PUBLICIDAD
Wilas

católicos vs evangelicos

En un primer acercamiento... los evangélicos y los católicos tienen un gran cuerpo de creencias en común.
un 70% o más de lo que creen es lo mismo. pero luego empiezan las diferencias...
Es cierto.

la única autoridad para regir su conducta.... la Biblia
Aunque no haya un solo versiculo que lo diga.

para ser salvos aceptar a jesús; y la fé.
No todos los que dicen señor señor seran salvos.

sólo aceptan el bautismo
Y algunos no usan la formula trinitaria...

y la santa cena (pero ésta sólo es una conmemoración y no creen en la transubstanciación)
Aunque Cristo dijera "ESTO ES MI CUERPO"

El problema de poner a la Biblia por encima de todo, es que se trata de un libro y a como se interpreta se crean sectas y asi van, terminan unos contra otros.
Es una lastima lo que hacen con Cristo y sus enseñanzas.
 
1) Jesús NO fundó ninguna iglesia o credo. El vivió, murío y volvió a vivir como judío. Siempre observó el judaismo.
Mateo 16:18 "Yo te digo que tu eres Petro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia"

2) El cristianismo es obra de Pablo de Tarso, judío romano.
No en su totalidad, no hubiera podido una sola persona el cristianismo de la forma en que crecio, los doce apostoles estaban pintados?

3) No existe evidencia histórica de que Pedro haya sido el primer Papa. Ni siquiera hay evidencia histórica de que Pedro estuviera y muriera en Roma.

El Primado de Pedro en la historia, Parte I
Por José Miguel Arráiz
Nota: Para descargar este artículo en PDF clic AQUI
Otro tema que quiero analizar es la evidencia histórica en favor de la primacía petrina, pero dejando en claro que debido a que no es posible por cuestión de espacio analizar toda la evidencia histórica del papado, (sería necesario escribir un libro entero), trataré de analizar la más relevante dejando lo faltante para entregas posteriores.


Antes de comenzar tenemos que establecer que es y que no es el Papado. Muchos protestantes que no “encuentran” un Papa en los primeros siglos cristianos, fallan en no entender la esencia del Papado. Si su búsqueda la centran en alguien portando el título de “Papa”, con espléndidas ropas, aspecto pomposo y casi dictatorial, demandando que todos los cristianos sigan sus decretos sin preguntas (La imagen que la mayoría de los protestantes tienen del Papado) no lo encontrarán. Es oportuno citar aquí el comentario del apologista católico Mark Bonocore:

No vamos a decir que la perspectiva protestante no tiene absolutamente ninguna validez. Por el contrario, es algo cierto decir que los Papas de Roma han actuado con un estilo autocrático y dictatorial en muchas ocasiones en la historia cristiana. Sin embargo, el estilo del Papado no define al Papado mismo, ni define su existencia en la Iglesia primitiva”. [1]

Así, no debemos tener problema en aceptar que dicho estilo de Papado no existía, o ha ido variando y evolucionando a medida que la Iglesia ha enfrentado diferentes retos y situaciones históricas, pero el Papado mismo (propiamente definido) existió desde el mismo momento en que Cristo encomendó a Pedro apacentar las ovejas y corderos de su rebaño.

Pero ¿Cual es la esencia del Papado para que podamos reconocerla a lo largo de la historia a pesar de su estilo?. Mark explica:

“El Papado es el ministerio de pastor supremo con poder de jurisdicción de mantener la unidad universal y ortodoxia dentro de la Iglesia Cristiana”

¿Existió un obispo en Roma ejerciendo dicho ministerio en los primeros siglos cristianos? Eso es lo que vamos a analizar.

Evidencia histórica

San Clemente Romano.

San Clemente Romano fue obispo de Roma y tercer sucesor de San Pedro [2]. En el tiempo de su pontificado tuvo que enfrentar una rebelión ocurrida aproximadamente en el año 96 d.C., donde en la comunidad de Corinto se despojaron de sus ministerios a los presbíteros legítimamente constituidos. Clemente envía a nombre de la Iglesia de Roma una carta disciplinaria que es acaba con la revuelta y devuelve la paz a dicha comunidad. Algunos fragmentos de la carta:

De la Iglesia de Dios que habita como forastera en Roma, a la Iglesia de Dios que habita como forastera en Corinto. A causa de las repentinas y sucesivas calamidades y tribulaciones que nos han sobrevenido, creemos, hermanos, haber vuelto algo tardíamente nuestra atención a los asuntos discutidos entre vosotros. Nos referimos, carísimos, a la sedición, extraña y ajena a los elegidos de Dios, abominable y sacrílega, que unos cuantos sujetos, gentes arrojadas y arrogantes, han encendido hasta punto tal de insensatez, que vuestro nombre, venerable y celebradísimo y digno del amor de todos los hombres, ha venido a ser gravemente ultrajado”. [3]

Mas si algunos desobedecieren a las amonestaciones que por nuestro medio os ha dirigido El mismo, sepan que se harán reos de no pequeño pecado y se exponen a grave peligro. Más nosotros seremos inocentes de este pecado…” [4]
Aunque no suele ser común que los historiadores protestantes vean en esta carta una evidencia a favor del primado romano [5], hay poderosas razones para pensar que si. En primer lugar porque el autor comienza presentando excusas por no haber podido tomar cartas en el asunto con prontitud en las irregularidades de Corinto, hecho que prueba claramente, como comenta Johannes Quasten, que “la carta no fue inspirada únicamente por la vigilancia cristiana de los orígenes ni por la solicitud de unas comunidades por otras. De ser así hubiera sido obligado el presentar excusas por inmiscuirse en la controversia. En cambio, el obispo de Roma considera como un deber el tomar el asunto en sus manos y cree que los corintios pecarían si no le prestaran obediencia … Un tono tan autoritario no se explica suficientemente por el mero hecho de las estrechas relaciones culturales que existían entre Roma y Corinto. El escritor está convencido de que sus acciones están inspiradas por el Espíritu Santo: “Alegría y regocijo nos proporcionaréis si obedecéis a lo que os acabamos de escribir impulsados por el Espíritu Santo”[6]

Una explicación similar nos da José Orlandis [7]:

Se trata de un hecho tan significativo [refiriéndose al conflicto en Corinto] –tanto por la época en que se produjo, como por su contenido – que Pierre Batiffol [8] lo denominó la “la epifanía del primado romano” [9]

Explica también: “Clemente, en nombre de la iglesia Romana, manda a los rebeldes que se sometan a los presbíteros y que hagan la penitencia que habrá de obtenerles el perdón. La carta no dice si la Iglesia romana intervenía a petición de los presbíteros depuestos –lo que constituiría el primer caso conocido de un recurso a la Sede romana- o bien si esta Sede actuó por su propia iniciativa, lo que probaría que tenía conciencia de su potestad para intervenir en asuntos de otra iglesia, cuando el bien público eclesial –la salvaguardia de la fe o de la disciplina [lo que hemos comentado de la esencia del primado] así lo demandara”. Pero lo que resulta más significativo es la buena acogida que tuvo en Corinto la intervención romana: fue recibida sin resistencias y tenida en gran honor. Dionisio de Corinto atestigua que, hacia el año 170 perduraba aún en esa comunidad la costumbre de leer la carta de Clemente Romano en la celebración de la liturgia del domingo. Por las mismas fechas, en Egipto, la carta era tenida en tanta estima que un escritor de la fama de Clemente de Alejandría la tenía como una “Escritura santa”. En fin, Eusebio de Cesárea añade que, todavía en su tiempo –primera mitad del siglo IV-, la epístola de Clemente seguía siendo leída en muchas iglesias" [10]

Es también bastante significativo que para la fecha en que ocurrió la revuelta estaba todavía vivo y presidiendo en la cercana Efeso el apóstol San Juan, hecho que atestigua San Ireneo cuando escribe:

Finalmente la Iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció hasta el tiempo de Trajano, es también testigo de la Tradición apostólica verdadera” [11]
Dado que Trajano reinó desde el año 98 d.C hasta el 117 d.C. Juan tuvo que haber estado todavía vivo cuando ocurrió la revuelta (año 96). ¿Por qué es el obispo de Roma quien sintió estar obligado a poner disciplina en la revuelta de una iglesia tan remota y no el apóstol Juan estando mucho más cerca? Porque era el obispo de Roma quien como sucesor de Pedro ejercía el “ministerio de pastor supremo con poder de jurisdicción de mantener la unidad universal y ortodoxia dentro de la Iglesia Cristiana”. ¿Por qué los corintios debían someterse al obispo de una iglesia remota, cuando ellos mismos desobedecieron y removieron de sus cargos a sus propios presbíteros?.


San Ignacio de Antioquia
sanignaciodeantioquia01.jpg

Discípulo de Pedro y Pablo, segundo obispo de Antioquia y mártir durante el reinado de Trajano aproximadamente en el año 107 d.C. Cuando fue condenado a muerte se le ordenó trasladarse desde Siria a Roma para ser martirizado. De camino a Roma escribió siete epístolas dirigidas a las iglesias de Efeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia, Esmirna, Roma y una carta a San Policarpo [12]. Puede consultar en línea la traducción de protestante (de las epístolas en Epstolas de Ignacio (tomada de la obra Los Padres Apostólicos, por J. B. Lightfoot. Editorial CLIE)

La carta más importante es la que escribió a la iglesia de Roma, y es imposible no notar un tono diferente que el que utilizó con las demás iglesias en las que si se observa a diferencia de la anterior un tono de instrucción autoritativa.

