Sus débiles piernas descalzas flaqueaban y temblaban ante lo que su distorsionado cerebro les ordenaba hacer. Era una linda tarde soleada, no todo era malo.
Trataba de sacar gotas de valentía de los recuerdos de sus adversarios, los cuales no se encontraban en el lugar, ella deseaba que estuvieran ahí para poder tener más poder de decidir en su mente.
Su pasado era lo más valioso que tenía pero al mismo tiempo era lo que más odiaba y lo que haría cambiar tan solo su presente. A pesar de su vida, la gravedad sería su completa perdición.
Cada bocanada de aire llegaba hasta sus pulmones, llenándolos de oxigeno y dando tranquilidad a su sistema, tratando de contrarrestar sus acelerados y desordenados latidos.
Sus negros y pequeños ojos se llenaban de lágrimas de sangre, le pedían otra oportunidad pero ella no lo estaba considerando.
Sus brazos se levantaban y hacían que su cuerpo formara una pequeña y perfecta cruz, el viento pasaba por debajo de ellos haciendo que en ocasiones perdiera el equilibrio, pero no lo suficiente como ella lo necesitaba.
Su negro y largo cabello deseaba que el viento le ayudara a convertirse en una fuerte enredadera que se aferrara a la primera rama que encontrara a su paso, pero ella no lo estaba considerando.
De pie sobre la rama de un árbol recordando su pasado para dejar el miedo de un lado y darle paso a la valentía en su limitado accionar.
Al final el viento le ayudó, saltó, cerro sus ojos.
Corría una película en sus parpados, parecía infinita, iba en vida rápida, nada de lo que observaba la animaba a arrepentirse de estar ahí.
La gravedad hacía su parte, quería ayudar pero ella no lo estaba considerando.
Su cuerpo estaba encima de miles de hojas que habían intentado salvarla, estaba completamente fría.
Tal vez su interior había estado frío desde que nació.
Trataba de sacar gotas de valentía de los recuerdos de sus adversarios, los cuales no se encontraban en el lugar, ella deseaba que estuvieran ahí para poder tener más poder de decidir en su mente.
Su pasado era lo más valioso que tenía pero al mismo tiempo era lo que más odiaba y lo que haría cambiar tan solo su presente. A pesar de su vida, la gravedad sería su completa perdición.
Cada bocanada de aire llegaba hasta sus pulmones, llenándolos de oxigeno y dando tranquilidad a su sistema, tratando de contrarrestar sus acelerados y desordenados latidos.
Sus negros y pequeños ojos se llenaban de lágrimas de sangre, le pedían otra oportunidad pero ella no lo estaba considerando.
Sus brazos se levantaban y hacían que su cuerpo formara una pequeña y perfecta cruz, el viento pasaba por debajo de ellos haciendo que en ocasiones perdiera el equilibrio, pero no lo suficiente como ella lo necesitaba.
Su negro y largo cabello deseaba que el viento le ayudara a convertirse en una fuerte enredadera que se aferrara a la primera rama que encontrara a su paso, pero ella no lo estaba considerando.
De pie sobre la rama de un árbol recordando su pasado para dejar el miedo de un lado y darle paso a la valentía en su limitado accionar.
Al final el viento le ayudó, saltó, cerro sus ojos.
Corría una película en sus parpados, parecía infinita, iba en vida rápida, nada de lo que observaba la animaba a arrepentirse de estar ahí.
La gravedad hacía su parte, quería ayudar pero ella no lo estaba considerando.
Su cuerpo estaba encima de miles de hojas que habían intentado salvarla, estaba completamente fría.
Tal vez su interior había estado frío desde que nació.