Oscar86
ANÓNIMO
"El fruto más dulce siempre será el que está cerca de la copa del árbol"
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Capitulo I
Siempre he sido un convencido de que la ética del hombre es su mayor tesoro, un hombre sin palabra es un ser insignificante pero, solo hay una cosa en este mundo que puede hacer que un imperio se levante o caiga, que se construya una muralla o se desvanezca el azul del cielo, que una flor se marchite o que su olor sea fragancia de los versos más hermosos, y esa cosa es una mujer.
Soy un sujeto ya entrado en años, 37 para ser exactos, mi cabello empezó a caerse hace un par de años, las canas han brotado de mis sienes y barba, mi abdomen que lucía marcado en mi juventud ha dado paso a unos cuantos rollitos y mi piel del rostro luce algunas patas de gallo y arrugas, sin embargo, guardo algunos atributos físicos y mayoritariamente de personalidad que me ha llevado a ser un buen "cazador".
Lo más excitante además de ligar a una mujer liberal es ligar a una mujer conservadora, hogareña y reservada, pero que sea de otro hombre, esto como dije al inicio de esta historia, va contra mi ética, contra mis principios, contra la solidaridad masculina sin embargo, también es cierto que, las mujeres pueden detener hasta la meditación de un monje tibetano.
La conocí una mañana, ella ingresaba a su trabajo a las 9 am, al principio no me llamó mucho la atención pues no era una mujer en la cual yo pusiera mi atención aún que tiene muchos de los atributos físicos que me encantan, ojos cafés, su pelo es castaño, piel trigueña y un poco más alta que el promedio de mujer, no era flaca ni gorda, mas bien llenita, ese día vestía un pantalón negro de tela lisa y una blusa de rombos negros y blancos que podía notar por debajo de su gabacha de farmacéutica, debo de escribirles, que esa mirada de ojitos cafés miel sobre esa mascarilla, eran penetrantes e invitaban a perderse en ellos.
- Hola, mi nombre es Oscar, soy el jefe de sistemas. Cuál es tu nombre? Le dije cuando me acerque a su cubículo.
- Hola! Bienvenido, soy Fabiola.
- Voy a estar aquí para lo que necesites, así que si urges de algún detalle podés buscarme en mi cubículo, con gusto te ayudo. Le respondí.
- Muchas gracias!
A la hora del almuerzo, tipo 1 pm, coincidimos en el comedor, solo quedaba una silla y era frente a ella, no dude en sentarme y pudimos hablar un poco más, pude enterarme que era joven, tiene 29 años, tiene una niña de 7 y que quiere tener otro para "cerrar la fábrica", su marido trabaja para una empresa transnacional de panes y al parecer, están en una luna de miel desde hace 8 años.
En ese momento, consumiendo mi almuerzo que aliste en mi casa, podía ver sus facciones del rostro, su cabello, sus pechos medianos entre el escote y escuchar su voz que tenía un tono agradable.
Al terminar mi día laboral, para salir debía pasar cerca de su oficina, me despedí como forma de ser cortés
- hasta mañana doctora!
- gracias! Hasta mañana don Oscar! Y bienvenido nuevamente.
Al llegar a mi casa, mi hermosa esposa me recibió con un beso y tinto recien hecho, como me agrada, negro y cargado, conversamos a cerca de nuestro día, le había ido bien en su trabajo en una empresa de seguros y planearon una fiesta ya que se acercaba diciembre y debían celebrar su salida a vacaciones, que irían todos, sin embargo no estaba segura de ir ya que estaría presente un sujeto que la había acosado tiempo atrás aunque en esa ocasión creo que denunció la actitud más por compromiso conmigo que por no querer, siendo honesto el sujeto no era un hombre feo más bien, tenía su atractivo, obviamente mostré algo de recelo hacia lo que podía hacer él, pero me excitaba la idea de que ella tuviera sexo con el sujeto y que llegara en la noche satisfecha y yo poder darle más sexo.
- y a ti como te fue en el primer día?
- pues bien, son muy agradables y tengo a lo que pude ver un buen equipo de trabajo, creo que me acostumbraré rápido.
Esa noche tuve sexo con mi esposa, eyaculé adentro de ella, pero, tenía un pequeño morbo por la doctora que había conocido ese día, tenía un "no se qué" que me volvía loco.
