Muestra la imagen del mundo de la que emerge la ciencia moderna, a través de tres dimensiones:
1) La naturaleza obedece leyes;
2) la dimensión de la vida, la existencia de seres organizados inteligentemente y guiados por propósitos, que surgieron de la materia;
3) la propia existencia de la naturaleza. Y en este punto no solo se ha apoyado en la ciencia, sino también en la reconsideración de los argumentos filosóficos clásicos, especialmente de Sócrates.
Para Antony Flew, estas son las tres áreas de indagación científica que son importantes:
1) ¿Cómo llegaron a existir las leyes de la naturaleza?
2) ¿Cómo pudo emerger el fenómeno de la vida a partir de lo no vivo?, y
3) ¿Cómo llegó a existir el Universo? Sobre todo, a Él le convenció la argumentación del filósofo David Conway. A dar respuesta a estas cuestiones dedica varios de los siguientes capítulos de su libro.
¿Cómo llegó a existir la vida? Es el tema del capítulo séptimo, donde contrapone los planteamientos filosóficos a los de biólogos. Este es su planteamiento: “La cuestión filosófica que no ha sido resuelta por los estudios sobre el origen de la vida es la siguiente:¿cómo puede un universo hecho de materia no pensante producir seres dotados de fines intrínsecos, capacidad de autorreplicación y una química codificada?”
Tres aspectos filosóficos considera Flew:
1) La materia viva posee una intrínseca organización teleológica que no aparece por ningún lado en la materia que la precedió.
2) El origen de la autorreproducción.
3) La codificación y procesamiento de la información que es esencial en todas las formas de vida.
Y los analiza a la luz de los últimos aportes científicos, aunque, siempre, desde un punto de vista filosófico. Y concluye con George Wald, que reconoció la preexistencia de una mente superior: “Esta es también mi conclusión. La única explicación satisfactoria del origen de esta vida orientada hacia propósitos y autorreplicante que vemos en la Tierra es una Mente infinitamente inteligente”.