Confieso que ese sentimiento me está afectando, y sí, antes hasta me puse a llorar…a veces hay que respirar muy profundo, tragarse la parte emocional y poner a funcionar la parte racional, y sí, a veces duele, pero de lamentaciones nadie vive, se vive de realidades.
Confieso que el trabajo me está desmotivando mucho, no estoy dando abasto, todos los días algo nuevo, uffff, el estrés no es buen consejero…definitivo son mis jefes lo que me tiene ahí
Confieso que me gustaría hacer esas pruebas, a ver qué tal, comprobar por mi misma cuánta es mi capacidad, puede ser un reto interesante.
Confieso que aaaammoo mi viejita, con todas sus “chocheras”, terquedades, ideas, y ocurrencias, doy gracias a Dios cada día por tenerla, mi vida estaría muy desierta sin ese oasis en ella.
Confieso que llevo dos días intentándolo, realmente me cuesta, me siento para el arrastre, pero quiero ver resultados, así que voy a ponerle ganas.
Confieso que a veces un abrazo así, inocente y desinteresado, cómo llena!!!
Confieso que …”no lloro por ti, lloro por mí, por lo que dejé ir, por lo que quise y ya no va a ser, por lo que tengo y por lo que voy a tener, por ese camino que recorrí y no puedo descorrer, porque hay sueños que se quedan en nostalgias, y realidades que se convierten en lamentaciones, lloro por ese nosotros que ya no conoceremos, por no haber podido ver tu rostro aunque sea una vez, por no saber cómo es tu voz, ni cómo sería tu abrazo…por no poder tocarte con cariño y por dejar morir nuestro destino”…