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Wilas

Y La Plata?

Tras quince años de boyante auge turístico en que millones de extranjeros han venido a pasear, invertir, urbanizar, construir lujosos resorts y hacer de esa actividad nuestra principal fuente de ingresos, es inevitable preguntarse: y ¿qué se ha hecho toda esa plata?

Lo que es a mí, los números no me cierran. El dos más dos no me da, porque a lo largo de ese lapso, lejos de lo que cualquiera hubiera creído, la pobreza ha empeorado, las escuelas se caen a pedazos, la obra pública es un chiste de mal gusto, la Policía no tiene uniformes, la salud anda manga por hombro, las patrullas están varadas por falta de repuestos, el aeropuerto Juan Santamaría es una comedia infinita…

Peor aún: ni siquiera hay recursos para algo tan elemental como instalar en las vías públicas rótulos que guíen a la gallina de los huevos de oro a las playas, parques, montañas y centros turísticos adonde acude a poner su fortuna. De nuevo: ¿Quién se está tirando toda esa plata? ¿Y en qué?

A propósito de tales interrogantes, en estos días Óscar Arias ha hecho un par de movimientos estratégicos muy prometedores: atraer al mundo árabe y acercarse a China, que, si los sabemos aprovechar, les abrirán al país la puerta a más gallinitas doradas.

No obstante, ¿qué garantía tendremos de que los beneficios de todo ese eventual apogeo comercial permearán en los sectores más necesitados del país sin que corran la misma suerte de los del turístico? ¿Cuánta voluntad política tendrá Arias para impulsar una redistribución más justa de la riqueza que generará el nuevo intercambio? ¿O caerán todos esos frutos, como hasta ahora, en saco roto, por no decir que en el bolsillo de unos cuantos privilegiados?

Estas suspicacias son precisamente las mismas que suscita el TLC con Estados Unidos pues, por más que algunos exalten sus maravillas, la gran duda de en qué medida estas se quedarán finalmente en pocas manos, flota como una mala sombra. Y las mismas, también, que suscita la creación de nuevos impuestos sin que, parejamente, el gasto público sea desintoxicado de las colosales gollerías gremiales y políticas que lo estrangulan.

De ahí que, mientras el Gobierno no haga algo para que ese tal rey Midas de la inversión extranjera nos toque a todos con la misma mano, aquí podrán venir chinos, árabes, indoafrohúngaros, turistas, Billgates, petroleros, extraterrestres y hasta San Antonio de Padua, patrono de las causas perdidas, que seguiremos igual de chonetes.



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Mae, me parece que todo está en nuestra mentalidad. Creo que por más inversión que haga y miles de millones de dólares que inviertan gringos, árabes, chinos, etc. mientras no pongamos de nuestra parte y no querramos ser mejores profesionales, y no querramos botar y cambiar nuestras instituciones burócratas; no eliminemos a las lacras que se comen nuestros impuestos y viven tranquilos, y seamos concientes y críticos en general, no vamos a salir adelante.
 
Adónde está la plata muy simple la respuesta de cada 10 colones que recoge el gobierno por impuestos 7 se van en el pago de salarios a los burócratas..
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA
Bulldog dijo:
Tras quince años de boyante auge turístico en que millones de extranjeros han venido a pasear, invertir, urbanizar, construir lujosos resorts y hacer de esa actividad nuestra principal fuente de ingresos, es inevitable preguntarse: y ¿qué se ha hecho toda esa plata?

1. Los ingresos de los hoteles: las utilidades se las dejaron los dueños de los hoteles, el resto se distribuyó entre los salarios de los empleados y lo que el gobierno le haya sacado en impuestos.

2. La plata de la gente que le vendío la tierra a la gente que constryó los hoteles: pregunteles que hiceron con la plata, no me extrañaría que muchos la botaran o malbarataran las tierras.

