E
Epicureo
Invitado
La semana pasada conocí una chavala de buen ver, salimos dos veces y esta semana otras dos veces, finalmente aceptó mis propuestas carnales y miércoles pasamos la noche juntos. La "lucha libre" estuvo rebuena, pero se quedó dormida en la madrugada y empezó a tirarse pedos, primero eran unos vientillos ruidosillos y luego en una que se dio vuelta se mandó tremendo petardo que me asustó. Ni se despertó, yo me dormí. Al despertar por la mañana reanudamos la lucha y nos echamos el mañanero, cuando estaba encaramado me acordé de sus pedos y me sonreía, ella me preguntaba qué era lo que me hacía gracia pero no quise comentarle. Llegué a pensar que si yo también me pedorreo dormido y no me acuerdo, entonces mejor no darle color, pedos que no se escuchan, pena que no se siente.