El asunto estimado Kawas, es que Colosenses 1.15, no habla de creación de Cristo, sino que se limita a hablar de primogénito y no del primer creado, ya que la palabra empleada en el texto griego dice prototokos, (primogénito) mientras que según el diccionario griego español Vine, la palabra para griega para decir primer creado es prototikos.
Decir que Colosenses 1.15 habla de Cristo como el primer ser creado es torcer el contexto de todo el capítulo. Es más, en la traducción de la Biblia de los Testigos de Jehova, han tenido que introducir las palabras otras, para hacer creer a los lectores de esa biblia, que Cristo es el “primer creado” por lo cual, cuando se habla en Colosenses 1.16 de que por él fueron hechas TODAS, las cosas, la Biblia de los TJ, dice, las otras cosas, dando a entender así que Cristo siendo creado, creo todo lo demás.
Por ejemplo la Reina Valera traduce así:
Colosenses 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
La Biblia del Nuevo Mundo traduce así:
Colosenses 1.16 porque por medio de él todas las [otras] cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles, no importa que sean tronos, o señoríos, o gobiernos, o autoridades. Todas las [otras] cosas han sido creadas mediante él y para él. 17 También, él es antes de todas las [otras] cosas y por medio de él se hizo que todas las [otras] cosas existieran.
Que razón podrían tener los TJ, de introducir las palabras otras entre corchetes, cuando en el texto griego esas palabras no aparecen? La respuesta es obvia. Al verse evidenciados que Colosenses habla de Cristo como anterior a TODAS LAS COSAS CREADAS, no les queda más que torcer la Escritura con tal de negar la Divinidad de Cristo.
Falso, como ya se dijo anteriormente la palabra griega para decir primer creado es prototikos, y no prototokos que significa primogénito. En todo caso Kawas, usted mismo evidencia lo que los Testigos de Jehová enseñan. Colosenses 1.16, nunca hace esa distinción de (LAS OTRAS) COSAS y Cristo, ya San Pablo es claro cuando afirma que TODA la creación, fue hecha por el Verbo, mostrando así que el no es parte de esa creación, sino Señor de la creación. Es Más San Juan 1.1, demuestra claramente que el obrero maestro o vocero principal como usted lo llama, no es más que de condición divina, puesto que afirma:
San Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
1:2 Este era en el principio con Dios.
1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
San Juan es aún más claro al respecto. Afirma claramente que SIN ÉL NADA, de lo que ha sido hecho fue hecho.
Por lo cual nuevamente resulta curioso que en la traducción del nuevo mundo hayan tenido que recurrir nuevamente a cambiar el sentido de San Juan 1, afirmando que el Verbo es un "dios" cuando el texto griego no dice nada de eso.
Bro creo que estas haciendo un ciclo de estos textos biblicos pero creo que presente citas biblicas suficientes pero no razonas apartir de ellas. Voy a publicar cosas un poco mas digeribles:
En Juan 10:30, Jesús dijo: “Yo y el Padre somos uno”. Muchas personas utilizan este versículo para justificar su creencia de que Jesús y el Padre forman parte de un Dios trino. Pero ¿es eso lo que Jesús quiso decir?
Echémosle un vistazo al contexto. En el versículo 25, Jesús mencionó que sus obras las hacía
en el nombre de su Padre. Y en los versículos 27 al 29 explicó que
su Padre le había encomendado el cuidado de sus “ovejas”, refiriéndose a los discípulos. Estas dos declaraciones carecerían de sentido si Jesús y su Padre fueran el mismo ser. En este pasaje, lo que Jesús estaba diciendo podría resumirse así: “Nadie puede quitarme mis ovejas porque nadie puede quitárselas al Padre. Como mi Padre y yo somos tan unidos, quitármelas equivaldría a quitárselas a él”. Para ilustrar este punto de otro modo, imaginemos que un hijo dice: “Si alguien le hace daño a mi padre, es como si me lo estuviera haciendo a mí”. ¿Verdad que nadie pensaría que son la misma persona? Más bien, sus palabras demuestran la estrecha relación que existe entre ellos, igual que la que hay entre Jehová Dios y Jesús.
