Época de significado espiritual muy especial, en razón del contenido de su celebración.
Pensamos en árboles, luces, regalos, Papá Noel, etc...
Es una época en que se evoca el “Espíritu de Navidad” con mucho fervor. Ansiamos la compañía de nuestros seres amados.
La Navidad se ha convertido en una fiesta que celebran millones de personas en el mundo, incluso por los que no aceptan a Jesús como su Salvador.
¿Cuál debe ser entonces la actitud de los creyentes en estas fiestas?
¿Debemos aislarnos como lo hacen muchos, con una actitud extrema contra esta época navideña, que hoy no es otra cosa que una fiesta del consumo?
¿Debemos incorporarnos a las celebraciones tal como el mundo lo hace, sin reflexionar en el verdadero sentido de esta fiesta y dejarnos llevar por el consumo desorientado?
Para entender cuál debe ser nuestra perspectiva frente a estas fiestas, debemos orientarnos hacia el verdadero sentido de la palabra Navidad y lo que significa para aquellos que decimos ser seguidores de Jesucristo.
En estas fiestas, en realidad celebramos el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, cuando vino al mundo y nació de mujer y vivió entre nosotros.
1ª Timoteo 2: 5-6 “...pues, hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre, el cual se dio a si mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.”. Celebramos su llegada a nuestra vida, a esta tierra, a este mundo.
Recordamos la época en que él se despojó de toda su gloria para hacerse un hombre conforme con nuestra semejante, y ser el cordero para el sacrificio.
¿Por qué nos damos regalos y qué simboliza esta tradición?
Los regalos navideños, para nosotros los cristianos, no deben tener valor por el regalo en sí, sino por la acción de DAR, que es lo que en realidad debe motivar ese intercambio.
Al darnos regalos unos a otros, recordamos el espíritu de donación que tuvo Cristo al ser capaz de donarse a sí mismo para que así nosotros pudiésemos ser salvos. Cuando damos, cumplimos un mandato de Dios, y la Biblia dice que somos Bienaventurados. Hechos 20:35 “...más bienaventurado es dar que recibir...”
¿Cuáles son los principios que deben guiarnos cuando DAMOS?
DEBEMOS DAR CON ALEGRÍA
(2ª Corintios 9: 7-10) “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.” Nuestra bendición está en dar, por eso debemos alegrarnos cuando damos. Al DAR a otros, nos hacemos embajadores del Reino de Dios, llevando el mensaje de Cristo que dio su vida por nosotros.
• Es una actitud que surge como fruto de un corazón generoso. La generosidad no mira a quien da... simplemente se contenta con dar. Cuando damos estamos haciendo la Voluntad de Dios. Estamos agradando a nuestro Señor.
DEBEMOS DAR ABUNDANTEMENTE
(Lucas 6:38) “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida que medís, os volverán a medir.” No olvidando que esa misma medida será la medida para nuestras bendiciones. Aquí el mandamiento claro es DAD... y como consecuencia dice que recibiremos. Los parámetros para dar están determinados: Una medida buena, abundante, casi cayendo de tan llena! Tal como a usted le gustaría recibir.
DANDO DE GRACIA, TAL COMO RECIBIMOS
(Mateo 10:8) “...de gracia recibisteis, dad de gracia...” No debemos mirar a quien merece. Es dar por amor y no un premio por metas conquistadas. Aquél que da de gracia no juzga si el otro se hace merecedor de lo que está recibiendo. Su bendición está en DAR. Sólo ese acto le hace bienaventurado. Si la otra persona no valoriza, no cuida, no guarda, no entiende o no merece lo que recibió, eso no importa más cuando damos de gracia. La generosidad que proviene de un corazón dadivoso no tiene límites.
SIENDO SENSIBLE A LA NECESIDAD DEL OTRO
(Mateo 25: 37-40) “Señor, ¿cuando te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber... de cierto os digo que cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” No podemos olvidar que cuando atendemos la necesidad de un pequeño necesitado, estamos haciéndoselo al propio Jesús. Debemos estar atentos a las necesidades de aquellos pequeños que nos rodean. Para que seamos generosos debemos dejar de ser egoístas y de pensar solamente en nuestras necesidades.
Concluyo:
El mensaje del Reino es DAR. En esta época debemos recordar ese acto de donación de Jesús DANDO. Entonces, DÉ. ¿Ha percibido como es común hacer intercambio de regalos en esta época? Como cristianos, también nos damos regalos o hacemos amigo secreto, pero qué mejor que darnos uno al otro algo que es PERPETUO: Promesas de la Palabra de Dios! “Todas las que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguemos a ser participantes de la naturaleza Divina...” 2ª Pedro 1: 3-4 Entonces en esta época especial, por qué no darnos unos a otros promesas de la Palabra de Dios. Escoja algunas promesas, escoja algunas personas y entregue la Palabra de Dios... que dice que no volverá vacía, pero que hará lo que El quiere! Manos a la obra!
Por esta navidad, época tan especial, por tratarse del recordatorio y celebración del advenimiento del Hijo de Dios, démonos las promesas de la Palabra de Dios, que son imperecederas y pertenecen a la vida, a la piedad y misericordia del Divino Creador.
FELIZ NAVIDAD PARA TODOS
PROTEJA LA NATURALEZA: SIEMBRE UN ÁRBOL