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Como hacer un buen curriculum

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Como armar un buen curriculum


¿Y ahora qué hago?

Una de las primeras causales de desesperación en los jóvenes -especialmente recién salidos de la escuela media- es qué poner como experiencia laboral, que en general es nula o casi nula. Otras veces se tiene experiencia en rubros totalmente distintos al que se pretende apuntar.

Primer consejo: se puede intentar venderse mejor, pero no mentir. Vale este ejemplo. Daniela estudiaba administración de empresas, trabajó durante un tiempo en un local de ropa y en un consultorio. Buscando nuevos horizontes, más relacionados con los que estudiaba, empezó a tirar curriculums en empresas de su área. Como su trayectoria era pobre, estiró los plazos en que trabajó en ambas empresas. Dejó muchos curriculums y entró en una Pyme de comercio exterior. Tenía 22 años. Luego de tres años de trabajo intensivo decidió que era hora de crecer y volvió a dejar curriculums en distintas empresa. Esta vez no necesitaba mentir porque su trayectoria hablaba por sí misma.

Daniela fue seleccionada por una multinacional, para un puesto muy importante y sólo faltaban los exámenes médicos. Pero la empresa contaba con una base de datos de curriculums viejos y ella ya se había presentado allí tres años antes. Pero los datos de uno y otro no coincidían: en uno de los dos mentía.

Mentir puede ser peligroso, y si bien Daniela logró revertir su situación, nunca es recomendable poner datos falsos: máximo porque en las consultoras de recursos humanos -como el Gran Hermano- todo lo ven. Lo que sí podemos hacer es usar otros trucos, al menos inicialmente.



Saber venderse


No poner meses

muchas veces hacemos changas o trabajos de verano, que duran un mes. Poner sólo el o los años ayuda a que no se note la inexperiencia o que estuvimos unos días en cada uno. Siempre poner el teléfono de referencia de esos lugares en que trabajaste. Las fechas -aunque sea sólo los años- deben ser incluídas.

El trabajo no remunerado también es trabajo

La experiencia que un empleador busca es la pericia en la materia, conocimiento, capacidad para trabajar con gente, respeto a la autoridad… todas cuestiones que se aprenden aun en trabajos no rentados. Por lo tanto vale considerarlos como experiencia: trabajo comunitario, edición de revistas barriales o incluso la colaboración en algún negocio familiar pueden y deben ser incluidos. Por otra parte te recomendamos que siempre -en la medida que te den los tiempos- trates de hacer algo gratis o por muy poca plata, pero que esté más cerca de lo que querés hacer en el futuro. Cuando te entrevisten para un empleo remunerado en la materia, vas a poder decir que ya tenés experiencia en el tema. Por supuesto que esto no se aplica a cualquier especialidad.

No poner empresas, sino tareas

Es común en América Latina que uno comience siendo cadete y termine encargándose de otras cosas. Vale ponerlo entonces como ítems separados, aunque más no sea para que el que lo lee vea tu crecimiento. Incluso muchas empresas tienen nombres de fantasía distintos para distintos productos. Vale también poner que uno trabajó para producciones diferentes. Obviamente a medida que se va creciendo en experiencia, esos ítems pueden volver a replegarse. Más adelante habrá que sacar cosas, incluso muy valiosas. No tiene sentido que una persona con experiencia laboral ponga que trabajó dos meses en el negocio de su familia.

Pasamos al rubro cursos

Quienes tienen más achatado el rubro experiencia laboral suelen atiborrar la sección cursos y seminarios. Atención: una charla de una hora y media sobre algún tema -por más fotocopia doblada con tu nombre que te entreguen al finalizar- no puede ser considerada como seminario, a no ser que sea algo muy específico vinculado con lo que querés hacer. Limitá el item y aclará cuánto duró cada curso. Probablemente a los 25 años tengas muchos cursos y seminarios encima y no vale la pena ponerlos todos; los empleadores no los miran, salvo que sea algo muy específico. Los idiomas también suman, al menos si los manejás bien. Sino, tal vez conviene omitirlos, dependiendo del puesto al que se quiera aspirar. Un médico no lo necesita (en la mayoría de los casos); una secretaria ejecutiva sí. Poné el nivel en que estás (básico, intermedio, avanzado).

