Estimado Kawas, yo no estoy afirmando que el Nombre de Dios, no deba usarse. Lo que Yo he dicho que el Nombre de "Jehova" es un invento posterior, el cual no se encuentra en las Escrituras del N.T. Además me causa asombro que alguien que diga que su grupo tiene una linea directa a la época apostólica, en esta explición sobre el nombre de Dios, no haya remitido a esos antiguos testigos de Jehova que supuestamente han existido, sino que se haya limitado a nombrar a cristianos católicos de los siglos posteriores a la época apostólica.
De hecho todos los grupos cuando quieren probar algo que no pueden sustentar con la Biblia recurren a los cristianos católicos tanto de la época apostólica, como a los padres apostólicos y apologetas de los primeros 3 siglos.
Además Kawas, la misma página de los TJ
Sus comienzos y su crecimiento en tiempos modernos - Testigos de Jehová: Sitio oficial de la Sociedad Watchtower, nos muestra el comienzo de los TJ, por lo cual antes de que fundaran su movimiento no han existido testigos de Jehova, como usted supone, por lo cual como puede usted pretender fundamentar su "verdad" con la Escritura o con la Historia, si su movimiento apenas fue inventado en el año 1870... mientras que la Iglesia de Cristo tiene más de 2,000 años de existir y de manter el deposito de la fe que el le confio.
En fin...
Nadie sabe con certeza cómo se pronunciaba originalmente el nombre de Dios. ¿Por qué no? Pues bien, el primer lenguaje que se usó al escribir la Biblia fue el hebreo, y cuando el idioma hebreo se ponía por escrito los escritores solo escribían consonantes, no vocales. Por eso, cuando los escritores inspirados escribieron el nombre de Dios, naturalmente hicieron lo mismo y solo pusieron por escrito las consonantes.
Mientras el hebreo antiguo fue un idioma de uso cotidiano esto no presentó problema alguno. Los israelitas estaban familiarizados con la pronunciación del Nombre, y cuando lo veían escrito suplían las vocales sin pensarlo (tal como, para un lector de habla española, la abreviatura “afmo.” representa “afectísimo” y “km” representa “kilómetro”).
Esta situación cambió debido a dos sucesos. Primero, entre los judíos surgió la idea supersticiosa de que era malo pronunciar el nombre divino en voz alta; por eso, cuando llegaban a él en su lectura de la Biblia pronunciaban la palabra hebrea
’Adhonaí (“Señor Soberano”). Además, con el transcurso del tiempo el mismísimo idioma hebreo antiguo cesó de usarse en la conversación diaria, y así llegó el tiempo en que la pronunciación original hebrea del nombre de Dios pasó al olvido.
Para impedir que se perdiera la pronunciación del lenguaje hebreo en general, eruditos judíos de la mitad posterior del primer milenio E.C. inventaron un sistema de puntos para representar las vocales que faltaban, y colocaron los puntos alrededor de las consonantes en la Biblia hebrea. Así, ambas cosas, vocales
y consonantes, se escribieron, y se conservó la pronunciación como se efectuaba en aquel tiempo.
En lo referente al nombre de Dios, en vez de colocar los signos vocálicos apropiados alrededor de él, en la mayoría de los casos pusieron otros signos vocálicos para recordar al lector que debería decir
’Adhonaí. De esto vino la grafía Iehouah, y, con el tiempo, la pronunciación aceptada del nombre divino en español llegó a ser Jehová. Cuando esta forma de pronunciar el nombre se escribe con “h” final, Jehovah, exhibe los elementos esenciales del nombre de Dios tomados del hebreo original.
¿Cuál pronunciación usará usted?
Sin embargo, ¿de dónde vinieron pronunciaciones como Yahweh y Yahvéh? Éstas son formas sugeridas por eruditos modernos que han tratado de deducir la pronunciación original del nombre de Dios. Algunos —pero no todos— creen que los israelitas de antes del tiempo de Jesús probablemente daban al nombre de Dios la pronunciación Yahweh o Yahvéh. Pero nadie puede estar seguro de eso. Pudiera ser que lo pronunciaran así, y pudiera ser que no.
Con todo, muchas personas prefieren la pronunciación Jehová, escrita a veces también Jehovah. ¿Por qué? Porque tiene un uso generalizado y un aspecto familiar que Yahweh o Yahvéh no tienen. Sin embargo, ¿no sería mejor usar la forma que pudiera estar más cerca de la pronunciación original? Realmente no, porque eso no es lo que se acostumbra hacer con los nombres bíblicos.