Ignacio, por sobrenombre Portador de Dios: a la Iglesia que alcanzó misericordia en la magnificencia del Padre altísimo y de Jesucristo su único Hijo; la que es amada y está iluminada por la voluntad de Aquel que ha querido todas las cosas que existen, según la fe y la caridad de Jesucristo Dios nuestro; Iglesia, además, que preside en la capital del territorio de los romanos; digna ella de Dios, digna de todo decoro, digna de toda bienaventuranza, digna de alabanza, digna de alcanzar cuanto desee, digna de toda santidad; y puesta a la cabeza de la caridad, seguidora que es de la ley de Cristo y adornada con el nombre de Dios: mi saludo en el hombre de Jesucristo, Hijo del Padre…” [13]
No es imperceptible el reconocimiento de Ignacio a la Iglesia de Roma como la Iglesia “que preside en Roma” y “puesta a la cabeza de la caridad”. Mucho menos el tono, no impartiendo instrucción, sino solicitando confirmarla:

A nadie jamás tuvisteis envidia; a otros habéis enseñado a no tenerla. Ahora, pues, lo que yo quiero es que lo que a otros mandáis cuando los instruís como a discípulos del Señor, sea también firme respecto de mi. Lo único que para mí habéis de pedir es fuerza, tanto interior como exterior, a fin de que no sólo hable , sino que esté también decidido; para que no solo, digo, me llame cristiano, sino que me muestre como tal” (14]

No os doy yo mandatos como Pedro y Pablo. Ellos fueron Apóstoles; yo no soy más que un condenado a muerte; ellos fueron libres; yo, hasta el presente, soy un esclavo…” [15]

Mark Bonocore en su debate con Jason Engwer [1] a este respecto comenta: “Lo más significativo es que mientras Ignacio solicita a todas las Iglesias a las que escribe orar por su iglesia de Siria (Antioquia), el nunca encarga esta al cuidado de otra iglesia, sino solamente a Roma. También la frase que usa es bastante interesante, y se hace eco de la terminología que el invoca en su introducción, donde dice como “Roma preside en la caridad”. Ahora, en su cierre, el dice de Antioquia:

Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, que tiene ahora, en lugar de mi, por pastor a Dios. Solo Jesucristo y vuestra caridad harán con ella oficio de obispo.” [16]

San Ireneo de Lyon
sanireneo01.jpg


San Ireneo (obispo y mártir). Nacido aproximadamente en el año 130 y su martirio en el año 202 d.C. fue discípulo de San Policarpo que a su vez fue discípulo del apóstol San Juan. De allí que su testimonio, por su contacto directo con la edad apostólica, sea de tanta importancia.

En su tratado “Adversus haereses” (Contra los herejes) testifica poder enumerar los obispos designados por los apóstoles en las diferentes iglesias y la serie de los que han ido sucediéndoles hasta su tiempo, sin embargo por ser demasiado larga la tarea se limita a darnos la sucesión episcopal de la Iglesia de Roma, a quien califica de “la más grande”, “más antigua” y “mejor conocida con todos”.

Pero sería muy largo, en un volumen como éste, enumerar las sucesiones de todas las Iglesias, nos limitaremos a la Iglesia más grande, más antigua y mejor conocida por todos, fundada y establecida en Roma por los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y Pablo, demostrando que la tradición que tiene recibida de los apóstoles y la fe que ha anunciado a los hombres han llegado hasta nosotros por sucesiones de obispos. Ello servirá para confundir a todos los que de una forma u otra, ya sea por satisfacción o por vanagloria, ya sea por ceguedad o por equivocación, celebran reuniones no autorizadas…”[17]
Luego sigue una declaración importantísima donde pone de relieve la primacía de la Iglesia de Roma sobre el resto, en donde la traducción latina que se conserva dice: Ad hanc enim ecclesiam propter potentiorem principalitatem necesse est omnem convenire ecclesiam, hoc est omnes qui sunt undique fideles, in qua semper ab his qui sunt undique, conservata est ea quae est ab apostolis traditio

Una posible traducción sería:

Porque, a causa de su caudillaje más eficaz, es preciso que concuerden con esta Iglesia todas las Iglesias, es decir, los fieles que están en todas partes, ya que en ella se ha conservado siempre la tradición apostólica por los (fieles) que son en todas partes

Una objeción a la evidencia que aportan estos escritos de San Ireneo a la primacía del obispo de Roma como sucesor de Pedro la explica la Enciclopedia Católica.

Algunos escritores no católicos han intentado quitarle importancia al pasaje a base de traducir la palabra convenire como “recurrir a “, y entendiendo de ese modo únicamente que los fieles de todos lados (undique) recurrían a Roma para que el flujo de la doctrina de la Iglesia se mantuviera inmune al error. Esa traducción, sin embargo, queda rebatida por la conclusión del argumento, el cual está basado enteramente en la afirmación de que la doctrina romana se mantiene pura gracias a que tiene su origen en los dos Apóstoles fundadores de dicha iglesia, Pedro y Pablo. Las frecuentes visitas de miembros de las otras iglesias cristianas a Roma no añadían nada a eso. Por otra parte, la traducción tradicional es exigida por el mismo contexto, por sobre la cual, aunque ha sido objeto de innumerables ataques, no se ha encontrado ninguna otra con mejores probabilidades reales (véase Dom J. Champman en “Revue Benedictine”, 1895, p. 48 ).” [18]

Posteriormente San Ireneo lista enseguida los obispos Romanos en 3, 3, 3, continuando con Lino, Anacleto, Clemente hasta Eleuterio:

Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los beatos Apóstoles, entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo (2 Timoteo 4, 21). Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los beatos Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos que de los Apóstoles habían recibido la doctrina. En tiempo de este mismo Clemente suscitándose una disensión no pequeña entre los hermanos que estaban en Corinto, la Iglesia de Roma escribió la carta más autorizada a los Corintos, para congregarlos en la paz y reparar su fe, y para anunciarles la Tradición que poco tiempo antes había recibido de los Apóstoles…” [19]

Para finalizar es importante también mencionar como afirma de forma directa que fueron Pedro y Pablo quienes fundaron la Iglesia de Roma (Hubo un tiempo en que algunos eruditos protestantes negaban que Pedro incluso hubiera estado en Roma, hoy día es más difícil encontrar este alegato entre los sectores cultos del protestantismo.)


Mateo, (que predicó) a los Hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia. Una vez que éstos murieron, Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, también nos transmitió por escrito la predicación de Pedro. Igualmente Lucas, seguidor de Pablo, consignó en un libro "el Evangelio que éste predicaba" (1 Tesalonicences 2, 9; Gálatas 2, 2; 2 Timoteo 2, 8 ). Por fin Juan, el discípulo del Señor "que se había recostado sobre su pecho" (Juan 21, 20; 13, 23), redactó el Evangelio cuando residía en Efeso” [20]
La controversia pascual

Durante el pontificado del Papa San Victor (189 d.C. – 198 d.C.) ocurre una afirmación más explicita sobre la supremacía de la Iglesia de Roma respecto a otras Iglesias. La controversia pascual surgió como consecuencia de las diferencias existentes entre la iglesia de Roma –a la que seguían casi todas las demás- y las iglesias asiáticas, en cuanto al día de la celebración de la pascua.

Aunque pudiese parecer que la diferencia era secundaria, dicha fecha condicionaba todo el ciclo litúrgico, lo cual era un signo visible de comunión entre todas las iglesias, por lo que se hacia necesario resolver el conflicto.

Es importante notar como para resolver el conflicto, San Policarpo (discípulo del mismo San Juan) se trasladó a Roma con más de 80 años de edad. Él alegaba que no podía renunciar a una tradición que había aprendido del propio San Juan. Debido a esto el Papa y San Policarpo mantuvieron la paz, aunque ya para el siglo II el problema vuelve a agravarse cuando en la liturgia de las iglesias asiáticas se introducen algunas observancias con color judaizante. Ante esto el Papa Victor I, conciente de su potestad primacial, convocó la reunión de sínodos provinciales en las diversas iglesias, y todos ellos, excepto los asiáticos, se mostraron de acuerdo con lo expuesto por el Papa y la costumbre romana. Entonces el Papa Victor amenazó con sanciones canónicas y con la excomunión. El cisma no se produjo gracias a la intervención de San Ireneo, quien tras reconocer su adhesión a la observancia romana, pidió al Papa que no es excomulgara, por el apego que mostraban a sus antiguas tradiciones, siendo que no era una cuestión doctrinal. El Papa aceptó no excomulgarles e igualmente a la larga terminaron por aceptar la disciplina romana.

Nuevamente aquí tenemos un obispo de Roma ejerciendo el ministerio de la unidad y conciente de la autoridad que ha recibido, al punto de amenazar con sanciones de excomunión a otras iglesias, cosa que demuestra que también para esta fecha temprana, la iglesia de Roma estaba conciente de su primacía.

Tertuliano, testimonio hostil de la supremacía del obispo de Roma.
tertulliano01.jpg


Nacido aproximadamente en el año 160 d.C. y fallecido hacia el 220 d.C. Tertuliano no es considerado un padre de la Iglesia, sino un apologeta y escritor eclesiástico de gran erudición. Al final de su vida cae en herejía abrazando el montanismo [21], pero fue muy leído antes de abandonar la Iglesia Católica.

Es muy notable el cambio de pensamiento que tuvo Tertuliano antes de abrazar la herejía. Reconocía sin dudar la autoridad de Roma y al apóstol Pedro como la piedra sobre la que Cristo edificó su Iglesia. Niega rotundamente a los herejes cualquier derecho a apelar a las Escrituras por no poder testimoniar una legítima sucesión apostólica.

Tertuliano también menciona como San Clemente fue ordenado por el mismo San Pedro [22]

“Por lo demás, si algunas [herejías] se atreven a insertarse en la edad apostólica para parecer transmitidas por los Apóstoles por cuanto existieron en tiempo de los Apóstoles, nosotros podemos decir: publiquen, entonces, los orígenes sus iglesias, desplieguen la lista de sus obispos, de modo que, a través de la sucesión que discurre desde el principio, aquel primer obispo haya tenido como garante y antecesor a alguno de los Apóstoles o a alguno de los varones apostólicos, pero que haya perseverado con los Apóstoles.. En efecto, de esa manera dan a conocer sus orígenes las iglesias apostólicas: como la iglesia de los esmiornitas cuenta que Policarpo fue puesto por Juan, como la de los romanos que Clemente fue ordenado por Pedro. 3. De igual modo, ciertamente, también las otras iglesias muestran que vástagos de semilla apostólica poseen destinados al episcopado por los apóstoles. Inventen algo semejante los herejes. Pues, luego de tanta blasfemia ¿qué es ilícito para ellos?” [23]

También escribe Tertuliano que en Roma está “pronta la autoridad”

Pero si te encuentras cerca de Italia, tienes Roma, de donde también para nosotros está pronta la autoridad [de los apóstoles]. 3 Qué feliz es esta Iglesia a la que los Apóstoles dieron, con su sangre, toda la doctrina, donde Pedro es Igualado a la pasión del Señor, donde Pablo es coronado con la muerte de Juan [Bautista], donde el apóstol Juan, después que, echado en aceite rusiente, no sufrió ningún daño, es relegado a una isla.”[24]
En la misma obra llama a San Pedro “piedra de la Iglesia que iba a ser edificada