No hay un Curriculum sino varios

Si tenés que hacer una presentación en el Estado o algún concurso público, probablemente tengas que presentar el curriculum único, que incluya desde tu escuela primaria hasta el cursito de dos horas sobre corte y confección: en esos casos sí tienen la obligación de leerlo todo. Fuera de esos casos, existe una limitación: el espacio y las ganas de quien leerá el CV. Pensá que si alguien pone un aviso en Computrabajo puede recibir entre 100 y 400 curriculums en una semana, con lo cual tu exposición tiene que ser clara y certera. Aquí existe una polémica sobre el límite de la extensión. Hay quienes dicen que todo tiene que estar en una hoja. Otros, menos ortodoxos, dicen que hasta tres es viable y que no conviene usar trucos como achicar el tamaño de letra a seis para que todo entre. Sea como fuere, a medida que uno va creciendo se ve obligado a dejar cosas en el camino. Una opción puede ser armar distintos CVs en función de lo que se quiera hacer. Un psicólogo puede trabajar como consultor de recursos humanos y como terapeuta. Es conveniente entonces tener dos modelos de curriculum.

De la mano del debate de la extensión aparece otra polémica

cómo colocar los datos personales. Los ortodoxos dicen que se debe poner chiquito arriba (incluso hay quienes lo ponen en el encabezado de la página). Los menos ortodoxos los ponen como carátula. Hay quienes gustan de poner una foto. No suele ser imprescindible y de hecho los consultores dicen que en general las mandan mal: fotos de cuerpo entero o recortado de una fiesta o que pesan demasiado y complican la apertura del archivo. Mejor no ponerla, salvo que la pidan. Si la incluís, siempre que sea tamaño fotocarnet. Otro recurso no recomendable es el del “Objetivo”: “Mi meta es encontrar un lugar de trabajo ameno, en que logre comprometerme con la tarea y pueda establecer vínculos sólidos y duraderos”; también está la versión “Me presento” que sería algo así: “Soy una joven entusiasta, muy proactiva con ganas de aprender”. Aunque hay quienes recomiendan estas cosas, no es recomendable. Los seleccionadores no lo leen y todos ponen lo mismo. Si igualmente persistís, que no sea de más de dos líneas.



El orden del CV
Primero va datos personales. Nombre y apellido, fecha de nacimiento, número de DNI, lugar de nacimiento, nacionalidad, Estado Civil, dirección (aclarando localidad y zona, porque quien lee no tiene por qué saber dónde queda General Rodríguez), teléfono fijo, móvil y mail. Debajo de la fecha de nacimiento también se puede poner la edad, pero no es imprescindible: todo depende si tomamos la edad como un valor a resaltar o como algo a ocultar. Los datos de contacto son muy importantes. Y si estás en la búsqueda de empleo conviene chequear mail dos o tres veces por día, porque muchas empresas se manejan sólo por este medio. Luego de los datos personales vienen los estudios formales cursados. Se separan en estudios completos y en curso. La primaria no es necesaria (salvo que sientas que te puede aportar algo).

Luego sí viene la experiencia laboral. Aquí también hay polémica. Algunos dicen que conviene ordenarlo cronológicamente, empezando con el más reciente. Otros opinan que es mejor por relevancia. Seguramente el primero es más ordenado, pero obliga a poner todo (lo cual a veces atenta contra el principio del espacio). El segundo, el que recomiendo, es más impactante. No obstante, vuelvo a insistir: todo depende de a quién tengas que presentarlo. Otro item que puede ser agregado en algunos casos es “publicaciones”. Sirve especialmente para quienes quieren dedicarse al mundo académico. Tal vez no entre como experiencia laboral, pero es importante poner los títulos de las últimas tres investigaciones. Premios y menciones puede ser un último punto a destacar.

Luego de todo esto sí vienen los cursos, idiomas, manejo de Office (Ya todos manejan esos programas, así que cuida la forma en que presentás esas aptitudes) y otras yerbas.

En cuanto al diseño hay varios formatos posibles. Siempre hacelo en Word y con diseño sencillo. No les compliques aún más la vida a los selectores. Que sea de lectura fácil y sin dibujos ni logotipos: acordate que ellas reciben 500 CVs por día. Si piden alguna especificidad (como por ejemplo remuneración pretendida y referencia de búsqueda), no lo omitas porque directamente tu CV será filtrado. Y que lo corrija alguien, porque no queda bien presentarlo con errores de ortografía.
 
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