"El sexo es más excitante en la pantalla y entre las páginas, que entre las sábanas" Andy Warhol.
Hay escenas e imágenes que no puedo reproducir en la realidad por muchos factores, que hacen que esa escena y/o imagen sea más excitante —para mí— que una situación sexual real promedio. No estoy hablando de sensaciones: Ver porno y tocarnos los genitales hasta alcanzar el resultado deseado —clímax— nunca equivaldrá a las sensaciones y emociones involucradas en el acto sexual. Todos los que hemos cogido sabemos que el sexo en vivo tiene una ventaja —casi— evidente y también sus marcadas desventajas. En este caso no siempre en vivo es mejor. Porno y erotismo me ofrecen algo que tal vez podría no obtener —la mujer mis sueños, un cuadro que capture eso que tanto me excita y demás fantasías— en la realidad. Estas imágenes —mi caso— puedo repasarlas en mi mente con más facilidad que lo real, lo que fue. El sexo —y todo lo que este encierra— real es rico en tanto que se practica lo que se nos ha inculcado como el acto supremo de intimidad y gozo y también es instinto y es victorioso en muchos casos, conseguirlo pero por razones como —por ejemplo— falta de práctica, momentos incómodos, riesgos —raciocinio en acción—, dolores e inclusive olores puede no ser tan excitante sea o no porque quiera ejecutar el sexo como se muestra en la pantalla y/o entre páginas. Tal vez el sexo real no sea tan estético y no cuente con el acabado que una edición continua, cortes y producciones de alto nivel puedan otorgar a una imagen o una escena y que se transforma en algo digno de llevar en mente —imágenes que saturan— y/o para masturbarnos e inclusive —de tener la oportunidad— intentar realizar nosotros mismos. Al menos es cómo he interpretado las palabras del autor.
¿Tú qué piensas?
Hay escenas e imágenes que no puedo reproducir en la realidad por muchos factores, que hacen que esa escena y/o imagen sea más excitante —para mí— que una situación sexual real promedio. No estoy hablando de sensaciones: Ver porno y tocarnos los genitales hasta alcanzar el resultado deseado —clímax— nunca equivaldrá a las sensaciones y emociones involucradas en el acto sexual. Todos los que hemos cogido sabemos que el sexo en vivo tiene una ventaja —casi— evidente y también sus marcadas desventajas. En este caso no siempre en vivo es mejor. Porno y erotismo me ofrecen algo que tal vez podría no obtener —la mujer mis sueños, un cuadro que capture eso que tanto me excita y demás fantasías— en la realidad. Estas imágenes —mi caso— puedo repasarlas en mi mente con más facilidad que lo real, lo que fue. El sexo —y todo lo que este encierra— real es rico en tanto que se practica lo que se nos ha inculcado como el acto supremo de intimidad y gozo y también es instinto y es victorioso en muchos casos, conseguirlo pero por razones como —por ejemplo— falta de práctica, momentos incómodos, riesgos —raciocinio en acción—, dolores e inclusive olores puede no ser tan excitante sea o no porque quiera ejecutar el sexo como se muestra en la pantalla y/o entre páginas. Tal vez el sexo real no sea tan estético y no cuente con el acabado que una edición continua, cortes y producciones de alto nivel puedan otorgar a una imagen o una escena y que se transforma en algo digno de llevar en mente —imágenes que saturan— y/o para masturbarnos e inclusive —de tener la oportunidad— intentar realizar nosotros mismos. Al menos es cómo he interpretado las palabras del autor.
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