Confieso que me gustó mucho ir, fue tan bueno hacer una actividad así, compartir con personas que entienden una de mis pasiones, fue genial, aunque venga para el arrastre, ja ja.
Confieso que es duro, y que físicamente me agota, pero vale la pena, gracias a Dios puedo hacerlo, eso sí, soy consciente de que a éste ritmo no voy a aguantar mucho tiempo, debo pensar qué hacer. Esos ojitos alegres y cariñosos, por esa mirada dulce y agradecida por tan poco, cuando ha dado y sacrificado tanto en su vida por nosotros, por esa sonrisa y verla cómoda, tranquila, y que esté feliz, eso lo vale todo y más.
Confieso que sí, me dio envidia, que mal agradecida con la vida y con Dios, me sentí.
Confieso que, intento ser fuerte, pero bueno, a ratitos, si me dan ganas de llorar, y me pongo triste, luego respiro y sigo, debo ser positiva y optimista, ley de la atracción…
Confieso que….”y entonces cuando estaba soltando tu mano, y te marchaste…y entonces, eras el pasado que se quiso ir…y entonces, seguía añorándote, extrañándote…y entonces, observaba la noche pensando en ti…”