Que pasa con la sociedad, como llegan a estos extremos y luego que futuro espera a nuestros hijos, con gente que piensa de esta forma.
Ahora si, ya con el tema en mano cuando yo tenía 30 años, tuve una oportunidad con madre e hija, pero en diferentes tiempos, ósea estuve con la hija en X fecha y par de meses después fue con la mama, entonces pues no había conflicto de que todavía estuviera saliendo con la hija. Mae de las experiencias más locas y que recuerdo con mayor añoranza
Viendolo en perspectiva, no se dio de un día para otro, yo siempre fui pelotero con la suegra, y a veces que la nena y yo salíamos la invitabamos, o para ir a comer, o para salir en general, no solo guaro, yo a veces la invitaba, porque la señora se apuntaba y vacilaba aparte de estar bellisima
Entonces cuando yo llegaba a la casa y no había llegado la hija, no era raro que ella y yo nos sentaramos a hablar con una birra o contar chistes y tonteras y como que la confianza se fue dando de esa forma.
El susodicho día, fue luego de haber terminado con la hija, yo de casualidad estaba en la casa de unos compas, donde la señora llegó a dejar un encargo de no se que. Al final, como yo ya le tenía confianza a la señora, le dije "venga quedese echese una birra con nosotros" y pues la doña se quedo, su buen par de horas.
Fue un sabado en la tarde, y de casualidad yo ese día tenía que jalar a las 6 pm porque iba para otro chante. Como a las 6 pm se vuelve la doña y dice, "bueno ya me voy", y otro compa dice "mae Dante usted también tenía que jalar, porque no la lleva para que no camine".
La doña era un mujerón, pero yo pensaba que estaba fuera de mi alcance, entonces si fui simpático y todo, pero no hice avance. Igual la doñita un cagadon de risa, entonces igual ibamos vacilando en el carro. Para cuando llegamos a la casa de ella, estaban las luces apagadas y yo dije, "mirá no hay nadie, por dicha para que no se enoje su hija de que usted anda conmigo echandose las birras" y me respondió "hoy no viene temprano salió con el noviecillo nuevo y seguro vuelve hasta tarde como siempre"
De insufacto la trifecta dorada, 1. verme a los ojos, 2. luego verme los labios y 3. sutilmente morderse un labio, me indicó que el momento era ese, donde tenía que actuar de inmediato o perdía la oportunidad para siempre, y suazzz hasta la cocina fui a parar. Solo una vez pasó, pero rajado de las mejores experiencias de mis recuerdos.