Aproximadamente 10,000 hogares permanecen sin electricidad, una cifra alarmante para un país que presume de sus iniciativas de sostenibilidad y energía renovable.
Este fenómeno afecta principalmente a comunidades rurales y remotas, como las de Talamanca, Limón y Golfito, donde la infraestructura eléctrica aún no ha sido completamente desarrollada o es insuficiente.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) es la entidad estatal encargada de la provisión de electricidad y telecomunicaciones en el país. Fundado en 1949, ICE ha jugado un papel crucial en la electrificación nacional, aunque ha enfrentado desafíos significativos a lo largo de los años, incluyendo la resistencia a diversas reformas y la competencia en el mercado de telecomunicaciones tras la apertura a empresas privadas en 2011.
Uno de los principales retos para ICE en alcanzar la electrificación universal es la complejidad geográfica de Costa Rica, que complica la expansión de la infraestructura en áreas montañosas y dispersas. A pesar de sus esfuerzos por ampliar la cobertura eléctrica mediante proyectos como la Planta Hidroeléctrica Reventazón, aún existen brechas significativas.
Además, ICE se ha comprometido con la sostenibilidad a través de iniciativas como la emisión de bonos verdes, destacando su papel en la promoción de una infraestructura sostenible y en el apoyo a la economía baja en carbono de Costa Rica. Estos bonos financian proyectos que cumplen con criterios estrictos de sostenibilidad, ayudando a refinanciar deudas de proyectos como la mencionada planta Reventazón.
La falta de acceso a la electricidad en estas comunidades no solo se traduce en una menor calidad de vida y limitaciones en el acceso a servicios básicos como educación y salud, sino que también refleja desigualdades más profundas en términos de desarrollo socioeconómico entre las zonas urbanas y rurales del país.
Mientras que el ICE ha hecho avances significativos en la transformación del sector eléctrico de Costa Rica hacia fuentes más sostenibles y en la expansión de su cobertura, el desafío de la electrificación universal persiste, especialmente en las áreas más aisladas y desfavorecidas del país.
Este fenómeno afecta principalmente a comunidades rurales y remotas, como las de Talamanca, Limón y Golfito, donde la infraestructura eléctrica aún no ha sido completamente desarrollada o es insuficiente.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) es la entidad estatal encargada de la provisión de electricidad y telecomunicaciones en el país. Fundado en 1949, ICE ha jugado un papel crucial en la electrificación nacional, aunque ha enfrentado desafíos significativos a lo largo de los años, incluyendo la resistencia a diversas reformas y la competencia en el mercado de telecomunicaciones tras la apertura a empresas privadas en 2011.
Uno de los principales retos para ICE en alcanzar la electrificación universal es la complejidad geográfica de Costa Rica, que complica la expansión de la infraestructura en áreas montañosas y dispersas. A pesar de sus esfuerzos por ampliar la cobertura eléctrica mediante proyectos como la Planta Hidroeléctrica Reventazón, aún existen brechas significativas.
Además, ICE se ha comprometido con la sostenibilidad a través de iniciativas como la emisión de bonos verdes, destacando su papel en la promoción de una infraestructura sostenible y en el apoyo a la economía baja en carbono de Costa Rica. Estos bonos financian proyectos que cumplen con criterios estrictos de sostenibilidad, ayudando a refinanciar deudas de proyectos como la mencionada planta Reventazón.
La falta de acceso a la electricidad en estas comunidades no solo se traduce en una menor calidad de vida y limitaciones en el acceso a servicios básicos como educación y salud, sino que también refleja desigualdades más profundas en términos de desarrollo socioeconómico entre las zonas urbanas y rurales del país.
Mientras que el ICE ha hecho avances significativos en la transformación del sector eléctrico de Costa Rica hacia fuentes más sostenibles y en la expansión de su cobertura, el desafío de la electrificación universal persiste, especialmente en las áreas más aisladas y desfavorecidas del país.