http://www.nacion.com/ln_ee/2009/octubre/24/opinion2134183.html
Bueno, este tema resulta un poco trillado, pero me parece importante sacarlo a relucir ahora que en estos días he estado viendo como con cierta frecuencia algunos señores han estado despotricando contra el pensamiento racional y relacionándolo con el fanatismo y la intolerancia.
Esta gente hace burdas proyecciones del pensamiento racional en regímenes que fueron enemigos acérrimos de la razón, como el nazismo o las dictaduras socialistas.
Una cosa que tuvieron en común esos dos tipos de regímenes, es precisamente el ataque sutil pero igualmente pernicioso que los mismos hacen al pensamiento racional, utilizando una parafernalia pseudocientífica que para los incautos constituye una prueba fehaciente de las barbaridades que se pueden cometer si sacamos a "Dios" como referente en la organización política, y que sin embargo, lejos de constituir alguna variante de pensamiento racional, se erigen como una versión renovada del oscurantismo característico de otras épocas.
Para el caso del nazismo, su relación con el pensamiento "frío" y racional no es más que un mito; dentro del mismo fueron difundidos ampliamente los valores cristianos en una forma más o menos secular. Su principal líder provenía de una familia católica y a través de su gobierno nunca mostró reticencias hacia los credos religiosos mayoritarios en Alemania(Catolicismo y Protestantismo).
Lo trascendente y el misticismo eran un elemento importante dentro de la ideología nacionalsocialista.
Este régimen además de mostrar un fuerte arraigo hacia muchos de los valores centrales del conservadurismo, tenía una forma característica de justificar sus delirios idílicos con respecto a la raza aria a través de la "ciencia", y es ahí donde los enemigos del laicicismo tergiversan para demostrar lo maligno que es el pensamiento racional de los científicos sin la iluminación de la fe.
Sin embargo, cualquiera con unas cuantas neuronas podrá notar que las alusiones de los nazis a la teoría de la evolución y en general a la selección natural no son más que una grosera tergiversación de la ciencias biológicas. Nadie en el gremio científico se toma en serio las "contribuciones" de los científicos nacionalsocialistas a la antropología y la biología.
Ahora pasando al marxismo, que parece ser el muñeco de paja predilecto para los antilaicicismo, la situación resulta un poco más compleja, ya que el materialismo dialéctico, caballo de batalla del comunismo soviético, constituye una filosofía muy mañosa que fácilmente puede confundirse con el pensamiento racional. Pero aquí el punto no es tanto atacar la filosofía marxista sino analizar su praxis a través de la URSS, que guarda más cosas en común con los rituales religiosos que con el pensamiento de Marx. Aquí los líderes soviéticos se erigen como los nuevos dioses; viven en palacios a pesar de que predican el bien común y el ascetismo, su autoridad nunca debe ser cuestionada, algunas de las cosas malas que hacen obedecen a un fin superior que aun no entendemos, sus hagiografías son enseñadas en todas las escuelas, sus imágenes no pueden faltar en ningún espacio público ni privado, en fin, la misma esencia del pensamiento religioso(especialmente el católico que venera imágenes), solo que aplicada a otro tipo de entidades falsas.
Ahora volviendo al tema de la razón y la ciencia, es claro que en tiempos modernos no podemos referirnos a estos conceptos sin tener en cuenta los mismos como cuasi-sinónimos de una crítica constante de todo aquello que sea objeto de estudio a través del método científico, y para el caso del nazismo y del marxismo soviético, el falsacionismo de sus tesis centrales era considerado una herejía por la cual murieron millones de personas; y es ahí donde considero que radica la charlatanería de los argumentos de quienes consideran que la ciencia sin la "guía" de la fe puede desencadenar en genocidios e injusticias, ya que la ciencia como sinónimo de crítica nunca en la historia de la humanidad ha estado al mando de ninguna región o país. Por el contrario, la fe gobernó irrestrictamente durante 10 siglos dejando un saldo indiscutiblemente negativo.
También me interesaría a través de este tema que se pueda esclarecer qué conceptos encierra esa moral "universal" que está en peligro si dejamos los preceptos cristianos, hasta el momento no lo tengo claro. ¿Cuál es el origen de esa moral universal? ¿La Biblia?¿Los 10 mandamientos?
