Finalmente terminó la novela de la No Precandidatura de Oscar Arias; era un secreto a voces que anunciaría no competir por la candidatura presidencial por el PLN. Es cierto lo que señaló como causa principal para desistir en cuanto a la urgencia de gestar nuevos liderazgos en el PLN, pero es más cierto aún que no quiso enfrentar a José María Figueres.
Más allá de los detalles y efectos inmediatos para el PLN, en la práctica significa el retiro de Arias del protagonismo político electoral. Se cierra así un largo capítulo de caudillismo en nuestra historia muy difícil de volver a ver al menos durante la actual y extendida etapa de reacomodo del sistema de partidos políticos.
Con el retiro de Arias se irá desvaneciendo, paulatinamente, el Arismo. Ya fue derrotado por Figueres en la Presidencia del PLN y ahora éste lo vuelve a derrotar, sin siquiera competir, para la candidatura presidencial.
Una parte del Arismo lo seguirá siendo por la convicción de seguir a su líder. Pero otro sector que pululó por conveniencia a su alrededor poco a poco buscará abrigo y oportunidades (puede leerse también oportunismo) en otros lugares. Finalmente, para buscar un puestito, cualquier “líder” es útil.
Vemos ahora una etapa de liderazgos tenues, fugaces y poco ilustrados que hará más democrática la dinámica política – electoral, pero que también dificultará aún más el diálogo político y la construcción de consensos interpartidarios.
Los añorados “pactos nacionales” sólo eran posibles en el marco del cuadillismo de Don Pepe o los Calderón padre e hijo, quienes desde mediados del siglo pasado dominaron la escena política del bipartidismo PLN – anti-PLN. En una democracia poliárquica como la actual esto no es factible y los consensos se deben construir tenaz y puntualmente.
Hoy el país enfrenta el riesgo de pasar de liderazgos ilustrados y demócratas como el de Arias (con sus errores incluidos pero reconociendo sus importantes logros como la Paz en Centroamérica, la aprobación del CAFTA y del ATT), a versiones de caudillismos poco ilustrados y con rasgos autoritarios, como lo vengo advirtiendo reiteradamente (ver Trump-tico).
Figueres queda ahora con la vía despejada para ser el candidato presidencial del PLN. Aparecerán nuevas y “valientes” candidaturas que reivindicarán el Arismo, pero será casi imposible que le arrebaten la victoria a Figueres. El liderazgo no se hereda ni se delega, se construye y se merece.
Hasta ayer habían dos tipos de precandidaturas en el PLN: personajes poco conocidos que aspiran a su minuto de fama y figuras medianamente conocidas que en realidad aspiran a alguna diputación para sí o para algún familiar, o pulsear alguna cuota de poder futura. Surgirán ahora otras candidaturas fuertes que pueden competir contra Figueres pero que difícilmente lo vencerán.
El reto que le señaló Arias al PLN no solo continuará sino que se agudizará: desarrollar liderazgos frescos, ilustrados, demócratas y modernizantes que estén a la altura de las exigencias del Siglo XXI, ya que una buena parte de su dirigencia aún sigue anclada en el Siglo pasado.
Liberación enfrenta ahora el riesgo de que en las próximas elecciones no pase siquiera a la segunda ronda. A lo interno lo saben, por lo que el Arismo correrá a seguir el último mandato de su líder. El problema es que perdieron mucho tiempo esperando la decisión de su caudillo...