiga en un intercambio de ideas, "la creencia de no creer", sino el dogmatismo de la no creencia cuando esta sustituye el razonamiento crítico y el cerebro se vuelve al estado letárgico similar al de la creencia, cuando pasa la euforia del descubrimiento y viene la paz mental producto de esta liberación, similar en efectos a la paz interna que siente un recién convertido o que haya tenido alguna experiencia mística con este dios/diosa o cualquier otro.
Empieza entonces una segregación inicial en la que primero se separan de las amistades con probables sensibilidades erizadas que los embotarían con sermones o biblicadas como digo siempre, para luego una segunda segregación, aún más elitista, en la que despreciamos prácticamente todo lo que no sea lo suficientemente anti-creencia, o cerca de la no creencia.
Como parte humana en todos nosotros, solo basta ser consciente de la misma e ir cambiando. Evolucionar. Pero para ello se requiere un esfuerzo aun mayor que el de librarse de las creencias implantadas. El esfuerzo de la liberación de los prejuicios absurdos e infundados contra cualquier humano es por propia experiencia, más difícil de que dejar de fumar tabaco. El ego, la mente, el orgullo, el prejuicio, la misma sociedad y circulo personal (o burbuja metafísica diría yo) son copartícipes de este dogmatismo tan agazapado, metafisico y secular.
Saludos.
La desprogramación mental no es suficiente en el ateo, también lo deben ser los discursos metafísicos excluyentes, contradictorios, y de paso, el lenguaje metafísico. La razón? si bien es cierto que la mayor parte de los ateos son personas como cualquier otra con sus defectos y bondades, existe también una pequeña parte que solo logró desprogramarse de dios/dioses, pero que conserva sus dragones azul-limón dentro de su mente. Hablaba MZM (el-prejuicio-cognitivo-t45929.html) sobre el prejuicio cognitivo y con justa razón, pues todos hemos caído en más de una categoría. El dogma en el ateísmo es una realidad expresa en muchos de los descreídos, incluyéndome, que considero la última etapa a vencer para tener una casi total desprogramación del patriarcalismo religioso que nos imponen.
El dogma ateo, contradictorio, pero existe. No lo veía, porque no lo reconocía como tal. ¿Cómo demonios un ateo como yo va a tener dogma alguno? He aquí una pregunta metafísica engañosa de muchos ateos, de discriminar el probable error en su razonamiento y del por qué entramos en el dogmatismo del pensamiento. Pueden ser varias las razones que impulsan a un ateo a un dogma en su propio pensamiento, pero me parece que la más común es la desprogramación a medias del mismo pensamiento, lo que lo hace heredar no solo el lenguaje, sino las actitudes que poseía siendo creyente la misma persona, heredadas a su vez de una educación rígida y estructuralmente religiosa hasta en el mínimo detalle, como las expresiones lingüísticas típicas de aquí.
Una de las actitudes más comunes es cerrarse a su propia corriente o grupo para no aceptar ser incomodado en sus pensamientos, algo también muy característico de algunos creyentes. Esa comodidad mental que se llena con el amigo invisible que te protege, puede trastocarse en la comodidad mental de no discutir su pensamiento con otros que no piensen igual. Si bien es cierto es un mecanismo de defensa natural al acoso violento de la familia y conocidos que se dan cuenta que ya no crees, se disfraza como "al creyente no se le puede convencer, ergo, no gasto mis palabras". Por dar un pequeño ejemplo. Esta actitud se extiende por años y en muchos casos, de por vida. NO se trata de convencer a nadie, al menos no es mi caso, cada quién piense lo que quiera mientras no me lo imponga. El problema es cuando ese discurso metafísico se impone al creyente, como me ha pasado en demasiadas ocasiones, y cuando a la vez, se pretende determinar que sólo los creyentes poseen esos "defectos" que criticamos, realzando nuestro ego a un estadio superior sobre los demás. Luego entraríamos a formar parte de una especie de élite intelectual en el que la ignorancia aparente no existe, y donde la libertad de expresión existe en medida que se deje de ser creyente.
No solo eso, se ejerce un pensamiento en el cuál solo debemos aprender de aquellos iguales a nosotros que no discrepen de nuestra propia estructura de pensamiento. El dogmatismo secular es la herencia del respeto artificial sobrevalorado de las estructuras místicas de antaño. La autocrítica es inconcebible, en tanto somos el factor mental sin creencias. No es como me señalaba una apreciada amiga en un intercambio de ideas, "la creencia de no creer", sino el dogmatismo de la no creencia cuando esta sustituye el razonamiento crítico y el cerebro se vuelve al estado letárgico similar al de la creencia, cuando pasa la euforia del descubrimiento y viene la paz mental producto de esta liberación, similar en efectos a la paz interna que siente un recién convertido o que haya tenido alguna experiencia mística con este dios/diosa o cualquier otro.
Empieza entonces una segregación inicial en la que primero se separan de las amistades con probables sensibilidades erizadas que los embotarían con sermones o biblicadas como digo siempre, para luego una segunda segregación, aún más elitista, en la que despreciamos prácticamente todo lo que no sea lo suficientemente anti-creencia, o cerca de la no creencia.
Como parte humana en todos nosotros, solo basta ser consciente de la misma e ir cambiando. Evolucionar. Pero para ello se requiere un esfuerzo aun mayor que el de librarse de las creencias implantadas. El esfuerzo de la liberación de los prejuicios absurdos e infundados contra cualquier humano es por propia experiencia, más difícil de que dejar de fumar tabaco. El ego, la mente, el orgullo, el prejuicio, la misma sociedad y circulo personal (o burbuja metafísica diría yo) son copartícipes de este dogmatismo tan agazapado, metafisico y secular.
Saludos.