Razón, fe y libertad
A propósito del debate sobre laicidad, han aparecido en estas páginas varias alusiones a las relaciones entre razón y fe, defendiendo esta última desde la salvaguardia de la libertad. Dos me parecen destacables: “La religión como tabaco del pueblo” de Joaquín Trigueros ( La Nación , Foro 27/09/09) y “¿Libre pensamiento?” de Víctor Mora ( La Nación , Foro, 15/10/09).
Creo importante dar una respuesta a este planteamiento por dos razones: la primera, para profundizar de una vez en el tema de la presencia de la religión en los espacios públicos, y la segunda, porque ambas opiniones enfatizan la desconfianza de la razón (laica).
Religión y espacio público. En su nota, Trigueros utiliza profusamente al filósofo alemán Jürgen Habermas, quien utiliza la metáfora de Max Weber de “tener mal oído para la tonada religiosa”, pero cuya opinión sobre el papel de la religión ha variado apreciablemente.
En efecto, el Habermas de los años sesenta era partidario de sacar la religión de todos los espacios públicos, algo que exigiría a las personas religiosas realizar un esfuerzo de “traducción al lenguaje secular” cuando participaran en dichos espacios.
Actualmente, Habermas establece una distinción importante: el lenguaje secular es solo obligado dentro del ámbito estatal, pero no necesariamente en los espacios públicos. Importa destacar que en el diálogo Habermas-Ratzinger, ambos coincidieron en esta distinción: el Estado debe ser completamente laico, pero el discurso religioso puede y debe permanecer en la plaza pública. Lamento que esta distinción no quedara clara en la nota de Trigueros. Pero lo que me parece más preocupante es que ambos, Trigueros y Mora, parten de la desconfianza de la razón laica (Trigueros) y científica fenomenológica (Mora), como fundamento de los criterios para el desarrollo de las sociedades.
Ante todo, es necesario aclarar que recordarnos esto a los defensores de la razón laica, nos parece como una insistencia en redescubrir el agua tibia. Hace más de un siglo que la filosofía –y en particular, la de orientación humanista– ha subrayado que hacer de la ciencia y la tecnología una nueva racionalidad normativa es un error descomunal (como lo probaron históricamente la Primera Guerra Mundial y el nazismo, por poner solo un par de ejemplos ilustrativos).
Ahora bien, coincidir en la necesidad de evitar ese error, no reduce en absoluto la creciente convicción de que para ello no es necesario apoyarse en la fe religiosa. En el fondo, estamos en presencia de la errada tesis de que la mejor fuente de moralidad no es otra que la que procede de la trascendencia religiosa. Ello se pone claramente de manifiesto cuando Mora afirma que, además de la ciencia, los puntales del pensamiento humano son: “la búsqueda razonada de un sentido filosófico, y la crítica social y personal nacida de un sentido trascendente y religioso”. Pero cabe preguntar: ¿Por qué la razón filosófica no puede contener la crítica social y personal? ¿Y por qué estas solo pueden nacer de un sentido trascendente y religioso? Evidentemente, el planteamiento religioso hace tiempo que tiene enormes dificultades para dar una respuesta convincente a estas preguntas.
Defensa de la libertad. Sin embargo, el avance de la razón laica necesita una condición indispensable: la defensa de la libertad, en particular de pensamiento y de conciencia. Ello significa que las personas tienen el derecho a creer en la trascendencia religiosa o a no creer en ella. Y coincido con Trigueros en que eso no es una cuestión de mera tolerancia, sino “directo ejercicio de un derecho fundamental”.
Llegados a este punto, cabría preguntarse por qué me parece tan preocupante hoy esa desconfianza de la razón. La causa en bien sencilla: si hace un siglo el mayor peligro para la razón era su versión cientificista y soberbia, ahora no es menor el riego de entrar en una fase de irracionalismo existencial y político, sobre todo ante el horizonte de amenazas materiales y simbólicas que enfrentamos.
Estoy convencido de que la defensa común de los valores fundamentales necesita de una racionalidad autocrítica e intersubjetiva que, sin embargo, parta de ese cuadro básico de valores acumulados. Una racionalidad que, en suma, siga siendo la base más segura de nuestra libertad.
