Con relación al subdesarrollo que tan fuertemente castiga a nuestras naciones, se dice que tiene un importante componente psicológico, aparte de las razones típicamente sociales, económicas y políticas.
El Dr. Pierre Thomas Claudet (q.e.p.d.) aborda este análisis sobre las causas psicológicas de nuestro subdesarrollo, en un estudio denominado "La Cultura del Pobrecitico": La Cultura del Pobrecitico
Para la mejor comprensión y estudio del texto, es posible descargar una versión en PDF lista para imprimir (11 páginas) de la primera entrega, "El Pobrecito Salado". Si bien es cierto que el Dr. Pierre Thomas hace referencia directamente a cuanto observó en su entorno en Costa Rica, en este ensayo se enuncian verdades que aplican a toda nuestra América Latina y más allá...
La Cultura del Pobrecitico
Una de las formas más comunes para evadir las responsabilidades y obligaciones, es la carencia crónica de disciplina. Esta ausencia de disciplina se observa por doquier, y las personas hacen gala de irresponsabilidad y desinterés frente a sus compromisos, tanto laborales como incluso personales, motivadas al igual que los niños por necesidades inmediatistas, al adolecer de una evidente incapacidad anticipatoria y proyectiva con respecto a sus actuaciones cotidianas.
A su vez, a partir de esa capacidad anticipatoria, el manejo de las relaciones interpersonales y las responsabilidades personales, sean estas familiares, ocupacionales o sociales (como el manejo del tiempo, del orden, de la disciplina, etc.), se realiza de manera a menudo muy peculiar, con lo que la dinámica se desenvuelve conforme a una característica propia derivada de lo que denomináramos “la cultura del pobrecitico”.
Como es lógico suponer, estos patrones conductuales implican invariablemente múltiples situaciones individuales y colectivas de carácter conflictivo, angustioso y castrante. Estas situaciones se traducen luego no sólo en decisiones y tomas de acciones anacrónicas y arbitrarias, que cierran el círculo vicioso en el que se encuentran atascadas la mayoría de las personas, sino que se traducen también en padecimientos orgánicos y psicológicos, progresivamente invalidantes.
En efecto, a medida de la generalización de estos esquemas conductuales, desde el imperio de la“cultura del pobrecito”, la sociedad se ve cada vez más carcomida por el virus de la mediocridad mental, por consiguiente, se ve expuesta a situaciones de estancamiento y subdesarrollo, tanto material como espiritual. Este es el mal tan lamentable que sufre Costa Rica.
Se hace imprescindible recurrir a un cambio radical de visión y de acción, antes de que este mal destruya por completo a nuestra sociedad.
Al estudiar y abordar con mayor detalle estos rasgos peculiares del ser costarricense, al analizar sus orígenes y sus consecuencias, procuramos no sólo identificarlos, sino además hacernos plenamente conscientes de ellos, para encontrar formas de corregirlos (en el plano personal y colectivo), a fin de librarnos de ellos y eliminar sus efectos negativos, tanto para una mejor interacción social como para un verdadero crecimiento y desarrollo psicológico de cada uno y de todos los ciudadanos de este país.
La Cultura del Pobrecitico
El Dr. Pierre Thomas Claudet (q.e.p.d.) aborda este análisis sobre las causas psicológicas de nuestro subdesarrollo, en un estudio denominado "La Cultura del Pobrecitico": La Cultura del Pobrecitico
Para la mejor comprensión y estudio del texto, es posible descargar una versión en PDF lista para imprimir (11 páginas) de la primera entrega, "El Pobrecito Salado". Si bien es cierto que el Dr. Pierre Thomas hace referencia directamente a cuanto observó en su entorno en Costa Rica, en este ensayo se enuncian verdades que aplican a toda nuestra América Latina y más allá...
La Cultura del Pobrecitico
Una de las formas más comunes para evadir las responsabilidades y obligaciones, es la carencia crónica de disciplina. Esta ausencia de disciplina se observa por doquier, y las personas hacen gala de irresponsabilidad y desinterés frente a sus compromisos, tanto laborales como incluso personales, motivadas al igual que los niños por necesidades inmediatistas, al adolecer de una evidente incapacidad anticipatoria y proyectiva con respecto a sus actuaciones cotidianas.
A su vez, a partir de esa capacidad anticipatoria, el manejo de las relaciones interpersonales y las responsabilidades personales, sean estas familiares, ocupacionales o sociales (como el manejo del tiempo, del orden, de la disciplina, etc.), se realiza de manera a menudo muy peculiar, con lo que la dinámica se desenvuelve conforme a una característica propia derivada de lo que denomináramos “la cultura del pobrecitico”.
Como es lógico suponer, estos patrones conductuales implican invariablemente múltiples situaciones individuales y colectivas de carácter conflictivo, angustioso y castrante. Estas situaciones se traducen luego no sólo en decisiones y tomas de acciones anacrónicas y arbitrarias, que cierran el círculo vicioso en el que se encuentran atascadas la mayoría de las personas, sino que se traducen también en padecimientos orgánicos y psicológicos, progresivamente invalidantes.
En efecto, a medida de la generalización de estos esquemas conductuales, desde el imperio de la“cultura del pobrecito”, la sociedad se ve cada vez más carcomida por el virus de la mediocridad mental, por consiguiente, se ve expuesta a situaciones de estancamiento y subdesarrollo, tanto material como espiritual. Este es el mal tan lamentable que sufre Costa Rica.
Se hace imprescindible recurrir a un cambio radical de visión y de acción, antes de que este mal destruya por completo a nuestra sociedad.
Al estudiar y abordar con mayor detalle estos rasgos peculiares del ser costarricense, al analizar sus orígenes y sus consecuencias, procuramos no sólo identificarlos, sino además hacernos plenamente conscientes de ellos, para encontrar formas de corregirlos (en el plano personal y colectivo), a fin de librarnos de ellos y eliminar sus efectos negativos, tanto para una mejor interacción social como para un verdadero crecimiento y desarrollo psicológico de cada uno y de todos los ciudadanos de este país.
La Cultura del Pobrecitico