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Capitulo I
Siempre he sido un convencido de que la ética del hombre es su mayor tesoro, un hombre sin palabra es un ser insignificante pero, solo hay una cosa en este mundo que puede hacer que un imperio se levante o caiga, que se construya una muralla o se desvanezca el azul del cielo, que una flor se marchite o que su olor sea fragancia de los versos más hermosos, y esa cosa es una mujer.
Soy un sujeto ya entrado en años, 37 para ser exactos, mi cabello empezó a caerse hace un par de años, las canas han brotado de mis sienes y barba, mi abdomen que lucía marcado en mi juventud ha dado paso a unos cuantos rollitos y mi piel del rostro luce algunas patas de gallo y arrugas, sin embargo, guardo algunos atributos físicos y mayoritariamente de personalidad que me ha llevado a ser un buen "cazador".
Lo más excitante además de ligar a una mujer liberal es ligar a una mujer conservadora, hogareña y reservada, pero que sea de otro hombre, esto como dije al inicio de esta historia, va contra mi ética, contra mis principios, contra la solidaridad masculina sin embargo, también es cierto que, las mujeres pueden detener hasta la meditación de un monje tibetano.
La conocí una mañana, ella ingresaba a su trabajo a las 9 am, al principio no me llamó mucho la atención pues no era una mujer en la cual yo pusiera mi atención aún que tiene muchos de los atributos físicos que me encantan, ojos cafés, su pelo es castaño, piel trigueña y un poco más alta que el promedio de mujer, no era flaca ni gorda, mas bien llenita, ese día vestía un pantalón negro de tela lisa y una blusa de rombos negros y blancos que podía notar por debajo de su gabacha de farmacéutica, debo de escribirles, que esa mirada de ojitos cafés miel sobre esa mascarilla, eran penetrantes e invitaban a perderse en ellos.
- Hola, mi nombre es Oscar, soy el jefe de sistemas. Cuál es tu nombre? Le dije cuando me acerque a su cubículo.
- Hola! Bienvenido, soy Fabiola.
- Voy a estar aquí para lo que necesites, así que si urges de algún detalle podés buscarme en mi cubículo, con gusto te ayudo. Le respondí.
- Muchas gracias!
A la hora del almuerzo, tipo 1 pm, coincidimos en el comedor, solo quedaba una silla y era frente a ella, no dude en sentarme y pudimos hablar un poco más, pude enterarme que era joven, tiene 29 años, tiene una niña de 7 y que quiere tener otro para "cerrar la fábrica", su marido trabaja para una empresa transnacional de panes y al parecer, están en una luna de miel desde hace 8 años.
En ese momento, consumiendo mi almuerzo que aliste en mi casa, podía ver sus facciones del rostro, su cabello, sus pechos medianos entre el escote y escuchar su voz que tenía un tono agradable.
Al terminar mi día laboral, para salir debía pasar cerca de su oficina, me despedí como forma de ser cortés
- hasta mañana doctora!
- gracias! Hasta mañana don Oscar! Y bienvenido nuevamente.
Al llegar a mi casa, mi hermosa esposa me recibió con un beso y tinto recien hecho, como me agrada, negro y cargado, conversamos a cerca de nuestro día, le había ido bien en su trabajo en una empresa de seguros y planearon una fiesta ya que se acercaba diciembre y debían celebrar su salida a vacaciones, que irían todos, sin embargo no estaba segura de ir ya que estaría presente un sujeto que la había acosado tiempo atrás aunque en esa ocasión creo que denunció la actitud más por compromiso conmigo que por no querer, siendo honesto el sujeto no era un hombre feo más bien, tenía su atractivo, obviamente mostré algo de recelo hacia lo que podía hacer él, pero me excitaba la idea de que ella tuviera sexo con el sujeto y que llegara en la noche satisfecha y yo poder darle más sexo.
- y a ti como te fue en el primer día?
- pues bien, son muy agradables y tengo a lo que pude ver un buen equipo de trabajo, creo que me acostumbraré rápido.
Esa noche tuve sexo con mi esposa, eyaculé adentro de ella, pero, tenía un pequeño morbo por la doctora que había conocido ese día, tenía un "no se qué" que me volvía loco.