“¿Quién, pues, de mente sana puede creer que ignoraron algo aquellos que el Señor dio como maestros, manteniéndolos inseparables en su comitiva, en su discipulado, en su convivencia, a quienes exponía aparte todas las cosas oscuras, diciéndoles que a ellos era dado conocer aquellos misterios que al pueblo no era permitido entender? . ¿Se le ocultó algo a Pedro, que fue llamado piedra de la Iglesia que iba a ser edificada, que obtuvo las llaves del reino de los cielos y la potestad de desatar y atar en los cielos y en la tierra?” [25]
Sin embargo ocurrió un cambio notable en la postura de Tertuliano una vez se hizo discípulo del hereje Montano, en virtud de su rigorismo negó que los pecados de adulterio y fornicación pudieran ser perdonados, desconoció que el poder conferido a Pedro en virtud de sus llaves lo recibieran sus sucesores, alegando que era “exclusivo de Pedro”, niega también que los obispos en comunión con él lo pudieran utilizar. Esta postura llegó a ser opuesta a lo que había sostenido en De paenitentia (Sobre la penitencia). Dice en forma tajante en De pudicitia (Sobre la modestia):


Si, porque el Señor dijo a Pedro: “Edificaré mi Iglesia sobre esta piedra; te he dado las llaves del reino de los cielos”, o bien: “Todo lo que atares o desatares en la tierra, será atado o desatado en el cielo” presumes que el poder de atar y de desatar ha llegado hasta ti, es decir, a toda la Iglesia que esté en comunión con Pedro, ¿Qué clase de hombre eres? Te atreves a pervertir y cambiar totalmente la intención manifiesta del Señor, que no confirió este privilegio más que a la persona de Pedro. “Sobre ti edificaré mi Iglesia”, le dijo El, “A ti te daré las llaves”, no a la Iglesia. “Todo lo que atares o desatares”, etc. Y no todo lo que ataren o desataren…Por consiguiente, el poder de atar o desatar, concedido a Pedro, no tiene nada que ver con la remisión de los pecados capitales cometidos por los fieles…Este poder, en efecto, de acuerdo con la persona de Pedro, no debía pertenecer màs que a los hombres espirituales, bien sea apóstol, bien sea profeta” [26]

El texto es muy revelador porque revela como en una época tan temprana Tertuliano se enfrentaba a un obispo que utilizaba Mateo 16, 18-19 para afirmar que las Iglesias en comunión con Pedro tenían la autoridad de perdonar pecados incluso graves. Aunque su rechazo a la autoridad pretende ser un sarcasmo, subrayan de igual manera la autoridad de la Iglesia de Roma, testimonio singular que sale de la boca no de un obispo católico, sino un monje hereje.

En próximas entregas analizaremos en detalle el testimonio de San Cipriano, San Agustín y otros padres de la Iglesia.


Referencias

[1] Mark Bonocore: Debate con Jason Engwer, Palabras de apertura.

[2] Así consta en la lista de obispos romanos más antigua que nos ha dejado San Ireneo ([Adversus Haereses 3, 3, 3) y por Eusebio de Cesárea en su obra Historia eclesiástica (Historia ecclesiastica 3, 15, 34).

[3] Epístola de Clemente a los Corintios I. BAC 65. Padres apostólicos, Daniel Ruiz Bueno, Pág. 177.

[4] Epístola de Clemente a los Corintios LIX. BAC 65. Padres apostólicos, Daniel Ruiz Bueno, Pág. 231.

[5] Cesar Vidal Manzanares, conocido teólogo e historiador protestante escribe sobre esta carta en su Diccionario de patrística: “La carta reviste cierta importancia por cuanto no sólo contiene un testimonio de importancia acerca de la estancia de Pedro en Roma y de la de Pablo en España, sino que, además, aparece en ella la primera declaración expresa sobre la sucesión apostólica (XLIV, 1-3), con todo no afirma el primado de la sede de Roma.”

[6] BAC 206. Johanes Quasten, Patrología I. Pág. 56.

[7] José Orlandis fue catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Zaragoza. Decano de la Facultad de Derecho Canónico y primer Director del Instituto de Historia de la Iglesia. Ha realizado más de doscientos trabajos y más de 20 libros.

[8] Pierre Batiffol, historiador francés, fue primer capellán del Colegio de Santa Bárbara. También fue rector de la Universidad Católica de Tolusa. Escribió una serie de ensayos escolares sobre la historia de la Iglesia primitiva. Es reconocido como un erudito en historia de la Iglesia.

[9] El pontificado Romano en la historia, José Orlandis, Pág. 36.

[10] Ibid.

[11] Adversus Haereses. 3, 3, 4 .

[12] San Policarpo. Obispo de Smirna y discípulo del apóstol San Juan. Murió mártir.

[13] Epístola de Ignacio a los romanos, Firma y saludo. BAC 65. Padres apostólicos, Daniel Ruiz Bueno, Pág. 474.

[14] Epístola de Ignacio a los romanos, 3, 1. BAC 65. Padres apostólicos, Daniel Ruiz Bueno, Pág. 476.

[15] Epístola de Ignacio a los romanos, 4, 3. BAC 65. Padres apostólicos, Daniel Ruiz Bueno, Pág. 477.

[16] Epístola de Ignacio a los romanos, IX. BAC 65. Padres apostólicos, Daniel Ruiz Bueno, Pág. 480.

[17] Adversus Haereses 3, 3, 2. Traducción tomada de Patrología I. 5ta Edición. Johannes Quasten BAC. Pág. 303.

[18] Enciclopedia Católica. “Papa”.

[19] Adversus Haereses 3, 3, 3.

[20] Adversus Haereses 3, 3, 1.

[21] Montanismo: Herejes de los siglos I y II, seguidores de Montano. Montano comenzó a predicar en el año 172 presentándose como un iluminado con don de profecía enviado por Dios. Entre sus discípulos, entre los que estaban figuras prestigiosas como Tertuliano le consideraban en cambio, por el Paráclito prometido por Cristo, título que el mismo Montano se concedía. Afirmaba que Jesucristo no había revelado todo a los hombres, sino que había dicho a los apóstoles que tenía muchas cosas que enseñarles pero que todavía no estaban capacitados para entenderlas, y esa tarea le había sido concedida a él. Los primeros montanistas no cambiaron nada de la doctrina católica, pero fueron cayendo en excesos notorios como la negación de la absolución de los que hubieran cometido pecados graves (apostasía y adulterio por ejemplo), rechazaban el matrimonio y las relaciones conyugales por considerar que apartaban de las visiones proféticas (Tertuliano condenaría las segundas nupcias), juzgaban como diabólico el parto de las mujeres, y se alejaban de la filosofía, las artes y las letras.

[22] Aunque San Clemente puede parecer aquí como sucesor inmediato de San Pedro, y otros escritores como San Ireneo (que acabamos de ver) dan un orden diferente colocando primero a San Lino, esta aparente contradicción ha recibido varias explicaciones. San Epifanio explica la diferencia se debe a que, San Clemente, obispo ya de Roma, sede, por bien de la paz su puesto a San Lino, lo vuelve a ocupar después de la muerte de éste. Sin embargo la explicación más lógica es que Tertuliano afirma simplemente que San Clemente fue ordenado por San Pedro, no que fue su inmediato sucesor. San Clemente bien pudo ejercer como obispo de Roma luego de haber sido ordenado por San Pedro, como atestiguan San Ireneo y Eusebio de Cesárea.

[23] Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXXII. Fuentes Patrísticas 14. Salvador Vicastillo. Editorial Ciudad Nueva. Pág. 253.

[24] Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXXVI.2-3. Fuentes Patrísticas 14. Salvador Vicastillo. Editorial Ciudad Nueva. Pág. 271.

[25] Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXII.2-4. Fuentes Patrísticas 14. Salvador Vicastillo. Editorial Ciudad Nueva. Pág. 215.

[26] Tertuliano, De puditicia 21. BAC 206. Johanes Quasten, Patrología I. Pág. 631

El Primado de Pedro en la historia, Parte II
Por José Miguel Arráiz
Análisis de la evidencia histórica en favor de la primacía petrina
Continuamos analizando ejemplos de distorsiones presentadas por lo que hemos dado en llamar la historia alternativa, elaborada en parte por sectores protestantes con referencia al tema del primado de Pedro. Nos enfocaremos en dos casos muy citados por apologetas protestantes: San Agustín y San Cipriano.
San Agustín
sanagustin02.jpg

