Como usuario diario del transporte público, para mí lo peor es:
- El chofer que pone la radio a todo volumen, ya que casi siempre viajo con un chofer de esos. Lamentablemente, ahora no solo aplica a los famosos chatas con su música con volumen a niveles altísimos galácticos con sus teléfonos.
- Los asientos reincómodos, pues algunos buses en los que he viajado, es casi imposible acomodarse al sentarse, ya que como que las filas están muy juntas una de otra y no hay espacio. Toca abrir las piernas para estar algo cómodo, o peor aún, sentarse de medio lado.
- Golpearse accidentalmente la cabeza con uno de los tubos (agarraderas) o con el techo al bajarse de los últimos asientos si están algo elevados (en los buses antiguos). Aunque eso pocas veces me pasa, pues no soy muy alto.
- Los domingos, que a veces son un dolor de cachimba, más que nada en las mañanas, pues algunas empresas de buses modifican los horarios, supongo que es porque casi nadie trabaja ese día. Pero algunos de ellos parecen que pasan a la hora que se les da la gana, arriesgándome a llegar tarde al trabajo, a pesar de que salga temprano de la casa. Con todo esto, a veces hace falta un buen carro.
- Soportar el estrés por las hijueputas presas cuando creo que voy a llegar tarde. Peor si el chofer hace paradas a cada rato.
- Los dizque rehabilitados, desempleados "recientemente" y que dicen que tienen un hijo con alguna discapacidad u hombres que supuestamente salieron de la cárcel (que francamente no sé qué tan cierto llega a ser todo esto que dicen) empiezan a recitar un sermón (que a veces cansa, sinceramente) para luego pedir dinero a los pasajeros a cambio de golosinas (en especial, popis) o simplemente dinero y ya, sin nada a cambio.
- Quienes tardan una vida al bajarse en las gradas, aunque debería ser más comprensivo si son adultos mayores.
- Tratar de acomodarse con todo y bulto y paraguas cuando llueve.
- Cuando está lloviznando, tener que cerrar la ventana, a veces es molesto.
- Alumnos escandalosos de colegio que van atrás, aunque eso no siempre pasa por las vacaciones, afortunadamente.
- Y una de las cosas más incomodas para mi es quienes patean el asiento por detrás, en especial esos mocosos inquietos.