Primeramente quisiera hacer público mi agradecimiento a las personas de Foro de Costa Rica " por haber escuchado nuestras voces e incluir un espacio en tan prestigioso "site" en el que se le dé alas a los más diversos comentarios de literatura y demás...
Quisiera utilizar este espacio para que compartamos fragmentos de libros que nos hayan gustado, o que tal véz no nos hayan gustado del todo, pero del cual podemos rescatar unas líneas que ya no estarán más en el libro solamente, sino que también estarán en nuestros corazones.
Te regalo uno; así decía mi amigo Oscar ( no es que esté muerto ), cada vez que al calor de una buena charla matizada por unas birras, nos dejábamos atrapar por su curriculum de libros leidos y que él iba, como un dios, desplegando ante nuestras mortales miradas.
De la misma manera, tendré el honor de decir; te regalo uno,
" Y recordó algo que le había dicho Bruno: que siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en él algo trágico, quizá hasta de sagrado, y a la vez de horrendo y vergonzoso. Siempre--decía--llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la de profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero ¿ qué máscara nos ponemos o que máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?
Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está entonces frente a la Divinidad, o por lo menos ante su propia e implacable conciencia. Y tal vez nadie perdone el ser sorprendido en esa última y esencial desnudez de su rostro, la más terrible y la más esencial de las desnudeces, porque muestra el alma sin defensa."
Sobre Héroes y tumbas
Ernesto Sábato
Quisiera utilizar este espacio para que compartamos fragmentos de libros que nos hayan gustado, o que tal véz no nos hayan gustado del todo, pero del cual podemos rescatar unas líneas que ya no estarán más en el libro solamente, sino que también estarán en nuestros corazones.
Te regalo uno; así decía mi amigo Oscar ( no es que esté muerto ), cada vez que al calor de una buena charla matizada por unas birras, nos dejábamos atrapar por su curriculum de libros leidos y que él iba, como un dios, desplegando ante nuestras mortales miradas.
De la misma manera, tendré el honor de decir; te regalo uno,
" Y recordó algo que le había dicho Bruno: que siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en él algo trágico, quizá hasta de sagrado, y a la vez de horrendo y vergonzoso. Siempre--decía--llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la de profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero ¿ qué máscara nos ponemos o que máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?
Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está entonces frente a la Divinidad, o por lo menos ante su propia e implacable conciencia. Y tal vez nadie perdone el ser sorprendido en esa última y esencial desnudez de su rostro, la más terrible y la más esencial de las desnudeces, porque muestra el alma sin defensa."
Sobre Héroes y tumbas
Ernesto Sábato