Considerado como uno de los más grandes padres de la Iglesia por su notable y perdurable influencia en el pensamiento de la Iglesia. Nacido en el año 354 d. C. llegó a ser, no sólo obispo de Hipona, sino uno de los más grandes teólogos que el mundo ha conocido y uno de los primeros doctores de la Iglesia. Intervino en las controversias que los cristianos sostuvieron con los maniqueos, donatistas, pelagianos, arrianos y paganos. Muere el 430, dejando tras de si una gran cantidad de obras, parte de un legado que perdura hasta hoy.
San Agustín no rechaza el primado petrino
San Agustín es citado frecuentemente por protestantes debido a que afirman que su interpretación de Mateo 16, 18 es una negación directa del Papado. Presentan textos como los siguientes:
“Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. ” [1] San Agustín también escribió: “Cristo, como ves, edificó su Iglesia no sobre un hombre sino sobre la confesión de Pedro. ¿Cuál es la confesión de Pedro? ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’. Aquí está la roca para vosotros, aquí el fundamento, aquí es donde la Iglesia ha sido construida, la cual las puertas del inframundo no pueden conquistar. ”
Para entender porqué los hermanos protestantes ven en estos textos una negación del primado petrino debemos entender su interpretación de Mateo 16, 18. La interpretación más extendida entre ellos es que, si es la fe de Pedro la piedra sobre la que se edifica la Iglesia, cualquiera que tenga fe es otro Pedro, por lo tanto el apóstol Pedro no habría recibido de Cristo una autoridad especial sobre el resto de los apóstoles, en resumen, nunca fue Papa.
Sin embargo, un estudio detenido del contexto bíblico y del resto de la obra de San Agustín dan por tierra con dicha interpretación, ya que no se halla nada en la obra de Agustín que implique un rechazo al obispo de Roma como legítimo sucesor de Pedro y a la sujeción que le corresponde como heredero legítimo de dicho ministerio.
La lectura detenida del texto citado, muestra que el santo reconoce a Pedro en virtud de su fe como primero de los apóstoles, quien representa a la Iglesia entera y por medio de la cual esta recibe las llaves que le autorizan a ejercer su ministerio:
“San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: 'Ahora te digo yo: Tú eres Pedro'. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo'. Y Cristo le replicó: 'Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro. ' 'Pedro' es una palabra que se deriva de 'piedra', y no al revés. 'Pedro' viene de 'piedra', del mismo modo que 'cristiano' viene de 'Cristo'. El Señor Jesús, antes de su Pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos. En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles. No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor. A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro” [1]
Sorprendentemente, el catecismo católico casi dos milenios después nos da una interpretación bastante similar:
“En el colegio de los doce Simón Pedro ocupa el primer lugar (cf. Marcos 3, 16; 9, 2; Lucas 24, 34; 1 Corintios 15, 5). Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Entonces Nuestro Señor le declaró: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mateo 16, 18). Cristo, "Piedra viva" (1 Pedro 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lucas 22, 32). ” [2]
“Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mateo 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, "el Buen Pastor" (Juan 10, 11) confirmó este encargo después de su resurrección: "Apacienta mis ovejas" (Juan 21, 15-17). El poder de "atar y desatar" significa la autoridad para absolver los pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la Iglesia. Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio de los apóstoles (cf. Mateo 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el único a quien él confió explícitamente las llaves del Reino. ” [3]
Ahora bien, sería injusto para con el santo, sacar conclusiones de su pensamiento usando solamente con uno solo de sus textos. Existen pasajes bastante explícitos donde San Agustín reconoce al Obispo de Roma como el sucesor de Pedro, quien preside la sede apostólica:
“Si la sucesión de obispos es tomada en cuenta, cuanto más cierta y beneficiosa la Iglesia que nosotros reconocemos llega hasta Pedro mismo, aquel quien portó la figura de la Iglesia entera, el Señor le dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella!”. El sucesor de Pedro fue Linus, y sus sucesores en orden de sucesión ininterrumpida fueron estos: Clemente, Anacleto, Evaristo, Alejandro, Sixto, Telesforo, Higinio, Aniceto, Pío, Sotero, Eleuterio, Victor, Ceferino, Calixto, Urbano, Ponciano, Antero, Fabián, Cornelio, Licio, Esteban, Sixto, Dionisio, Felix, Eutiquiano, Cayo, Marcelino, Marcelo, Eusebio, Miltiades, Silvestre, Marcos , Julio, Liberio, Damaso, y Siricius, cuyo sucesor es el presente obispo Anastasio. En esta orden de sucesión, ningún obispo donatista es encontrado”.[5]
El texto anterior demuestra de forma indiscutible que la interpretación de San Agustín de Mateo 16, 18 no implica en ningún modo que el rechace al obispo de Roma como sucesor de Pedro. He allí el error protestante: superponer una interpretación a la otra en vez de armonizarlas como corresponde.
A los maniqueos escribe:
“Aún prescindiendo de la sincera y genuina sabiduría…, que en vuestra opinión no se halla en la Iglesia Católica, muchas otras razones me mantienen en su seno: el consentimiento de los pueblos y de las gentes; la autoridad, erigida con milagros, nutrida con la esperanza, aumentada con la caridad, confirmada por la antigüedad; la sucesión de los obispos desde la sede misma del apóstol Pedro, a quien el Señor encomendó, después de la resurrección, apacentar sus ovejas, hasta el episcopado de hoy; y en fin, el apelativo mismo de Católica, que son sin razón sólo la Iglesia ha alcanzado . . . Estos vínculos del nombre cristiano – tantos, tan grandes y dulcísimos- mantienen al creyente en el seno de la Iglesia católica, a pesar de que la verdad, a causa de la torpeza de nuestra mente e indignidad de nuestra vida, aún no se muestra”. [5]
Nuevamente aquí se ve lo mismo. Para el santo obispo de Hipona el ministerio concedido a Pedro lo desempeñaron específicamente los obispos de Roma en sucesión ininterrumpida.
Luego de ver como San Agustín da inclusive la lista de Papas como sucesores del apóstol Pedro, uno podría preguntarse ¿Qué evidencia adicional podría faltar? ¿Se pretende acaso que se les llame explícitamente “Papas”? Esto también lo hace en incontables ocasiones, las cuales sería muy laborioso contabilizar, conformémonos con tomar una de sus obras: Sobre el pecado original (13 veces, en los capítulos 2, 7, 8, 9). Allí se expresa con mucha reverencia sobre los pontífices y se leen expresiones como “el más bendito Papa Zósimo en Roma” (Capítulo 2), “el venerable Papa Zósimo” (Capítulos 8 y 9), “el más bendito Papa Inocencio” (Capítulos 8, 10), “el más bendito Papa Zósimo”, “El santo Papa Inocencio” (Capítulo 9), “El santo Papa Zósimo” (Capítulos 10, 19) y “el Papa Inocencio de bendita memoria” (Capítulo 19).
Hay evidencia adicional suficiente para que podamos estar seguros en negar como falsa la suposición que propone la negación del primado petrino utlizando frases seleccionadass fuera de contexto de entre los sermones de Agustín. Quienes piensan así tendrían que explicar si comparten con él lo que dijera sobre la iglesia de los donatistas: que no puede ser la verdadera por no ser una, santa, católica, y apostólica; y que quien se separa de la Iglesia sacrifica su salvación [6].
¿Basta la confesión de fe como fundamento para la edificación de la Iglesia? Para San Agustín la respuesta es rotundamente: no.
A diferencia de la postura protestante, para San Agustín no hay motivo justo para efectuar la separación de la Iglesia y establecer la propia secta, separada de ella [7]. San Agustín ve en la Iglesia de Roma aquella “in qua semper apostolicae cathedrae viguit principatus” [aquella en la que siempre ha estado vigente el principado de la cátedra apostólica [8], afirmación que es un reconocimiento claro del primado de la Iglesia de Roma. Inclusive atribuye a las sentencias de Roma en materia de fe la máxima importancia, como por ejemplo, cuando combate al pelagianismo. Así, cuando San Agustín dice que las llaves las recibió. no solo Pedro, sino toda la Iglesia, está defendiendo el primado no solo de él, sino de sus sucesores. “Sicut enim quaedam dicuntur quae ad apostolum Petrum propriae pertinere videantur, nec tamen habent illustrem intellectum, nisi cum referuntur ad Ecclesiam, cuius ille agnoscitur in figura gestasse personam, propter primatum quem in discipulis habuit” [Algunas cosas, se dice, parecen pertenecer propiamente al apóstol Pedro, sin embargo—quienes así piensan—no tienen un entendimiento iluminado, pues se las ha de referir a la Iglesia de la que se confiesa, representó la figura en su persona a causa del primado que tuvo entre los discípulos] [9].
