“¿Qué pasará el día que algún equipo salga a presionar a Saprissa? No lo sabemos, porque la mayoría sale del camerino hecho un puño, muerto del miedo, esperando cuál será el primer latigazo del Monstruo”, con esta frase el periodista Gustavo Jiménez da una acertada radiografía del fútbol nacional: un equipo manda, los otros 11 chupan rueda.
El enunciado de Gustavo se desprende de la crónica del partido entre Brujas y Saprissa, que ganaron los morados contundentemente 2 a 0 el pasado miércoles 22 de abril.
Los hechiceros, quienes venían ascendiendo futbolísticamente, soñaban con hacerle daño a los pentamonarcas, pero ni siquiera le provocaron cosquillas.
Saprissa es amo y señor del futbol nacional, sus triunfos ya no son noticia, son una norma.
El Monstruo se perfila hacia su sexto título consecutivo, ya ni siquiera su más acérrimo rival, Alajuelense, le incomoda.
Los manudos dejaron de ser oposición y se convirtieron en ‘minoritario’, atrás quedaron las finales aguerridas que disputaban ambos cuadros. El bipartidismo se volvió oligarquía.
Mientras que los equipos emergentes, Liberia Mía o Puntarenas, afrontan el mismo destino que Brujas: cuando ven la casaca morada entran en pánico.
Herediano, por su parte, lleva más de 16 años de no levantar la copa.
Esto, aunque es digno de orgullo para los de la cueva y sus miles de seguidores, debe alarmar a todos los que tienen que ver con el futbol, una dictadura, sin importar del color que sea, no es sana para el desarrollo del balompié.
Es como si un gobierno ocupara el poder por más de dos periodos. ¿Dónde está la divergencia? ¿dónde está la pluralidad? ¿dónde está la competencia?
Las consecuencias de este fenómeno se harán evidentes con el pasar del tiempo, repercusiones económicas, desencantamiento de aficionados, estancamiento de las estrellas moradas y un futbol conformista y simplón en la selección nacional.
Por el contrario, si hubiera una mayor disputa, si los equipos le tuvieran menos miedo a Saprissa, veríamos un repunte del balompié; juegos más atractivos, jugadores más entregados, mayor nivel en la tricolor y gran interés por parte de anunciantes y aficionados. Es sencillo, ¿usted leería una novela cuyo final ya conoce?
O prefiere una que lo tenga al borde del suspenso con sus tramas y puntos de giro.
PAPI ES PAPI!
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/mayo/01/deportes1950984.html
El enunciado de Gustavo se desprende de la crónica del partido entre Brujas y Saprissa, que ganaron los morados contundentemente 2 a 0 el pasado miércoles 22 de abril.
Los hechiceros, quienes venían ascendiendo futbolísticamente, soñaban con hacerle daño a los pentamonarcas, pero ni siquiera le provocaron cosquillas.
Saprissa es amo y señor del futbol nacional, sus triunfos ya no son noticia, son una norma.
El Monstruo se perfila hacia su sexto título consecutivo, ya ni siquiera su más acérrimo rival, Alajuelense, le incomoda.
Los manudos dejaron de ser oposición y se convirtieron en ‘minoritario’, atrás quedaron las finales aguerridas que disputaban ambos cuadros. El bipartidismo se volvió oligarquía.
Mientras que los equipos emergentes, Liberia Mía o Puntarenas, afrontan el mismo destino que Brujas: cuando ven la casaca morada entran en pánico.
Herediano, por su parte, lleva más de 16 años de no levantar la copa.
Esto, aunque es digno de orgullo para los de la cueva y sus miles de seguidores, debe alarmar a todos los que tienen que ver con el futbol, una dictadura, sin importar del color que sea, no es sana para el desarrollo del balompié.
Es como si un gobierno ocupara el poder por más de dos periodos. ¿Dónde está la divergencia? ¿dónde está la pluralidad? ¿dónde está la competencia?
Las consecuencias de este fenómeno se harán evidentes con el pasar del tiempo, repercusiones económicas, desencantamiento de aficionados, estancamiento de las estrellas moradas y un futbol conformista y simplón en la selección nacional.
Por el contrario, si hubiera una mayor disputa, si los equipos le tuvieran menos miedo a Saprissa, veríamos un repunte del balompié; juegos más atractivos, jugadores más entregados, mayor nivel en la tricolor y gran interés por parte de anunciantes y aficionados. Es sencillo, ¿usted leería una novela cuyo final ya conoce?
O prefiere una que lo tenga al borde del suspenso con sus tramas y puntos de giro.
PAPI ES PAPI!
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/mayo/01/deportes1950984.html