Y
yercomrade
Invitado
Es enormemente conocido el experimento del psicólogo Frederic Skinner sobre “superstición” en palomas. Éste consistía en la presentación, cada 12-15 segundos, de una dosis de comida independientemente de la conducta de los animales. Skinner observó que, tras cierto número de ensayos, las palomas mostraban una serie de conductas repetitivas, que él atribuyó al desarrollo de una superstición. Es decir, la comida habría reforzado alguna conducta emitida aleatoriamente por la paloma en algún momento, de manera que la paloma habría “aprendido” que dicha conducta era la causante del suministro de comida. O, expresado de un modo empírico a la manera de Skinner, debido al emparejamiento entre una respuesta aleatoria y el suministro de comida, se habría incrementado la probabilidad de aparición de dicha respuesta. Este mecanismo fue el origen de un modelo sobre la conducta supersticiosa en seres humanos, y este experimento fue replicado otras veces con sujetos humanos.
Si extrapolamos está conducta de las palomas a los seres humanos, podemos explicar porque cada superstición en específico tiene un conjunto de conductas repetitivas que se usan para obtener consecuencias positivas, cristianos que oran esperando milagros, tribus indígenas que sacrificaban personas esperando lluvia, el Korbán judío que por medio del derramamiento de sangre de animales adoraban a su dios para obtener beneficios, nada muy diferente a las palomas que con conductas aleatorias repetitivas, como mover las alas, golpear el suelo con el pico, retorcer el cuello, esperaban recibir algo positivo. Lógicamente esto explicaría la forma como el hombre empezó a ser presa de la superstición cuando su sistema nervioso evolucionó y empezó a tener inteligencia y consciencia, hoy día es simple herencia que va pasando de generación en generación.
Si extrapolamos está conducta de las palomas a los seres humanos, podemos explicar porque cada superstición en específico tiene un conjunto de conductas repetitivas que se usan para obtener consecuencias positivas, cristianos que oran esperando milagros, tribus indígenas que sacrificaban personas esperando lluvia, el Korbán judío que por medio del derramamiento de sangre de animales adoraban a su dios para obtener beneficios, nada muy diferente a las palomas que con conductas aleatorias repetitivas, como mover las alas, golpear el suelo con el pico, retorcer el cuello, esperaban recibir algo positivo. Lógicamente esto explicaría la forma como el hombre empezó a ser presa de la superstición cuando su sistema nervioso evolucionó y empezó a tener inteligencia y consciencia, hoy día es simple herencia que va pasando de generación en generación.