Ellos también son “uno” en el sentido de que tienen los mismos objetivos, normas y valores. Jesús nunca quiso independizarse de Dios, a diferencia de Satanás y de nuestros primeros padres. Él mismo explicó: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquiera cosas que Aquel hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera” (Juan 5:19; 14:10; 17:8).
Aunque Dios y Jesús son muy unidos, cada uno posee una personalidad distinta. Jesús tiene sus propios sentimientos, pensamientos y experiencias, y puede tomar decisiones por su cuenta. Aun así, decidió someterse a la voluntad de su Padre, pues él mismo declaró: “Que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Si Jesús no tuviera la posibilidad de tomar decisiones diferentes a las de su Padre, estas palabras no tendrían sentido. Además, si fueran realmente el mismo ser, indistinguible el uno del otro, ¿por qué le oró Jesús a Dios? ¿Y por qué admitió humildemente que había cosas que él no sabía, pero su Padre sí? (Mateo 24:36.)
En muchas religiones se rinde culto a dioses que luchan entre sí, pese a ser miembros de la misma familia. Por ejemplo, en la mitología griega, Cronos derrocó a su padre, Urano, y devoró a sus propios hijos. ¡Qué diferente es la relación que Jehová tiene con su Hijo! Entre ellos hay verdadera unidad y amor. Sin duda alguna, saber esto nos motiva a quererlos más. Jesús también habló de la posibilidad de estrechar nuestro vínculo con ellos cuando oró a favor de sus discípulos: “Hago petición [...] para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros” (Juan 17:20, 21).
JESÚS oraba con frecuencia a Dios, a quien llamaba Padre, y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo (Mateo 6:9-11; Lucas 11:1, 2). En una oración que hizo junto con sus apóstoles, tan solo unas horas antes de morir, Jesús elevó esta petición: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu hijo, para que tu hijo te glorifique a ti [...]. Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti,
el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:1, 3).
Como puede notarse, Jesús oró a alguien a quien llamó
“el único Dios verdadero”. Y luego señaló la posición superior de Dios al decir: “Así que ahora, Padre, glorifícame
al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera” (Juan 17:5). Puesto que Jesús pidió en oración estar
al lado de Dios, ¿cómo podría ser él al mismo tiempo “el único Dios verdadero”? Examinemos este asunto.
[h=3]El puesto de Jesús en el cielo[/h]Pocas horas después de hacer esta oración, Jesús fue ejecutado. Sin embargo, no estuvo muerto mucho tiempo: tan solo desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana (Mateo 27:57–28:6). “A este Jesús lo resucitó Dios —dijo el apóstol Pedro—, del cual hecho todos nosotros somos testigos.” (Hechos 2:31, 32.) ¿Podría haberse resucitado a sí mismo? No, pues según la Biblia, los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). Fue “el único Dios verdadero”, el Padre celestial de Jesús, quien resucitó a su Hijo (Hechos 2:32; 10:40).
Poco tiempo después, un discípulo cristiano llamado Esteban fue víctima mortal de la persecución religiosa. Justo antes de morir lapidado, se le concedió una visión, y exclamó: “¡Miren! Contemplo los cielos abiertos, y al
Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios” (Hechos 7:56). De modo que Esteban vio a Jesús, el
“Hijo del hombre”, ocupando en el cielo un puesto de apoyo al Creador —“a la diestra de Dios”—, tal como había estado ‘al lado de Dios’ antes de venir a la Tierra (Juan 17:5).
Tras la ejecución de Esteban, Jesús se apareció milagrosamente a Saulo, más conocido por su nombre romano, Pablo (Hechos 9:3-6). Cuando Pablo estuvo en la ciudad griega de Atenas, habló del “Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él”, y dijo que este Dios, “el único Dios verdadero”, juzgará “la tierra habitada con justicia
por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con
haberlo resucitado de entre los muertos” (Hechos 17:24, 31). Aquí el apóstol Pablo se refirió a Jesús como “un varón” —por lo tanto, inferior a su Padre— a quien Dios le había devuelto la vida celestial.
