Mecafilia: el extremo de la pasi
Porque hablar sobre la mecafilia es muy bizarro, pero lo es más aún reconocer que eres un mecáfilo y afirmar que has tenido sexo con más de 1.000 coches. Si, habéis leido bien, con más de 1.000 coches, no en más de 1.000 coches.
Nuestro personaje del año es Edward Smith, protagonista de un documental que emitirá la cadena británica Chanel Five sobre la mecafilia, una de esas parafilias extrañas en las que sus practicantes se sienten atraidos sexualemente por las máquinas. Y en este caso concreto, por los coches. Según relata el protagonista, no se avergüenza de sus preferencias sexuales y afirma que lleva practicándola desde los 15 años.
Actualmente comparte amoríos con un Volkswagen Beetle, al que llama cariñosamente Vanilla, aunque ha tenido otras novias, como un Opel GT del ‘73 o un Ford Ranger Splash del ‘93. Aunque los coches parece que se le quedan pequeños, porque relata que alcanzó el climax extremo practicando este peculiar sexo con un helicoptero. Pero no un helicóptero cualquiera, no, tenía que ser uno famoso, concretamente el protagonista de la serie de los ‘80 Airwolf.
. En este caso, el coche es el verdadero protagonista. No quiero ser mal pensado ni amargarle el día a nadie, pero se me ocurre un único agujero…
Porque hablar sobre la mecafilia es muy bizarro, pero lo es más aún reconocer que eres un mecáfilo y afirmar que has tenido sexo con más de 1.000 coches. Si, habéis leido bien, con más de 1.000 coches, no en más de 1.000 coches.
Nuestro personaje del año es Edward Smith, protagonista de un documental que emitirá la cadena británica Chanel Five sobre la mecafilia, una de esas parafilias extrañas en las que sus practicantes se sienten atraidos sexualemente por las máquinas. Y en este caso concreto, por los coches. Según relata el protagonista, no se avergüenza de sus preferencias sexuales y afirma que lleva practicándola desde los 15 años.
Actualmente comparte amoríos con un Volkswagen Beetle, al que llama cariñosamente Vanilla, aunque ha tenido otras novias, como un Opel GT del ‘73 o un Ford Ranger Splash del ‘93. Aunque los coches parece que se le quedan pequeños, porque relata que alcanzó el climax extremo practicando este peculiar sexo con un helicoptero. Pero no un helicóptero cualquiera, no, tenía que ser uno famoso, concretamente el protagonista de la serie de los ‘80 Airwolf.
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