Maleante. dijo:
Ojo esto Peyistez y don Jorge, publicado en un blog liberal; aunque me parece que el único que se reivindica como liberal es Peyistez, sin embargo veamos:
http://jchidalgo.************SPAM/BANNEAR************/2009/09/si-al-estado-laico.html
Sólo las personas tienen fe, entendida como el conjunto de creencias de una religión. El Estado es una ficción jurídica, y como tal, no puede tener fe, así como tampoco puede amar ni sentir frío o hambre. De ahí que el artículo 75 de la Constitución Política, el cual establece al Estado costarricense como católico, siempre me ha parecido una aberración.
Y no es un simple error simbólico. A partir de dicho precepto constitucional nacen todo tipo de políticas discriminatorias contra los costarricenses que no practican la religión católica, ya sea porque pertenecen a otra denominación religiosa o porque son ateos. Por ejemplo, hasta hace poco (y desconozco si la práctica continua) la Iglesia Católica recibía una partida presupuestaria para el pago de los salarios de los obispos. ¿Es justo que un evangélico pague con sus impuestos el salario de un prelado de otra religión que no es la suya? Esa y otras diferenciaciones entre iglesias no son aceptables.
Eso del estado como ficción jurídica es parte de la jerga liberal y me asombra(bueno realmente no) que Peyistez desconozca este término, lo cual lo convertiría como dicen los gringos en un "poser", o que sí lo conozca y se haga de la vista gorda para llevar agua a sus molinos ultraconservadores(que es la opción más tangible me parece).
Puedo decir que tengo simpatías liberales, pero no considero al liberalismo como una ideología, ni caigo en la trampa del racionalismo. Eso de creer que podemos deducir un orden social a base de una idea pura. Ni el hombre es una simple pieza de un mecanismo social, ni tampoco es un individuo completametne ermitaño, buscando maximizar su utilidad individual a cada momento. Como personas, somos parte de un país, pero además de una familia, barrio, iglesia, etc. a la que le debemos nuestra adhesión e incluso nuestro sometimiento.
Dicho esto, me sorprende la debilidad de los argumentos de los proponentes de esta reforma. Obviando de estudiar lo que dice el texto de la misma, y sus implicancias, se van más bien a atacar las motivaciones o supuestas adhesiones de los que la critican.
Lo que está en discusión es si el gobierno de Costa Rica debe tener o no religión oficial. En este sentido, tengo simpatía parcial por lo que dicen los liberales. Ellos afirman que, como cualquier otro monopolio sancionado por el Estado, el status de la Iglesia Católica como religión oficial la protege de la "competencia" de otras denominaciones, lo que al final la perjudica, ya que los seguidores católicos abandonarían esta por las "mas innovadoras" iglesias alternativas.
Esto suena inteligente. Hasta que uno se da cuenta que en materia religiosa, la búsqueda no es necesariamente por lo "más novedoso" o "la última moda", tal como hacemos cuando buscamos un iPod o un detergente. Más bien, la búsqueda religiosa impica buscar una verdad que trasciende las mods y la época en que se vive. Es ver más allá de la vida terrenal y saber si en verdad existe un proyecto de salvación de nuestra alma.
Por supuesto, aparte de la risita condescendiente que esto les pueda provocar, la realidad es que la misma Iglesia Católica ha tratado de renovarse y "estar acorde con los tiempos". Y el resultado ha sido desastroso. Desde Vaticano II, el rechazo a la misa en Latín, y en general una visión más "tolerante" de las flaquezas humanas, ha llevado a una caída en la vocación de sacerdocio y una disminución en la asistencia a misa de los feligreses. Hoy en día los sacerdotes parecen estar más preocupados en opinar sobre la conveneincia o no del TLC o las leyes laborales, que el vigilar por la salvación eterna de las almas de sus feligreses.
Además, no es que la religión católica es la única con derecho a practicar en el país. El hecho que sea religión oficial atiende a la tradición del país. Es perfectamente compatible con las libertades plenas que todos los costarricenses disfrutan en materia religiosa. Después de todo una Constitución, además de consagrar los derechos de las minorías, lo hace también en materia de las mayorías.
Se aduce frecuentemente al caso de los EEUU con su "Muralla de separación" entre Iglesia y Estado. Tal cosa no existe. Lo que dice la Primera enmienda es que "EL Congreso no hará ninguna ley concerniente al establecimiento de una religión, o impedirá el libre ejercicio de la misma"
"Congreso" se refiere aquí al Congreso Federal de los EEUU. Debido a que la Constitución era un pacto para formar una unión de 13 Estados libres y Soberanos, lo que la enmienda decía es que dicha unión, rerpesentada en el Congreso Federal, no podía establecer una religión oficial. Sin embargo, cada una de las 13 colonias tenía su propia religión oficial, en gran parte debido a que la colonización de dicho territorio se hizo con comunidades religiosas. Por ende, no es le fin del mundo si un estado tiene religión oficial.
Por ende, si se considera que ya no es necesario que Costa Rica tenga religión oficial, el proceso es claro. Se requiere una reforma constitucional. Creo que le problema acá es que la reforma que se planeó, aparte de su lenguaje poco claro y deficiente redacción, tiene serias consecuencias negativas. Tal como digo, la reforma al artículo 75 nos llevará eventualmente a que las iglesias deberán cumplir con ciertas obligaciones. En Canadá por ejemplo, un país más "avanzado" en estos temas, una editorial cristiana fue multada por el Estado por rehusarse a imprimir un folleto de un grupo a favor del matrimonio homosexual. La defensa de que iba en contra de sus creencias no tenía validez, ya que el gobierno afirmaba que los derechos de expresión del grupo ofendido estaban siendo trastocados. Lo cual era totlamente falso.
Pero lo mejor es la reforma al juramento: Es notable la estupidez del mismo. Básicamente, se yergue a la persona misma como juez de sus actos. Ya sabemos qué bien resulta eso en la práctica: Calígula, Hitler, Mussolini. Si "mi convicción" me dice que debo mentir ante el juramento, el resto del mismo es pura paja.
Que haya sido un reaccionario ignorante religioso como yo el que se haya dado cuenta de este particular detalle deja mucho que desear acerca de las capacidades de razonamiento de los laicos ilustrados que adornan este foro.