Después de varios meses de andar por FDCR samueleando temas me decidí unirme para contar una que otra de mis anécdotas.
Esto me pasó hace cerca de dos años. Iba en bus de San José para mi casa, a la hora pico en transporte público. ¡Qué tuanis!.Con aquel entusiasmo de las presas y todas las penurias que implica salir de Chepe a esa hora me subí al bus, tuve la suerte de tomar un asiento del lado del pasillo, con forme se iba llenando se disponía gente en el pasillo. Finalmente el bus estaba lleno, y salió de la terminal. Apagaron las luces.
A los pocos minutos del trayecto escuché una voz aparentemente de un joven que le cedía el asiento a una muchacha que venía de pie a mi lado. En la oscuridad del bus no se distinguían rostros, solamente simples sombras. Pensé "Qué lindo y qué buena nota, todavía falta rato para llegar y aun así le dio el campo"
Pero poco faltó para empezar a sentir el roce del muchacho este en mi hombro... En ese instante el "Qué lindo" pasó a "¡¿Este imbécil quién se cree?!" No voy a mentir, no es la primera vez que algún degenerado hace eso, pero esta vez fue diferente. Conforme se sentía la erección en mi hombro a través del pantalón de vestir en lugar de sentir el asco que por lo general me produce... me sentí excitada. La sensación de su pene duro de un completo extraño restregándose con un cierto ritmo que marcaba el bamboleo del bus y el tener tanta gente al rededor aumentó la exitación por mil. Entonces empezamos un jugueteo disimulado en la oscuridad, mi brazo se apoyaba completamente sobre su entrepierna, él, tomado de la barra del bus empujaba su pelvis contra mi ... llegué inclusive a acercar mi cara a su entrepierna. Tuve ese duro y suculento pene erecto a centímetros de mi cara.
En ese momento deseaba sacarle el pene ahí mismo delante de todos y darle el mejor oral de su vida, tenía la boca hecha agua, y de mi ropa interior que ni se hable... Continuamos en ese jugueteo cerca de 20 minutos, cuando ya no podía más con la ansiedad y la excitación, sin avisar ni nada caminó hacia atrás en el bus y en cuanto éste se detuvo y encendieron las luces... se bajó sin poder verle el rostro... Hasta este día no sé quién fue. Ese extraño sin ni siquiera una palabra me generó más morbo que cualquier otro.
Después de eso duré meses registrando a todos en la fila del bus con la esperanza de reconocerlo...
Esto me pasó hace cerca de dos años. Iba en bus de San José para mi casa, a la hora pico en transporte público. ¡Qué tuanis!.Con aquel entusiasmo de las presas y todas las penurias que implica salir de Chepe a esa hora me subí al bus, tuve la suerte de tomar un asiento del lado del pasillo, con forme se iba llenando se disponía gente en el pasillo. Finalmente el bus estaba lleno, y salió de la terminal. Apagaron las luces.
A los pocos minutos del trayecto escuché una voz aparentemente de un joven que le cedía el asiento a una muchacha que venía de pie a mi lado. En la oscuridad del bus no se distinguían rostros, solamente simples sombras. Pensé "Qué lindo y qué buena nota, todavía falta rato para llegar y aun así le dio el campo"
Pero poco faltó para empezar a sentir el roce del muchacho este en mi hombro... En ese instante el "Qué lindo" pasó a "¡¿Este imbécil quién se cree?!" No voy a mentir, no es la primera vez que algún degenerado hace eso, pero esta vez fue diferente. Conforme se sentía la erección en mi hombro a través del pantalón de vestir en lugar de sentir el asco que por lo general me produce... me sentí excitada. La sensación de su pene duro de un completo extraño restregándose con un cierto ritmo que marcaba el bamboleo del bus y el tener tanta gente al rededor aumentó la exitación por mil. Entonces empezamos un jugueteo disimulado en la oscuridad, mi brazo se apoyaba completamente sobre su entrepierna, él, tomado de la barra del bus empujaba su pelvis contra mi ... llegué inclusive a acercar mi cara a su entrepierna. Tuve ese duro y suculento pene erecto a centímetros de mi cara.
En ese momento deseaba sacarle el pene ahí mismo delante de todos y darle el mejor oral de su vida, tenía la boca hecha agua, y de mi ropa interior que ni se hable... Continuamos en ese jugueteo cerca de 20 minutos, cuando ya no podía más con la ansiedad y la excitación, sin avisar ni nada caminó hacia atrás en el bus y en cuanto éste se detuvo y encendieron las luces... se bajó sin poder verle el rostro... Hasta este día no sé quién fue. Ese extraño sin ni siquiera una palabra me generó más morbo que cualquier otro.
Después de eso duré meses registrando a todos en la fila del bus con la esperanza de reconocerlo...