Lo que es a mí, los números no me cierran. El dos más dos no me da, porque a lo largo de ese lapso, lejos de lo que cualquiera hubiera creído, la pobreza ha empeorado, las escuelas se caen a pedazos, la obra pública es un chiste de mal gusto, la Policía no tiene uniformes, la salud anda manga por hombro, las patrullas están varadas por falta de repuestos, el aeropuerto Juan Santamaría es una comedia infinita…

Peor aún: ni siquiera hay recursos para algo tan elemental como instalar en las vías públicas rótulos que guíen a la gallina de los huevos de oro a las playas, parques, montañas y centros turísticos adonde acude a poner su fortuna. De nuevo: ¿Quién se está tirando toda esa plata? ¿Y en qué?

Bueno, eso pone en evidencia la necesidad de una reforma fiscal.

A propósito de tales interrogantes, en estos días Óscar Arias ha hecho un par de movimientos estratégicos muy prometedores: atraer al mundo árabe y acercarse a China, que, si los sabemos aprovechar, les abrirán al país la puerta a más gallinitas doradas.

No obstante, ¿qué garantía tendremos de que los beneficios de todo ese eventual apogeo comercial permearán en los sectores más necesitados del país sin que corran la misma suerte de los del turístico? ¿Cuánta voluntad política tendrá Arias para impulsar una redistribución más justa de la riqueza que generará el nuevo intercambio? ¿O caerán todos esos frutos, como hasta ahora, en saco roto, por no decir que en el bolsillo de unos cuantos privilegiados?
Las únicas herramientas que dispone el gobierno es el cobro de impuestos y la buena administración de los mismos. Fuera de eso el sector privado es el sector privado. En todo caso a la administración Arias solo le queda 1 año y medio para salir, mucho le corresponderá a la siguiente administración.

Estas suspicacias son precisamente las mismas que suscita el TLC con Estados Unidos pues, por más que algunos exalten sus maravillas, la gran duda de en qué medida estas se quedarán finalmente en pocas manos, flota como una mala sombra. Y las mismas, también, que suscita la creación de nuevos impuestos sin que, parejamente, el gasto público sea desintoxicado de las colosales gollerías gremiales y políticas que lo estrangulan.

Bueno, ahi habla de los 2 elementos: el cobro de impuestos y la calidad del gasto público.
De ahí que, mientras el Gobierno no haga algo para que ese tal rey Midas de la inversión extranjera nos toque a todos con la misma mano, aquí podrán venir chinos, árabes, indoafrohúngaros, turistas, Billgates, petroleros, extraterrestres y hasta San Antonio de Padua, patrono de las causas perdidas, que seguiremos igual de chonetes.
Aqui si toco usted el meollo central de la cuestión: la Inversión Extranjera es un medio para generar oportunidades, no es la panacea. La inversión extranjera nunca nos va a tocar a todos con la misma mano ni tiene porque hacerlo " Justicia es darle a todos lo mismo o darle a cada quien lo que se merece" tiene usted toda la razón aqui puede venirse todos los inversionistas del mundo que si usted no hace lo propio PARA AYUDARSE A SI MISMO nadie lo va sacar de la pobreza. ¿A cuenta de que? Jalá.

La inversión extrajera puede hacer lo siguiente:

1. Darle trabajo bien remunerado a quienes tuvieron la disciplina y las ganas de preparse adecuadamente y estudiar.
2. Darle trabajo menos remunerado a los que no.
3. Comprarle insumos a empresas nacionales que alcanzan el nivel de calidad necesario para ser proveedores.
4. Pagarle impuestos al gobierno (en algunos casos) para que los administre bien.
5. Pagarle a la caja (Intel no tiene deudas a la caja que yo sepa) a diferencia de muchas empresas nacionales.
6. Comprarle sus tierras (en caso de una empresa hotelera) y si decide malbaratarlas o agarrar la plata y bebersela en guaro y seguir igual de pobre es SU PROBLEMA.

Recuerde: la generación de riqueza es la hija de una buena administración del dinero.
 
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