Bueno, este tema resulta un poco trillado, pero me parece importante sacarlo a relucir ahora que en estos días he estado viendo como con cierta frecuencia algunos señores han estado despotricando contra el pensamiento racional y relacionándolo con el fanatismo y la intolerancia.
Esta gente hace burdas proyecciones del pensamiento racional en regímenes que fueron enemigos acérrimos de la razón, como el nazismo o las dictaduras socialistas.
Una cosa que tuvieron en común esos dos tipos de regímenes, es precisamente el ataque sutil pero igualmente pernicioso que los mismos hacen al pensamiento racional, utilizando una parafernalia pseudocientífica que para los incautos constituye una prueba fehaciente de las barbaridades que se pueden cometer si sacamos a "Dios" como referente en la organización política, y que sin embargo, lejos de constituir alguna variante de pensamiento racional, se erigen como una versión renovada del oscurantismo característico de otras épocas.
Para el caso del nazismo, su relación con el pensamiento "frío" y racional no es más que un mito; dentro del mismo fueron difundidos ampliamente los valores cristianos en una forma más o menos secular. Su principal líder provenía de una familia católica y a través de su gobierno nunca mostró reticencias hacia los credos religiosos mayoritarios en Alemania(Catolicismo y Protestantismo).
Lo trascendente y el misticismo eran un elemento importante dentro de la ideología nacionalsocialista.
Este régimen además de mostrar un fuerte arraigo hacia muchos de los valores centrales del conservadurismo, tenía una forma característica de justificar sus delirios idílicos con respecto a la raza aria a través de la "ciencia", y es ahí donde los enemigos del laicicismo tergiversan para demostrar lo maligno que es el pensamiento racional de los científicos sin la iluminación de la fe.
Sin embargo, cualquiera con unas cuantas neuronas podrá notar que las alusiones de los nazis a la teoría de la evolución y en general a la selección natural no son más que una grosera tergiversación de la ciencias biológicas. Nadie en el gremio científico se toma en serio las "contribuciones" de los científicos nacionalsocialistas a la antropología y la biología.
Ahora pasando al marxismo, que parece ser el muñeco de paja predilecto para los antilaicicismo, la situación resulta un poco más compleja, ya que el materialismo dialéctico, caballo de batalla del comunismo soviético, constituye una filosofía muy mañosa que fácilmente puede confundirse con el pensamiento racional. Pero aquí el punto no es tanto atacar la filosofía marxista sino analizar su praxis a través de la URSS, que guarda más cosas en común con los rituales religiosos que con el pensamiento de Marx. Aquí los líderes soviéticos se erigen como los nuevos dioses; viven en palacios a pesar de que predican el bien común y el ascetismo, su autoridad nunca debe ser cuestionada, algunas de las cosas malas que hacen obedecen a un fin superior que aun no entendemos, sus hagiografías son enseñadas en todas las escuelas, sus imágenes no pueden faltar en ningún espacio público ni privado, en fin, la misma esencia del pensamiento religioso(especialmente el católico que venera imágenes), solo que aplicada a otro tipo de entidades falsas.
Ahora volviendo al tema de la razón y la ciencia, es claro que en tiempos modernos no podemos referirnos a estos conceptos sin tener en cuenta los mismos como cuasi-sinónimos de una crítica constante de todo aquello que sea objeto de estudio a través del método científico, y para el caso del nazismo y del marxismo soviético, el falsacionismo de sus tesis centrales era considerado una herejía por la cual murieron millones de personas; y es ahí donde considero que radica la charlatanería de los argumentos de quienes consideran que la ciencia sin la "guía" de la fe puede desencadenar en genocidios e injusticias, ya que la ciencia como sinónimo de crítica nunca en la historia de la humanidad ha estado al mando de ninguna región o país. Por el contrario, la fe gobernó irrestrictamente durante 10 siglos dejando un saldo indiscutiblemente negativo.
También me interesaría a través de este tema que se pueda esclarecer qué conceptos encierra esa moral "universal" que está en peligro si dejamos los preceptos cristianos, hasta el momento no lo tengo claro. ¿Cuál es el origen de esa moral universal? ¿La Biblia?¿Los 10 mandamientos?