Para San Agustín, por la comunión con la sede apostólica se tiene la adhesión a los apóstoles, y eso es así solamente en la verdadera Iglesia. Es de entender entonces que para él, solamente el testimonio de la Iglesia de occidente es decisivo, ya que en occidente se encuentre la sede del príncipe de los apóstoles: “Puto tibi eam partem orbis sufficere debere, in qua primum apostolorum voluit Dominus gloriosissimo martyrio conorare. Cui Ecclesiae praesidentem beatum Innocentium si audire voluisses, iam tum periculosam iuventutem tuam pelagianis laqueis exuisses”. [10] [Considero que te debe bastar esa parte del orbe en la que el Señor quiso coronar al primero de los apóstoles con un martirio gloriosísimo. Si quisieras oír al beato Inocencio que es quien preside a esta Iglesia, librarías tu peligrosa juventud de las insidias pelagianas].
Adicionalmente vemos al obispo de Hipona, someter sus obras al Papa Bonifacio, no para instruirle, sino para solicitar su aprobación y censura si fuere necesario: “Haec ergo quae. . . respondeo, ad tua potissimum dirigere sanctitatem, non tam discenda quam examinanda, et ubi forsitan aliquid displicuerit emendanda, constitui” [11] [Estas cosas que. . . respondo, he decidido dirigir de modo especial a tu santidad no para instruir sino para que sean examinadas, y donde tal vez haya algo que displiciera, sea enmendado]. Es de entender entonces porqué San Agustín hace también referencia al obispo de Roma como “El Obispo de la Sede Apostólica”.
San Agustín y la sumisión de los obispos africanos a Roma
Otro alegato promovido por ciertos protestantes consiste en afirmar que San Agustín amenazó con excomulgar a quienes apelaran a Roma en la controversia pelagiana. Luego de investigar encontramos el origen de este argumento en un artículo de la web cristianismo-primitivo. org [12] que no hace sino transcribir literalmente una porción del discurso falsamente atribuído al obispo Strossmayer, participante del Concilio Vaticano I que dice ". . . siendo secretario del Concilio de Melive, escribió, entre los decretos de esta venerable asamblea: "Todo fiel u obispo que apelase a los de la otra parte del mar, no será admitido a la comunión por ninguno en las Iglesias de Africa". [13]
Es importante aclarar que, entre otros, el sacerdote católico Juan Carlos Sack, (IVE)—director de apologetica.org—luego de una exhaustiva investigación, demostró que dicho discurso es una falsificación. Como consecuencia la mayoría de sitios de apologética protestantes retiraron las copias del discurso al verificar su evidente falsedad. [14] No obstante eso, aun siguen circulando artículos que lo citan como prueba. Sorprendentemente el artículo que extrae la información del fraudulento discurso incluye textualmente los errores ortográficos de la versión que circulaba en la web (i.e. "Mélive" por Milevi).
Lo que realmente ocurrió luego de los concilios de Cártago y Milevi fue que el mismo San Agustín escribió al Papa para que confirmara las decisiones de los susodichos concilios (411, 412 y 416) condenando el pelagianismo. Fue entonces cuando el Papa Inocencio confirmó las decisiones de los concilios reservándose el deber de citar a Pelagio y Celestio, y de reformar, si era necesario, la sentencia de Dióspolis, donde condenó la doctrina incriminada en una carta conocida como "In requirendis" dirigida a los obispos que se reunieron en los concilios de Cartago y Milevi.
En dicha carta el Papa se alegra que se haya desenmascarado al pelagianismo y se haya recurrido a la sede de Roma para solucionar o confirmar las resoluciones, puesto que la sede de Pedro goza de la autoridad vinculante a toda la Iglesia.
Lo mejor de todo es que cuando San Agustín da a conocer al pueblo las decisiones de Roma, pronunció esta célebre frase: “Iam de hac causa duo concilia missa sunt ad sedem apostolicam: inde etiam rescripta venerunt. Causa finita est, utinam aliquando finiatur error” La cual podría traducirse como: “Ya por este motivo se han enviado dos misivas a la sede apostólica y también de allí han venido dos rescriptos. La causa ha terminado y con ella queda finalmente terminado el error”. [15]
Después de considerar todo esto, es casi increíble escuchar de los autores de estos artículos frases como “Los obispos de este continente [Africa] no reconocían al de Roma y castigaban con excomunión a los que recurriesen a su arbitraje” [16] ¿Debemos interpretar que San Agustín debió haberse excomulgado a sí mismo por apelar a Roma?
San Agustín, el Papa Zósimo y los pelagianos
En ciertos círculos protestantes se acusa frecuentemente al Papa Zósimo de aprobar el pelagianismo y a San Agustín de resistirle. Esto ocurrió luego de que Zósimo sucediera a Inocencio I (que murió en el 417). Pelagio y Celestio enviaron apelaciones a la Sede Romana. Es de hacer notar que hasta los herejes sabían a quién apelar.
Las decisiones de Inocencio I habían sido contundentes pero Zósimo quería comprobar si realmente Pelagio y Celestio habían enseñado las doctrinas condenadas como heréticas. A continuación cito la Enciclopedia Católica que da una detallada explicación sobre los hechos:
"El sentido de justicia de Zósimo le impedía castigar a alguien con excomunión, siendo éste dudosamente convicto de su error. Y, si los pasos recientemente dados por los dos que se defendían habían sido considerados, las dudas que debieron surgir sobre este punto no fueron enteramente carentes de fundamento. En el 416 Pelagio publicó un nuevo trabajo, ahora perdido, “De libero arbitrio libri IV” que, en su fraseología parece inclinarse hacia la concepción agustiniana de gracia y del bautismo de los infantes, aunque en principio no se separe del anterior punto de vista del mismo autor. . . Pelagio envió esta obra junto con una confesión de fe que aún se conserva. En ella testimonia su obediencia como la de un niño, humildemente necesitado y, al mismo tiempo reconoce inexactitudes fortuitas que pueden ser corregidas por él quien “sostiene la misma fe y el parecer de Pedro”. Todo esto fue dirigido a Inocencio I, de cuyo deceso Pelagio no se había aún enterado. Celestio quien, mientras tanto, había cambiado su residencia de Éfeso a Constantinopla, pero había sido proscrito desde entonces por el obispo anti-pelagiano Atico, dio activamente pasos hacia su rehabilitación. En el 417 fue a Roma en persona y dejó a los pies de Zósimo una confesión de fe detallada (Fragmentos, P. L. , XLV, 1718), en ésta afirma su creencia en todas las doctrinas, “desde que hay un Dios Uno y Trino hasta la resurrección de los muertos” (cf. S. Agustín, "De peccato orig. ", xxiii). Muy contento con esta fe católica y obediencia, Zósimo envió dos cartas diferentes (P. L. , XLV, 1719 sqq. ) a los obispos africanos, diciendo que, en el caso de Celestio, los obispos Heros y Lázaro habían procedido sin la debida circunspección y que, Pelagio también, como se había probado por su reciente confesión de fe, no se había desviado de la verdad católica. Como para el caso de Celestio, quien estaba entonces en Roma, el Papa encargó a los Africanos revisar la anterior sentencia o acusarlo de herejía delante del mismo Papa dentro de dos meses. El mandato papal golpeó Africa como una bomba. Con gran rapidez se convocó un sínodo en Cartago en noviembre del 417, y se escribió a Zósimo pidiéndole no rescindir la sentencia que su predecesor, Inocencio I, había pronunciado contra Pelagio y Celestio, hasta que ambos hubieran confesado la necesidad de la gracia interior para todos los pensamientos, palabras y actos saludables. Al fin Zósimo se detuvo. Por un rescripto del 21 de marzo del 418, aseguró a ellos que no se había pronunciado definitivamente, sino que había despachado al Africa todos los documentos sobre el pelagianismo para pavimentar el camino hacia una nueva investigación conjunta. De acuerdo con el mandato papal se celebró el primero de mayo del 418, en presencia de 200 obispos, el famoso Concilio de Cartago, que otra vez tipificó al pelagianismo como una herejía en ocho (o nueve) cánones (Denzinger, "Enchir. ", 10th ed. , 1908, 101-8). "
Lo más que podría demostrarse con este evento—además del hecho de que hasta los herejes apelaban a Roma—es que el Papa Zósimo fue hábilmente engañado, quizá complaciente, excesivamente indulgente o simplemente precipitado, y que San Agustín plenamente conciente de la doctrina predicada por los heresiarcas, quería hacerle entender al Papa que la cuestión ya había sido zanjada por su predecesor y que, por lo tanto, no debía revocar dichas sanciones.
Decisivo es sin embargo que el propio Agustín es quien defiende el Papa Zósimo de las acusaciones donde Juliano le intenta utilizar a su favor:
“¿Por qué, para persistir en tu error perverso, acusas de prevaricación al obispo de la Sede Apostólica Zósimo, de santa memoria? Pues no se apartó ni un ápice de la doctrina de su predecesor, Inocencio I, al que temes nombrar. Prefieres citar a Zosimo, porque en un principio actuó con cierta benevolencia con Celestio…” [18]
San Cipriano
sancipriano01.jpg

