Me imagino que a pesar del sueño no me he podido dormir para que me rinda el sábado, aunque del sábado me queden -25 minutos, jejejeje... Es que estoy tan ansiosa con ese asunto, desde que me enteré no he podido dormir bien. Por un lado es la oportunidad que hace mucho he estado esperando. No puedo decir que es lo más lejos que podría llegar, pero del proceso de formación en el que empecé esto era lo que me falta por aprender. Y si me pongo a pensar en las cosas que dependen de mi desempeño en esto... huy... no es para menos sentirme nerviosa.Todo el tiempo estoy imaginandome cómo será, qué hacer, qué decir, que no hacer, que no decir. Siempre he detestado sentirme nerviosa, es horrible. Pero no puedo dejar que el miedo me haga dudar.
Lo que me dijo hoy el grupo me dejó más confundida. No sé qué ha pasado, pero cada vez que voy me desanimo mucho. Aun así sigo yendo porque con todo y todo el grupo me agrada y estoy tratando de ser más sociable. No sé a quien escuchar. No sé si realmente son muy duros conmigo o es que yo soy demasiado sensible a la crítica. Hoy los sentí condescendientes y tanto ser groseros como ser condescendientes es algo negativo. A nadie le gustan las críticas crueles pero tampoco quiero que me suavicen las cosas por lástima.
Ayer caí en cuenta. Aunque es cierto que existen muchas injusticias, también hay personas que nos ayudan. Recordé que tanto él como otras personas me dieron una ayudita en el camino. ¿Qué hay personas serruchapisos? Sí, también, pero no le veo el sentido a darle atención a esas personas, prefiero recordar a quienes me han ayudado. Y él me ayudó. El simple hecho de que me escuchara y me dijera: bueno, vamos a probar a ver como le va, depende de ud, si le vemos potencial podrían haber otras opciones. No me regaló nada que yo no me mereciera, nada. Pero el simple hecho de escucharme y darme una alternativa fue un apoyo demasiado grande. Siempre fui una persona tan aparte, tan callada, tan invisibilizada... y era invisible por mi actitud, el tipo de persona que trata de que ni se oigan sus pasos para que no la noten. Siempre he tenido un miedo a que me escuchen, miedo a hablar, a decir lo que quiero, lo que pienso, lo que siento... y por eso es que esta semana es un gran reto: porque tengo que aprender a hablar, decir lo que quiero, pienso y siento. Tengo que saber que aunque aquel trabajo en un rincón de la oficina no me hacía menos, también es cierto que podía (y puedo) hacer más. Demostrar que yo también merezco estar en el centro y ser escuchada.