Andar cansada, entaconada, caminando por todo lado haciendo vueltas. Sería una lastima que te den ganas de orinar...
Pero pasa, te aguantas un toquesillo mas, "me voy a hacer la mae, en donde putas voy a ir a mear".. Al rato no aguantas y entras al baño de algún local o de algun mall porque ya se te salen los chorritos.
Entrar al baño, ver la taza y recordar todo lo que nuestras mamás nos recomendaban cuando estabamos pequeñas "nunca te sentés en la taza..!". Ver la taza sucia, con suerte solamente un poquillo de orines. Lo cual tiendo a entender puesto que para algunas es mejor dejar los miaos ahi que tocar la palanca del sanitario. Pero es un asco hacer chis sobre los chis de otra, entonces accedemos a arrancar un pedacito de papel higienico para envolvernos el dedo indice y presionar la palanca.
Pero sorpresa!! No hay papel. Por suerte andamos Kleenex en el bolso. Es la salvada. Bajamos la palanca y ya se puede orinar "cómodamente". Lo cómodo es relativo, nada es cómodo desde que entramos a esos baños... Como no hay papel no se puede forrar toda la taza para poder sentarse y los Kleenex no alcanzarán. Nos bajamos el pantalón, con cuidado que no pase de las rodillas y no caiga al piso. Hacemos esa tipica "sentadilla sostenida", cuidando de que nuestra piel no haga contacto con el inodoro y a la vez sosteniendo la puerta sin seguro con una mano para que alguien no entre y nos vea las nalgas.
Que alivio orinar después de todo este protocolo!! Pero era tanta la gana que no para el chorro. Y los muslos, las rodillas, los ratones y los tacones nos comienzan a temblar. Como diciendo "ya no resistimos el peso!". Y tras de eso, con ese bolso que andamos siempre bajo el brazo o de medio lado, hay que guindarlo del pescuezo para que no estorbe. Sentimos que se nos quieren quebrar los huesitos de la nuca pero nos ayudamos con la mano que queda libre para levantarlo y no sentir tan pesado. Jaja no nos habiamos dado cuenta del peso que tenia ese bolso hasta ese momento.
Al terminar, por fin, solo queremos levantarnos de ahi para estirar las piernas. Que dolor! Nos arrepentimos de ser tan sedentarias. Buscamos otra vez una toallita Kleenex para secarnos, la tiramos a la basura. Otra para bajar la palanca del servicio. Que alivio! Subir otra vez pantalones. (Si hubiese sido enagua o vestido peor, hay que estarla sosteniendo durante toda la orinada lo mas arriba que podamos, y con cual mano?).
Colocamos el bolso nuevamente en su posición y listo! Salimos sudadando, a lavarnos las manos muy bien. Y retocarnos un poquito para seguir luciendo tan lindas como siempre.
Pero pasa, te aguantas un toquesillo mas, "me voy a hacer la mae, en donde putas voy a ir a mear".. Al rato no aguantas y entras al baño de algún local o de algun mall porque ya se te salen los chorritos.
Entrar al baño, ver la taza y recordar todo lo que nuestras mamás nos recomendaban cuando estabamos pequeñas "nunca te sentés en la taza..!". Ver la taza sucia, con suerte solamente un poquillo de orines. Lo cual tiendo a entender puesto que para algunas es mejor dejar los miaos ahi que tocar la palanca del sanitario. Pero es un asco hacer chis sobre los chis de otra, entonces accedemos a arrancar un pedacito de papel higienico para envolvernos el dedo indice y presionar la palanca.
Pero sorpresa!! No hay papel. Por suerte andamos Kleenex en el bolso. Es la salvada. Bajamos la palanca y ya se puede orinar "cómodamente". Lo cómodo es relativo, nada es cómodo desde que entramos a esos baños... Como no hay papel no se puede forrar toda la taza para poder sentarse y los Kleenex no alcanzarán. Nos bajamos el pantalón, con cuidado que no pase de las rodillas y no caiga al piso. Hacemos esa tipica "sentadilla sostenida", cuidando de que nuestra piel no haga contacto con el inodoro y a la vez sosteniendo la puerta sin seguro con una mano para que alguien no entre y nos vea las nalgas.
Que alivio orinar después de todo este protocolo!! Pero era tanta la gana que no para el chorro. Y los muslos, las rodillas, los ratones y los tacones nos comienzan a temblar. Como diciendo "ya no resistimos el peso!". Y tras de eso, con ese bolso que andamos siempre bajo el brazo o de medio lado, hay que guindarlo del pescuezo para que no estorbe. Sentimos que se nos quieren quebrar los huesitos de la nuca pero nos ayudamos con la mano que queda libre para levantarlo y no sentir tan pesado. Jaja no nos habiamos dado cuenta del peso que tenia ese bolso hasta ese momento.
Al terminar, por fin, solo queremos levantarnos de ahi para estirar las piernas. Que dolor! Nos arrepentimos de ser tan sedentarias. Buscamos otra vez una toallita Kleenex para secarnos, la tiramos a la basura. Otra para bajar la palanca del servicio. Que alivio! Subir otra vez pantalones. (Si hubiese sido enagua o vestido peor, hay que estarla sosteniendo durante toda la orinada lo mas arriba que podamos, y con cual mano?).
Colocamos el bolso nuevamente en su posición y listo! Salimos sudadando, a lavarnos las manos muy bien. Y retocarnos un poquito para seguir luciendo tan lindas como siempre.