Importante teólogo africano nacido hacia el año 200 d. C. Elegido obispo de Cartago en el 248 y martirizado el 258. De él se conservan una gran variedad de escritos (una docena de opúsculos y 81 cartas). Sobre su vida se conserva el Vita Cypriani, (un conjunto de manuscritos atribuidos a su diácono Poncio) y sobre su martirio se conservan las Actae proconsulariae Cypriani, basada en documentos oficiales. Durante su vida se enfrentó a dos conflictos importantes. Uno, sobre la actitud a tomar con quienes en tiempos de persecución habían accedido a ofrecer sacrificios a ídolos, y el bautismo de los herejes el cual no reconocía como válido, a diferencia del Papa. Es precisamente por eso que los protestantes le citan, y alegan que de haberle reconocido con una autoridad superior a la suya (como Papa) hubiera cedido y no se hubiera llegado a una situación cercana al cisma—lo cual nunca llegó a ocurrir porque ambos fueron martirizados durante la persecución de Valeriano—Podría reconocerse, en esta tardía resistencia, que el santo tenía ideas algo exageradas sobre la independencia de los obispos, pero sus escritos respecto a la primacía del obispo de Roma como sucesor de Pedro son tan claros que no se puede negar su reconocimiento del primado romano.
“El Señor habla a San Pedro y le dice: “Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella…” Y aunque a todos los apóstoles confiere igual potestad después de su resurrección y les dice: “Así como me envió el Padre, también os envío a vosotros. Recibid el Espíritu Santo. Si a alguno perdonareis los pecados, le serán perdonados; si alguno se los retuviereis, le serán retenidos”, sin embargo, para manifestar la unidad estableció una cátedra, y con su autoridad dispuso que el origen de esta unidad empezase por uno. Cierto que lo mismo eran los demás Apóstoles que Pedro, adornados con la misma participación de honor y potestad, pero el principio dimana de la unidad. A Pedro se le da el primado, para que se manifieste que es una la Iglesia de Cristo…El que no tiene esta unidad de la Iglesia ¿cree tener fe?. . El que se opone y resiste a la Iglesia, ¿Tiene la confianza de encontrarse dentro de la Iglesia?. . . El episcopado es uno solo, cuya parte es poseída por cada uno in solidum. La Iglesia también es una, la cual se extiende con su prodigiosa fecundidad en la multitud, a la manera que son muchos los rayos del sol, y un solo sol, y muchos los ramos de un árbol, pero uno solo el tronco fundado en firme raíz, y cuando varios arroyos proceden de un mismo manantial, aunque se haya aumentado su número con la abundancia de agua, se conserva la unidad de su origen. Separa un rayo del cuerpo del sol: la unidad no admite la división de la luz, corta un ramo del árbol: este ramo no podrá vegetar, ataja la comunicación del arroyo con el manantial y se secará. Así también la Iglesia, iluminada con la luz del Señor, extiende sus rayos por todo el orbe; pero una sola es la luz que se derrama por todas partes, sin separarse la unidad del cuerpo; con su fecundidad y lozanía extiende sus ramos por toda al tierra, dilata largamente sus abundantes corrientes, pero una es la cabeza, uno el origen y una la madre, abundante en resultados de fecundidad. De su parto nacemos, con su leche nos alimentamos y con su espíritu somos animados (trad. Caminero 4, 404-5). [19]
Así, en el pensamiento del santo, todos son apóstoles pero uno tiene el primado del cual dimana la unidad, y que sin comunión con esta unidad no se pertenece verdaderamente a la Iglesia. Cabe resaltar que esta no es precisamente la posición protestante.
En los escritos de San Cipriano se pueden encontrar evidencias adicionales de la autoridad del obispo de Roma sobre la Iglesia. La primera la tenemos cuando estalla la persecución de Decio (250). San Cipriano se oculta pero envía una carta a la Iglesia de Roma explicando las razones que le motivaron a huir:
“He creído necesario escribiros esta carta para daros cuenta de mi conducta, de mi conformidad de la disciplina y de mi celo…Pero aunque ausente en el cuerpo, he estado presente en espíritu…” [20].
Es evidente que en ese momento reconocía en la Iglesia de Roma una autoridad a quien dar cuentas, de lo contrario, una carta a Roma justificando su conducta hubiera sido innecesaria.
Otra evidencia la encontramos en su Epístola CIX. En ella se ve como unos herejes en conflicto con San Cipriano recurren a la Iglesia de Roma por medio de cartas para que el Papa actuara en su favor. A pesar de que San Cipriano no ve con buenos ojos esta actitud, porque según su criterio ellos deben defender su posición ante su propio obispo, demuestra nuevamente que, inclusive de parte de los cismáticos, había conocimiento de que la autoridad de la Iglesia de Roma era superior a la del resto, y de allí su apelación a ella. Es notable también como en la epístola San Cipriano se refiere a la Iglesia de Roma como a la “cátedra de Pedro” y la Iglesia principal de la que brotó la unidad del sacerdocio: “ad ecclesiam principalem unde unitas sacerdotalis exorta est”.
“Ellos no tuvieron bastante con apartarse del Evangelio, con arrancar a los herejes la esperanza del perdón y la penitencia, con apartar de todo sentimiento y fruto de penitencia a los enredados en robos, o manchados con adulterios, o contaminados con el funesto contagio de los sacrificios, de suerte que éstos ya no ruegan a Dios ni confiesan sus pecados en la Iglesia; no se contentaron con constituir fuera de la Iglesia y contra la Iglesia un conventículo de facción corrompida, al que pudieran acogerse la caterva de los que tienen mala conciencia y no quieren ni rogar a Dios ni hacer penitencia. Después de todo esto, todavía, habiéndose dado un falso obispo, creación de los herejes, han tenido la audacia de hacerse a la vela y de llevar cartas de parte de los cismáticos y profanos a la cátedra de Pedro, a la Iglesia principal de la que brotó la unidad del sacerdocio; y nisiquiera pensaron que aquellos son los mismos romanos cuya fe alabó el Apóstol cuando les predicó, a los que no debería tener acceso la perfidia. ¿Por qué fueron allá a anunciar que había sido creado un pseudo-obispo contra los obispos? Porque, o se sienten satisfechos de lo que hicieron y con ello perseveran en su crimen, o se arrepienten y se retractan y ya saben adónde han de volver. Porque fue establecido por todos nosotros que es cosa a la vez razonable y justa que la causa de cada uno se trate allí donde se cometió el crimen y que cada uno de los pastores tenga adscrita una porción de la grey, que cada uno ha de regir y gobernar dando cuenta de sus actos al Señor. Por tanto, los que son nuestros súbditos, no han de andar de acá para allá, ni han de lacerar la coherente concordia de los obispos con su audacia astuta y engañosa, sino que han de defender su causa allí donde pueda haber acusadores y testigos de su crimen. A no ser que se crea que la autoridad de los obispos establecidos en Africa es demasiado pequeña para esos pocos desesperados y pervertidos”. [21]
En la epístola CXVII ocurre algo similar, Cipriano denuncia que Basilides, luego de haber confesado ser culpable fue a la lejana Roma a apelar a la autoridad de Esteban—a la sazón Obispo de Roma—y engañarle para que le restituya en el obispado. Nuevamente, de tener todos los obispos la misma autoridad, no tendría sentido este más que frecuente tipo de apelaciones al obispo de Roma, y tampoco sería posible que este pudiera restaurar a algún obispo a su ministerio. Sin embargo esto no es nada nuevo, desde el primer siglo hay evidencia temprana de cómo el obispo de Roma disciplinaba y dictaba sentencias en comunidades en conflicto . Por ejemplo, en el caso de la disensión en Corinto ya mencionada en el artículo anterior.
“Con toda diligencia hay que guardar la tradición divina y las prácticas apostólicas, y hay que atenerse a lo que se hace entre nosotros que es lo que se hace casi en todas las provincias del mundo, a saber, que para hacer una ordenación bien hecha, los obispos más próximos de la misma provincia se reúnan con el pueblo al frente del cual ha de estar el obispo ordenando, y éste se elija en presencia del pueblo, ya que éste conoce muy bien la vida de cada uno y ha podido observar por la convivencia el proceder de sus actos. Así vemos que se hizo también entre vosotros en la ordenación de nuestro colega Sabino: se le confirió el episcopado y se le impusieron las manos para que sustituyera a Basilides por el sufragio de toda la comunidad de hermanos y el de los obispos que estuvieron presentes y el de los que os enviaron su voto por carta. No puede invalidar esta ordenación jurídicamente bien hecha el que Basilides, después que sus crímenes quedaron patentes y que él mismo confesó su culpa, fuera a Roma y engañase a nuestro colega Esteban —que reside lejos y no tenía conocimiento de los hechos ni de la verdad—, a fin de conseguir que fuera injustamente repuesto en el episcopado del que con justicia había sido desposeído. Esto sólo significa que los crímenes de Basilides no sólo no han sido borrados, sino que se han aumentado, puesto que a sus faltas anteriores se ha añadido el crimen de engaño e impostura. No hay que culpar tanto a aquel que por descuido se dejó sorprender cuanto hay que anatematizar a éste que lo sorprendió con sus fraudes. Pero si Basilides pudo sorprender a los hombres, no puede sorprender a Dios, pues está escrito que 'de Dios nadie se burla' (Gálatas 6, 7)” [22]
Conclusión
Podemos concluir resaltando este noble consejo de Cipriano. Nadie puede burlarse de Dios, nadie puede engañarlo, aunque a veces sea posible engañar y confundir a los fieles por un tiempo limitado. Es necesario considerar seriamente qué clase de servicio puede estar haciéndole a Dios—y a la verdad que Dios mismo es—aquella persona que cita selectivamente de fuentes honestas con la intención de afirmar doctrinas que esas mismas fuentes nunca sostuvieron ¿Desde cuándo la deshonestidad intelectual es parte del Evangelio? ¿Es posible echar mano de la mentira para defender a Cristo? Jamás ningún cristiano ha tenido que recurrir al engaño para afirmar el Evangelio.
Quienes citan de fuentes falsas—como en el caso del discurso que falsamente se atribuye al Obispo Strossmayer—o se aprovechan de la ignorancia del público para poner en boca de los padres de la Iglesia unas ideas que ellos jamás afirmaron, cometen una grave falta, levantando falso testimonio y ayudando a la perdición de las almas y a la difamación de la eterna y verdadera doctrina.
Relacionados a este artículo están:
El Primado de Pedro en la Historia, parte I
El Canon XXVIII del Concilio de Calcedonia y la historia alternativa
Referencias
[1] San Agustín, Sermones 295; PL 38, 1348-1352
[2] Catecismo de la Iglesia Católica, 552
[3] Catecismo de la Iglesia Católica, 553
[4] San Agustín, Epístolas 53, 2
[5] San Agustín, Contra epistolae Mani 4, 5
[6] De Baptismo; 4, 17. 24
[7] E. Cp Parm; 2, 11, 25
[8] Epistolae 43, 7
[9] In Psalmi CVIII, t. XXXVII, col 1431
[10] Contra Iulianum pelagianum, I, IV, 13 t. XLIV, col 648
[11] Contra duas epistolae Pelagiae, I, 1 t. XLIV, col 549-551
[12] La sucesión apostólica y la infalibilidad Papal, http://www.cristianismo-primitivo.org/estudios/papado e infabilidad.htm
[13] Discurso Por el Obispo Strossmayer en el Vaticano del Año 1870, http://www.javieraguacero.org/verdad1.htm
[14] Sobre el famoso discurso del obispo Strossmayer en el Concilio Vaticano I, http://www.apologetica.org/strossmayer.htm
[15] Sermones, 131, 10, 10; Ep 1507.
[16] El Papado, Alejandro Matos
[17] Enciclopedia Católica, Pelagianismo
[18] San Agustín, Contra Iulianum pelagianum; VI, XII, 37, Obras completas San Agustín Tomo XXXV, pag. 876
[19] San Cipriano, De la Unidad de la Iglesia, 4, 5
[20] Epistolae, 20
[21] San Cipriano, Epistolas; 59, 14; Sobre la legitimidad de la apelación a Roma
[22] San Cipriano, Epistolas 67, 5
[23] http: //www. corazones. org/santos/gregorio_magno. htm
[24] Lorraine Boettner, Roman Catholicism, 127