El apóstol Juan también habló de Jesús como alguien subordinado a Dios. Dijo que había escrito su Evangelio a fin de que los lectores llegaran a creer que “Jesús es el Cristo
el Hijo de Dios”, no el propio
Dios (Juan 20:31). Juan también recibió una visión del cielo en la que vio al “Cordero”, identificado en su Evangelio como Jesús (Juan 1:29). El Cordero está de pie con 144.000 seres espirituales. Ellos “han sido comprados [o resucitados] de la tierra”, y según explica Juan, “tienen escritos en sus frentes
el nombre de él [el Cordero] y
el nombre de su Padre” (Revelación [Apocalipsis] 14:1, 3).
¿Podría ser “el Cordero” el mismo que “su Padre”? Es obvio que no. La Biblia los presenta como dos seres distintos, e incluso les da nombres diferentes.
[h=3]El nombre del Cordero y el del Padre[/h]Como hemos visto, el nombre que recibe el Hijo de Dios, el Cordero, es Jesús (Lucas 1:30-32). Ahora bien, ¿cuál es el nombre de su Padre? En la Biblia aparece miles de veces. Por ejemplo, Salmo 83:18 dice: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. Lamentablemente, el nombre de Dios, Jehová, ha sido sustituido en muchas versiones de la Biblia por los términos “SEÑOR” y “DIOS”, escritos a veces en mayúscula con el supuesto fin de distinguir a Jehová de otros dioses y señores.Sin embargo, en muchas traducciones de la Biblia se mantiene el nombre divino donde corresponde.
Casiodoro de Reina es un ejemplo de un traductor que conservó el nombre divino, Jehová, donde corresponde. En la introducción a su versión, que se editó en 1569 y llegó a conocerse como La Biblia del Oso, explicó: “Habemos retenido el nombre (Jehová) no sin gravísimas causas. Primeramente porque dondequiera que se hallará en nuestra versión está en el texto hebreo, y nos pareció que no lo podíamos dejar ni mudar en otro sin infidelidad y sacrilegio singular contra la Ley de Dios”. Sobre “la superstición judaica [de] no pronunciar el nombre Jehová”, dijo: “Salió esta ley encaminada del diablo para con pretexto de reverencia sepultar y poner en olvido en el pueblo de Dios su santo nombre” (ortografía actualizada). Cabe señalar que el mismo respeto se demuestra en muchas versiones preparadas por misioneros.
[h=3]El Padre es superior al Hijo[/h]Jesús enseñó a sus discípulos a pedir en oración: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre”. La Biblia indica que nuestro Padre celestial, cuyo nombre es Jehová, es superior a su Hijo. Por ejemplo, Jehová es “desde siempre hasta siempre”. Pero también dice que Jesús es el “Primogénito de toda la creación”. El hecho de que Jehová es superior lo expuso Jesús mismo al decir: “El Padre es más grande que yo” (Mateo 6:9; Salmo 90:1, 2; Colosenses 1:15; Juan 14:28, ).
La superioridad del Padre sobre el Hijo, así como el hecho de que el Padre es alguien aparte, se hacen patentes también en las oraciones de Jesús, como la que hizo antes de su ejecución: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa [es decir, una muerte ignominiosa].
Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Si Dios y Jesús son “iguales en esencia”, según afirma la doctrina de la Trinidad, ¿cómo pudiera la voluntad, o el deseo, de Jesús parecer diferente a la voluntad de su Padre? (Hebreos 5:7, 8; 9:24.)
Además, si Jehová y Jesús fueran el mismo, ¿cómo podría ser que uno estuviera al tanto de asuntos que el otro desconociera? Por ejemplo, Jesús dijo con relación al tiempo del juicio de este mundo: “Respecto a aquel día o la hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo,
ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32).
Una pregunta Muy personal por cree que fue necesario los concilios Eclisiasticos para determinar si jesus era Dios