Un sujeto regresa a casa después de visitar al médico,
y le informa a su esposa que sólo le quedan 24
horas de vida.
La esposa recibe la noticia afligida, y pregunta
al marido qué puede hacer por él.
El hombre contesta que dado que sólo le restan
24 horas de vida y quisiera pasarlas muy bien en romántico
ambiente.
La esposa accede a la petición de su esposo,
y hacen el amor apasionadamente hasta quedarse
dormidos.
Pasado un buen rato el hombre mira su reloj
y se da cuenta de que solo le quedan 18 horas de
vida.
Despierta a la mujer y le pide lo complazca
nuevamente, a lo que ella accede.
Más tarde el hombre echa un vistazo a su reloj
y puede ver que ya únicamente cuenta con 12
horas de vida.
Vuelve a despertar a su mujer y de nuevo se
entregan a la pasión.
Entrada la madrugada, el hombre mira nuevamente
su reloj y calcula que ya sólo le quedan 4 horas de
vida.
Toca el hombro de su mujer para despertarla,
pero ésta despierta, voltea a verlo enfadada y
le dice:
¡Ya güevon!
¡Como como usted no tiene que levantarse mañana a la vela!
y le informa a su esposa que sólo le quedan 24
horas de vida.
La esposa recibe la noticia afligida, y pregunta
al marido qué puede hacer por él.
El hombre contesta que dado que sólo le restan
24 horas de vida y quisiera pasarlas muy bien en romántico
ambiente.
La esposa accede a la petición de su esposo,
y hacen el amor apasionadamente hasta quedarse
dormidos.
Pasado un buen rato el hombre mira su reloj
y se da cuenta de que solo le quedan 18 horas de
vida.
Despierta a la mujer y le pide lo complazca
nuevamente, a lo que ella accede.
Más tarde el hombre echa un vistazo a su reloj
y puede ver que ya únicamente cuenta con 12
horas de vida.
Vuelve a despertar a su mujer y de nuevo se
entregan a la pasión.
Entrada la madrugada, el hombre mira nuevamente
su reloj y calcula que ya sólo le quedan 4 horas de
vida.
Toca el hombro de su mujer para despertarla,
pero ésta despierta, voltea a verlo enfadada y
le dice:
¡Ya güevon!
¡Como como usted no tiene que levantarse mañana a la vela!