El Primado de Pedro en la historia, Parte III
Por José Miguel Arráiz
Análisis de la evidencia histórica en favor de la primacía petrina
Continuamos analizando ejemplos de distorsiones presentadas por lo que hemos dado en llamar la historia alternativa, elaborada en parte por sectores protestantes con referencia al tema del primado de Pedro. Nos enfocaremos en dos casos muy citados por apologetas protestantes: San Agustín y San Cipriano.
San Hilario de Poitiers
sanhilariodepoitiers.jpg

Introducción
En una primera entrega estudiábamos la evidencia histórica del primado en los primeros siglos de la cristiandad, en una segunda analizamos lo escrito de estos temas de San Agustín de Hipona y San Cipriano de Cártago. En esta será San Hilario de Poitiers el centro de nuestra atención.
San Hilario nació Poitiers, Francia, a principios del siglo IV, fue bautizado en el 345 y elegido obispo de Poitiers el año 350.
Objeciones protestantes
Al igual que San Agustín, es citado por protestantes debido a que interpretan su interpretación de Mateo 16,18, donde habla de la confesión de fe de Pedro como la piedra sobre la que se edifica la Iglesia, como un rechazo al primado de Pedro y de la posición católica.
Un resumen de estas objeciones la hace el artículo El papado, escrito por Alejandro Matos, el cual es lo mismo que ya había escrito Samuel Vila en “A las fuentes del cristianismo”.
Artículo el Papado, por Alejandro Matos
San Hilario de Poitiers, en el Segundo libro sobre la Trinidad, dice:
"La roca, piedra, es la bendita y sola roca de la fe confesada por la boca de Pedro"
y en el sexto libro de la Trinidad, dice:
"Es esta la roca, la confesión de la fe sobre la que está edificada la Iglesia".
Analizando los textos
Voy a colocar el texto en un contexto más amplio, para que se puede entender más profundamente el pensamiento del santo, lo cual es indispensable para no sacar conclusiones erradas de su pensamiento.
San Hilario de Poitiers, La Trinidad, VI,20, BAC 481, pág 280-282
36...¿Qué es lo que ahora el Padre revela a Pedro, que recibe el honor de ser una confesión que lo hace bienaventurado? ¿Acaso desconocía los hombres del Padre e Hijo? Cierto que los había oído frecuentemente. Pedro dice lo que una voz humana todavía no había expresado: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Pues aunque él, permaneciendo en el cuerpo, había manifestado que era el Hijo de Dios, con todo, la fe del apóstol ha reconocido ahora por primera vez su naturaleza divina. Y a Pedro no se le ha alabado sólo por la confesión del honor debido a Cristo, sino por el conocimiento del misterio; porque no confesó sólo que era el Cristo, sino el Cristo Hijo de Dios. Para confesar un título de honor hubiera bastado con decir” Tú eres el Cristo”. Pero hubiera sido vano que se le hubiera confesado como Cristo sino se le confesaba como Hijo de Dios. Al decir; Tú eres el Hijo de Dios, pues las palabras Este es son una indicación del que revela la respuesta Tú eres, se encierra el reconocimiento que confiesa la fe.
Sobre esta piedra de la confesión de fe se basa la edificación de la Iglesia. Pero el modo de pensar de la carne y de la sangre no revela el significado de esta confesión. Este es el misterio de la revelación divina, no sólo llamar a Cristo hijo de Dios, sino creer que lo es. ¿O acaso se le reveló a Pedro el nombre más que la naturaleza?. Si fue el nombre, ya lo había oído con frecuencia cuando el Señor confesaba que era el Hijo de Dios. ¿En qué está entonces la gloria de la revelación? En la confesión de la naturaleza, no del nombre, porque este último se había confesado ya muchas veces.
37. Esta fe es el fundamento de la Iglesia. Por esta fe son débiles contra la Iglesia las puertas del infierno. Esta fe tiene las llaves del reino de los cielos. Lo que esta fe ate o desate en la tierra quedará atado y desatado en el cielo. Esta fe es don de la revelación del Padre....” (1)
Se puede notar que quienes han utilizado este texto de San Hilario para negar al primado cometen el error de asumir que por interpretar que la fe es el fundamento de la Iglesia, eso implica un rechazo a Pedro como piedra de la Iglesia o un rechazo al ministerio del primado que le fue encomendado.
Ante todo, es importante entender el contexto de la obra. San Hilario no está hablando aquí específicamente del primado de Pedro, sino que está defendiendo la doctrina trinitaria contra los herejes arrianos. Así, no está negando el primado de Pedro, sino estableciendo que Pedro fue elegido para este ministerio en virtud de su confesión de fe.
Esto puede comprobarse en lo que dice líneas después:
el que en el silencio de todos los apóstoles, al reconocer, por revelación del Padre, al Hijo de Dios, mereció una gloria excelsa, que supera toda la debilidad humana, con la confesión de su fe bienaventurada!.” (2)
...Por esto tiene las llaves del reino de los cielos, por eso sus juicios terrenales son celestiales. Aprendió, por una revelación, un misterio oculto desde la eternidad, expresó la fe, anunció la naturaleza divina de Cristo, lo confesó como Hijo de Dios. El que niegue esto confesando que es una criatura, tiene que negar primero el apostolado de Pedro, su fe, su bienaventuranza, su sacerdocio, su testimonio; y después de todo esto sepa que se ha alejado de Cristo, porque Pedro mereció todas estas cosas por confesarlo como Hijo.” (3)
La fuerza del argumento de de San Hilario contra los arrianos es hacerles entender que negar a Cristo en su divinidad, implicaba negar aquello por lo cual Pedro mereció escuchar esas gloriosas palabras y por la cual fue elegido para su ministerio.
Pero quienes citan estos textos nunca citan otros (incluso en la misma obra) donde San Hilario se refiere a que Pedro fue establecido como la piedra-fundación de la Iglesia, y que demuestran que para él, y a diferencia de la perspectiva protestante, no solo ambas interpretaciones no son excluyentes, sino complementarias:
San Hilario de Poitiers La Trinidad, VI,20
y el bienaventurado Simón, que después de su confesión sostiene el edificio de la Iglesia y ha recibido las llaves del reino de los cielos(4)
El texto en ingles traducido por Philip Schaff (protestante) en The Early Church Fathers en NPNF2-09 dice: “and blessed Simon, who after his confession ************SPAM/BANNEAR************ the mystery was set to be the foundation-stone ************SPAM/BANNEAR************ the Church, and received the keys ************SPAM/BANNEAR************ the kingdom ************SPAM/BANNEAR************ heaven, lo cual traducido es aún más claro y explícito: el bienaventuradon Simón, quien luego de la confesión del misterio fue establecido para ser la piedra-fundación de la Iglesia y recibió las llaves del reino de los cielos”
Otros texto donde mantiene la misma idea:
San Hilario de Poitiers, Comentario sobre Mateo 7,6 en Berington and Kirk, Faith ************SPAM/BANNEAR************ Catholic, 2:15
Pedro creyó primero, y es el príncipe del apostolado(5)
San Hilario de Poitiers, Tract. In Ps. 141,8 in Berington and Kirk, Faith ************SPAM/BANNEAR************ Catholics, 2:15
El miedo exitó a los apóstoles por su bajeza de la pasión (de modo que incluso la roca firme sobre la cual la Iglesia iba a ser construida tembló)” (6)
Tract. In Ps. 131,8, in Berington and Kirk, Faith ************SPAM/BANNEAR************ Catholics, 2:14-15
Él [Jesús] tomó a Pedro, a quien poco antes había dado las llaves del reino de los cielos, sobre quien estaba a punto de construir la Iglesia, contra la cual las puertas del infierno no podía en modo alguno prevalecer, quien aquello que atara o desatara en la tierra quedaría desatado en los cielos. Este mismo Pedro, el primer confesor de el Hijo de Dios, la fundación de la Iglesia, el portador de las llaves del reino celestial, y en su juicio sobre la tierra, un juicio sobre del cielo (7)
Si todo esto no fuera suficientemente claro, el siguiente texto el mismo San Hilario explica con claridad como la confesión de Pedro obtuvo la recompensa de haber sido designado portador de las llaves y fundación de la Iglesia, lo cual quedó expresado con su cambio de nombre.
San Hilario de Poitiers, Commentary in Matthews, 7,6 in Berington and Kirk, Faith ************SPAM/BANNEAR************ Catholic, 2:15
Y en la cierta confesión de Pedro obtuvo una digna recompensa...Oh, por tu designación de un nuevo nombre, feliz fundación de la Iglesia, y una roca digna de la creación de lo que era la dispersión de leyes infernales, y las puertas del infierno, y todos los bares de la muerte! Oh el Beato poseedor de entonces puerta del cielo, a cuya disposición se entregan las llaves de la entrada en la eternidad; cuya juicio en la tierra es una autoridad de un juicio previo en el cielo, a fin de que las cosas que son atadas o desatadas en la tierra, también lo son en el cielo...” (8)
También reconoce al obispo de Roma como sucesor de Pedro y su jurisdicción sobre todas las provincias. Al Papa San Julio I escribe:
San Hilario de Poitiers, Fragment 2 ex opere Historico (ex Epistle Sardic. Concil. Ad Juliaum) n.9, p. 629
Y usted, el más apreciado y amado hermano, aunque ausente de nosotros en cuerpo, presente en el mismo pensamiento y voluntad... Para ello se considera que lo mejor y consecuente, si a la cabeza, que es la silla del apostol San Pedro, los sacerdotes del Señor informan (o, consultan) desde cada una de las provincias(9)
Conclusión
Citar a San Hilario como un ejemplo de un padre de la Iglesia que rechazaba al primado Romano, o es producto de un desconocimiento de los textos de San Hilario, o no puede menos que ser calificado como deshonesto. En su libro “Cruzando El Umbral De La Esperanza” el papa Juan Pablo II hace referencia al la piedra de Mateo 16,18 como Pedro y como Cristo. Lo mismo hace el catecismo de la Iglesia Católica en los numerales 424, 552, 553 y 881. Esperemos que en unas cuantas centurias no se les cite como una negativa expresa del primado romano.
Referencias
(1) Tomado de La Trinidad, San Hilario de Poitiers, VI,20, BAC 481, pág 280-282
(2) Ibid.
(3) Ibid.
(4) Tomado de La Trinidad, San Hilario de Poitiers VI,20, BAC 481, pág 259
(5) Traducido de Upon This Rock, Stephen K. Ray, pág 202
(6) Ibid, pág 203
(7) Ibid, pág 203. También puede ser encontrado en Jesús, Peters & Keys, por Butler, Dahlgren y Hess, pág. 231.
(8) Ibid.
(9) Ibid. pág 204


4) La Iglesia Católica Romana (porque hay otras iglesias católicas...) es fruto del Concilio de Nicea, y su padre es el emperador oriental Constantino Magnus (o El Grande).
Mentira el termino catolica ya se usaba desde el año 200.

5)Y por favor, no seamos tan absurdamente fanáticos de desconocer una realidad solo porque no lo dice la Biblia... ¿Acaso la Biblia habla de cajeros automáticos? Y sin embargo, existen...
Segun lo que leo el fanatico es usted y para colmo afirma cosas que no son ciertas, seguro porque quien sabe donde las escucha y no confirma las fuentes.

Ya se vienen los insultos como la vez pasada... en 3, 2, 1...
 
Mi estimado Católico, a diferencia tuya, que cuando te contradicen ofendés, yo no uso esos argumentos. Mirá, muy interesantes todos esos aportes, pero quedamos en lo mismo... Yo me refería a historiadores FUERA de la Iglesia, a historia científica corroborable, no a apologetas. Ya estás igual que los mormones, que solo ellos pueden fundamentar, históricamente, sus creencias.
Pero en fin, que cada quien crea en lo que quiera, esa es la naturaleza humana. Al final de cuentas todas las religiones son creaciones humanas, absolutamente todas... Al final de cuentas lo importante es la conducta recta y moral de un ser humano en el mundo, y para eso ni siquiera se necesita de un Dios o de una religión. Ahora, si la creencia en un Dios o en una religión nos ayuda a ser mejores seres humanos, mejores hijos, mejores padres, mejores ciudadanos, mejores esposos, mejores trabajadores, ¡pues magnífico!
 
¡Códigos y Leyes!, yeah!...

El mae de arriba sí es pichudo, me habría gustado ser como él de haber sido abogado (Me queda toda la vida para intentarlo :)).
 
Sus post aparte de incongruentes en algunas cosas, son largos, tediosos y bien aburridos.


Solo te diré algo Católico. Ojalá vivas tu vida conforme a la voluntad de Dios, con la misma fuerza que defiendes lo que dices defender.

Si no es así, tanto post, tanta cosa escrita, tanto enojo procesado, tanta defensa de lo que dices creer es en vano.


Ojalá que vivas conforme Jesús lo dicta en la palabra, y no conforme lo dicta un papa o un tipo de sotana.


Es todo lo que puedo decirte, ojalá vivas conforme los mandamientos de Dios, y no me refiero a su eucaristía y demás ritos.
 
yo creo que ud pone esos textos por pura altanería como diciendo lean y aprendan ignorantes
 
Sus post aparte de incongruentes en algunas cosas, son largos, tediosos y bien aburridos.


