Cuando Tom compró un velero, llenó una solicitud para asegurarlo. El formulario incluía preguntas sobre el barco y su dueño, y pedía una foto reciente. Tom y su esposa revisaron un montón de instantáneas y escogieron la que les pareció más adecuada.
Poco después llegó una carta de la aseguradora: “Muy señor nuestro: Recibimos la excelente fotografía de su persona. Tenga la seguridad de que admiramos su magnífico bigote. Ahora bien, ¿tendría usted la amabilidad de enviarnos una foto igualmente atractiva del barco que vamos a asegurar?”
Poco después llegó una carta de la aseguradora: “Muy señor nuestro: Recibimos la excelente fotografía de su persona. Tenga la seguridad de que admiramos su magnífico bigote. Ahora bien, ¿tendría usted la amabilidad de enviarnos una foto igualmente atractiva del barco que vamos a asegurar?”