Para considerar el ejemplo más prominente, piense en el nombre de Jesús. ¿Sabe
usted cómo llamaban a Jesús en la conversación cotidiana su familia y los amigos de él mientras Jesús crecía en Nazaret? La verdad es que ningún ser humano sabe eso con seguridad, aunque puede haber sido algo como Yeshua (o quizá Yehoshua). Ciertamente
no era Jesús.
Sin embargo, cuando los relatos de la vida de Jesús fueron escritos en griego, los escritores inspirados no trataron de conservar aquella pronunciación hebrea original. Más bien, vertieron el nombre en griego:
Iesóus. Hoy se vierte de diferentes maneras según el lenguaje del lector de la Biblia. Los que leen la Biblia en inglés encuentran
Jesus (pronunciación aproximada:
Yisos)
. Los italianos lo escriben
Gesù (pronunciación aproximada:
Yesú)
. Y los alemanes lo escriben
Jesus (pronunciación aproximada:
Yesus)
.
¿Tenemos que dejar de usar el nombre de Jesús porque la mayoría de nosotros —o hasta todos nosotros— realmente ignoramos cómo se pronunciaba originalmente? Hasta ahora, ningún traductor ha sugerido que se haga eso. Nos agrada usar el nombre, porque éste identifica al Hijo amado de Dios, Jesucristo, quien dio su sangre vital por nosotros. ¿Sería honrar a Jesús el quitar de la Biblia toda mención de su nombre y reemplazarla con un simple título como “Maestro” o “Mediador”? ¡Por supuesto que no! Podemos vernos en relación con Jesús cuando usamos su nombre de la manera como comúnmente se pronuncia en nuestro idioma.
Se pudiera comentar de modo similar en cuanto a todos los nombres que leemos en la Biblia. Los pronunciamos en nuestro propio idioma y no tratamos de imitar la pronunciación original. Así, decimos “Jeremías”, no
Yirmeyahu. También decimos Isaías, aunque en su propio día a este profeta probablemente lo conocían como
Yesha-yahu. Hasta eruditos que están al tanto de la pronunciación original de estos nombres utilizan la pronunciación moderna, no la antigua, cuando hacen referencia a ellos.
Y lo mismo es verdad respecto al nombre Jehová. Aunque la pronunciación moderna Jehová quizá no sea exactamente la manera como se pronunciaba originalmente el nombre, esto de ninguna manera detrae de la importancia del nombre. Identifica al Creador, el Dios vivo, el Altísimo a quien Jesús dijo: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. (Mateo 6:9.)
“No puede ser reemplazado”
Aunque muchos traductores favorecen la pronunciación Yahweh o Yahvéh, la
Traducción del Nuevo Mundo y varias otras traducciones continúan utilizando la forma Jehová porque la gente ha estado familiarizada con esa forma por siglos. Además, en algunas ediciones de esta traducción, que usan la forma Jehovah, se conservan, al igual que en otras formas, las cuatro letras del Tetragrámaton,
YHWH, YHVH o
JHVH.
En época anterior, el profesor alemán Gustav Friedrich Oehler tomó una decisión similar por más o menos la misma razón. Él consideró varias pronunciaciones y llegó a esta conclusión: “Desde este punto en adelante uso la palabra Jehovah, porque la realidad es que este nombre en la actualidad ha llegado a estar más naturalizado en nuestro vocabulario, y no puede ser reemplazado”. (
Theologie des Alten Testaments [Teología del Antiguo Testamento], segunda edición, publicada en 1882, página 143.)
De modo semejante, en su
Grammaire de l’hébreu biblique (Gramática del hebreo bíblico), edición de 1923, en una nota al pie de la página 49, el erudito jesuita Paul Joüon declara: “En nuestras traducciones, en lugar de la forma (hipotética)
Yahweh, hemos usado la forma
Jéhovah [...] que es la forma literaria convencional que se usa en francés”. En muchos otros idiomas los traductores de la Biblia usan una forma similar, como lo indica el recuadro en la página 8.
Entonces, ¿es incorrecto utilizar una forma como Yahweh o Yahvéh? De ninguna manera. Es solo que la forma Jehová, o Jehovah, probablemente evoque una respuesta más rápida del lector porque es la forma que se ha “naturalizado” en la mayoría de los idiomas.
Lo importante es que usemos el nombre y lo declaremos a otras personas. “¡Den gracias a Jehová! Invoquen su nombre. Den a conocer entre los pueblos sus tratos. Hagan mención de que su nombre está puesto en alto.” (Isaías 12:4.)