Solo te diré algo Católico. Ojalá vivas tu vida conforme a la voluntad de Dios, con la misma fuerza que defiendes lo que dices defender.

Si no es así, tanto post, tanta cosa escrita, tanto enojo procesado, tanta defensa de lo que dices creer es en vano.


Ojalá que vivas conforme Jesús lo dicta en la palabra, y no conforme lo dicta un papa o un tipo de sotana.


Es todo lo que puedo decirte, ojalá vivas conforme los mandamientos de Dios, y no me refiero a su eucaristía y demás ritos.

ojalá tú también lo hagas... católico no es perfecto... TÚ TAMPOCO.

Si bien es cierto que no estoy de acuerdo en todo con católico, me parece que tiene derecho a exponer su punto de vista y argumentar lo que quiera.

Si le parecen largos y tediosos los post de católico, no los lea. O le pusieron una pistola en la espalda y le dijeron... A ver mijito, lea todo... nop.

En lo personal, como me gusta mucho la patrística... me gustó el post de católico.


Y a petición de mostro verde... el siguiente video... nota, el que no lo quiera ver que no lo vea...
lo pongo para mostroverde que me pidió lo pusiera aquí...

 
no estoy en la obligación de hacerlo mas con esa actitud

pues si no quiere no lea, pero si no lee los post de los demás, no tendrás nada interesante que decir...

bueno; de hecho, muy pocos de tus post me parecen interesantes, puro atacar por atacar.

Pero eso x. qué haces en un foro si los post de un forero (Católico) te parecen largos, tediosos y petulantes...
los de otro (joelote) cortos y directos. Y los míos seguro no te gustan porque soy mujer o algo así.

si los demás no le parecen adecuados interlocutores, pues no posteas y ya

Pues, si no quieres aprender de otros foreros y nada tienes que aportar... ¿Qué haces en estos temas?
Escribir paja...

acabé contigo, nada más tengo que decirte por el momento. Ojalá algún día pueda decir, mira el cholo escribió
algo inteligente, o novedoso o medianamente interesante... pero bueno, seguiré esperando ese día.

Que tengas un buen día
 
Última edición:
En estos temas la gente nunca se va a poner de acuerdo....

Yo creo en un Unico Dios y Creador.

está bien. que bueno que creas eso...

pero la bronca es otra.

Mira, no es lo que creas o dejes de creer. lo que pasa es que algunos foreros queremos exponer nuestras ideas y creencias; y, otros atacan por atacar. No hay argumentos sino ataques.

Y en otras ocasiones pides claramente respeto y salen con sus groserías.

De todas partes. Hay católicos agresivos, evangélicos intolerantes e irrespetuosos y ateos soberbios.
Todos exigen respeto para sus puntos de vista, pero nadie tiene respeto por los puntos de los demás. ese es el problema.

Lo correcto es poner un post con tu punto de vista y ya. Si acaso y es necesario un segundo post con un argumento a favor de tu punto de vista y otro (respetuoso) en contra de alguna tesis contraria y ya.

lo que pasa más allá de esto es pelea y chismarajo.

se dicen y quejan todos:

que si el fulano católico es petulante y zutano protestante grosero y ateo mengano corto de entendederas. pura pelea sin objetivo
 
pues si no quiere no lea, pero si no lee los post de los demás, no tendrás nada interesante que decir...

bueno; de hecho, muy pocos de tus post me parecen interesantes, puro atacar por atacar.

Pero eso x. qué haces en un foro si los post de un forero (Católico) te parecen largos, tediosos y petulantes...
los de otro (joelote) cortos y directos. Y los míos seguro no te gustan porque soy mujer o algo así.

si los demás no le parecen adecuados interlocutores, pues no posteas y ya

Pues, si no quieres aprender de otros foreros y nada tienes que aportar... ¿Qué haces en estos temas?
Escribir paja...

acabé contigo, nada más tengo que decirte por el momento. Ojalá algún día pueda decir, mira el cholo escribió
algo inteligente, o novedoso o medianamente interesante... pero bueno, seguiré esperando ese día.

Que tengas un buen día
ud no me conoce y creo que no tiene porque juzgarme y decir tanta tontera, este es mi post ud llega porque le parece interesante nadie entra a la fuerza, yo creo que ud ni siquiera se pone a leer mis aportes fuera de este subforo para que pregone que nunca digo nada interesante, yo respeto su opinión, pero enserio, no juegue de importante
 
está bien. que bueno que creas eso...

pero la bronca es otra.

Mira, no es lo que creas o dejes de creer. lo que pasa es que algunos foreros queremos exponer nuestras ideas y creencias; y, otros atacan por atacar. No hay argumentos sino ataques.

Y en otras ocasiones pides claramente respeto y salen con sus groserías.

De todas partes. Hay católicos agresivos, evangélicos intolerantes e irrespetuosos y ateos soberbios.
Todos exigen respeto para sus puntos de vista, pero nadie tiene respeto por los puntos de los demás. ese es el problema.

Lo correcto es poner un post con tu punto de vista y ya. Si acaso y es necesario un segundo post con un argumento a favor de tu punto de vista y otro (respetuoso) en contra de alguna tesis contraria y ya.

lo que pasa más allá de esto es pelea y chismarajo.

se dicen y quejan todos:

que si el fulano católico es petulante y zutano protestante grosero y ateo mengano corto de entendederas. pura pelea sin objetivo

Eso se da mucho en el foro....y mas con estos temas tan "delicados".

Deje que la gente opine...si la manera de ellos es decir que lo q ud dice es una estupidez...

pues diay...en buenos terminos "aguantese". Es parte de la dinamica del foro...

Uno aprende a no hacer caso y seguir aportando y ya.
 
El problema de poner a la Biblia por encima de todo, es que se trata de un libro y a como se interpreta se crean sectas y asi van, terminan unos contra otros.
Es una lastima lo que hacen con Cristo y sus enseñanzas.

Catolico!!!
Y no solo sectas, tambien religiones. )))))
 
pues si no quiere no lea, pero si no lee los post de los demás, no tendrás nada interesante que decir...

bueno; de hecho, muy pocos de tus post me parecen interesantes, puro atacar por atacar.

Suave !!! Yo con el cholo he tenido mis problemas, pero decir que no tiene nada interesante que decir solo porque no lee las tonteras que otros ponen con la ayuda del Copy/paste me suena menos interesante.

Pero eso x. qué haces en un foro si los post de un forero (Católico) te parecen largos, tediosos y petulantes...
los de otro (joelote) cortos y directos. Y los míos seguro no te gustan porque soy mujer o algo así.

Los copy/paste son tediosos, lo mejor es que la misma persona que los pone los lea y exponga su opinion. Y despues deje el enlace para mas informacion.

si los demás no le parecen adecuados interlocutores, pues no posteas y ya

Pues, si no quieres aprender de otros foreros y nada tienes que aportar... ¿Qué haces en estos temas?
Escribir paja...

No se ofenda pero la unica que escribe paja es usted. Catolico tambien escribe paja desde el punto de vista de la iglesia catolica.

acabé contigo, nada más tengo que decirte por el momento. Ojalá algún día pueda decir, mira el cholo escribió
algo inteligente, o novedoso o medianamente interesante... pero bueno, seguiré esperando ese día.

Que tengas un buen día

Lo mismo opino de usted.

Cholo ni les haga caso!!!!
 
está bien. que bueno que creas eso...

pero la bronca es otra.

Mira, no es lo que creas o dejes de creer. lo que pasa es que algunos foreros queremos exponer nuestras ideas y creencias; y, otros atacan por atacar. No hay argumentos sino ataques.

Por el momento no veo ideas expuestas, solo cancioncitas del amor a dios desde el punto de vista catolico
 
Mi estimado Católico, a diferencia tuya, que cuando te contradicen ofendés,
Mira, yo me senti muy ofendido con unos comentarios suyos hace un tiempo y creo que nunca te ofendi, pero veo que ha cambiado y de verdad lo felicito.

pero quedamos en lo mismo... Yo me refería a historiadores FUERA de la Iglesia, a historia científica corroborable, no a apologetas.
Ponga las fuentes y las comentamos.
Pero no me ponga al pseudo "historiador" que incluso inventaba citas de temas pasados.

Ya estás igual que los mormones, que solo ellos pueden fundamentar, históricamente, sus creencias.
Diay, aparte de versiculos sacados de contexto nadie me ha puesto evidencia historica de alguna iglesia protestante anterior al año 1.000...
Le invito a que si usted las tiene las ponga.

Al final de cuentas lo importante es la conducta recta y moral de un ser humano en el mundo, y para eso ni siquiera se necesita de un Dios o de una religión. Ahora, si la creencia en un Dios o en una religión nos ayuda a ser mejores seres humanos, mejores hijos, mejores padres, mejores ciudadanos, mejores esposos, mejores trabajadores, ¡pues magnífico!
Totalmente de acuerdo con usted.
 
Sus post aparte de incongruentes en algunas cosas, son largos, tediosos y bien aburridos.


Solo te diré algo Católico. Ojalá vivas tu vida conforme a la voluntad de Dios, con la misma fuerza que defiendes lo que dices defender.

Si no es así, tanto post, tanta cosa escrita, tanto enojo procesado, tanta defensa de lo que dices creer es en vano.


Ojalá que vivas conforme Jesús lo dicta en la palabra, y no conforme lo dicta un papa o un tipo de sotana.


Es todo lo que puedo decirte, ojalá vivas conforme los mandamientos de Dios, y no me refiero a su eucaristía y demás ritos.

Estos son sus argumentos?
En verdad que me quedo CON LA BOCA BIEN ABIERTA y debo asumir que no tienes argumento alguno para sostener lo que afirmaste en tu post inicial.

Yo le invito a que aprenda mas de la Iglesia primitiva para que se de cuenta de que no es lo que usted piensa.
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA

Nuevos temas

Presentamos sus declaraciones del IVA D104, de ALQUILERES D125, así como su renta D101 desde $20 al mes. Contrate al WhatsApp 64320305 de ASESORIA TRIBUTARIA
Active su PLAN PREPAGO por $9.99 y timbre hasta 50 documentos electrónicos. Sin mensualidades, ni anualidades con el sistema líder en el país.
Fondos de Pantalla
Arriba Pie