El agua estaba helada como era de esperar por ser ya noche, pero se sentía muy bien, era como el inicio de un nuevo día, lavar todos los malos pensamientos del día e iniciar de cero, tonteras que piensan los que tienen un horario no tan normal.
Lo demás fue la rutina de todos los días, cenar algo, lavarse los dientes mientras se veía en el espejo, buscar la camisa con el logo del trabajo, buscar los objetos necesarios para completar la jornada y echarse colonia.
“Llaves, gafete, celular, audífonos…las condenadas galletas. Listo vámonos.”
La salida del hogar era la misma de siempre, cuidar de no darle a algún cristiano con el portón.
“A quién diablos se le ocurre un portón que abre para afuera”
Algunas veces piensa que sería extraño salir y ser el único ser en el planeta, habría alguna diferencia al principio, seguro que no, a la larga es probable que sí. Hizo la caminata hasta la primer parada sin contratiempos, sin emociones, hasta una fila de personas que no conocía.
Tomó el bus como era normal y se bajó en la parada donde tenía que caminar hasta la esquina, doblar y sentarse a esperar. Que bendición los audífonos, que buena compañera de las personas solitarias es la música. No había pasado un rato cuando se le acercó un indigente que buscaba compañía, otro tipo de solitario, de los que no tienen almohadas pero no se quejan, de los que no se bañan para empezar de nuevo. Como era de esperar se puso a hablar de su vida.
“Todos somos iguales, a veces solo necesitamos alguien que nos escuche”
El indigente le contó la historia que curiosamente antes ya había escuchado de él, nada raro cuando se toma el mismo bus, a la misma hora y se ve a algunas personas a diario. Esta vez le contó sobre un compañero de tragos que murió a sus pies hacía un par de días, las reglas de cortesía le indicaron que debía poner atención, al final el que sea una persona de la calle no la hace menos persona. Se quitó uno de los audífonos y escuchó atentamente la historia y para hacer más extraño el momento mientras el indigente le contaba su historia sonaba en uno de sus oídos 1979 de Smashing.
“Que duro para la gente de la calle, morir en la noche solas, en algunos casos, supongo que por eso se buscan entre ellos, me pregunto quién habrá llamado a la ambulancia? Supongo que estaría mal preguntar.”
El bus llego y por respeto dijo - con permiso- a los que el indigente respondió - propio -, eso le tomó por sorpresa hay que ser sinceros. El nuevo bus - por dicha vacío - le mostros montones de posibilidades para sentarse, escogió la más cercana a un timbre(por aquello de la flojera), se sentó del lado de la ventana y se quedó observando cómo el mundo exterior parecía comenzar a moverse hacia atrás, como si se rebobinara.
“Nunca me ha gustado mi reflejo en la ventana, siempre me ha parecido triste, no hay razón real para sonreír en la ventana de un bus aparte de la alegría de los niños, y esa, esa hace mucho que no está presente en mi”
El camino fue el de siempre, se subieron varios jóvenes llenos de la alegría de la juventud, alegres suponía por una vida que solo representa aventuras, nada de responsabilidades reales, solo las académicas que muchas veces son superables fácilmente con solo repetir, cuanto mucho solo se pierde un poco de tiempo y dinero que no les cuesta nada.
“Ayyy nooo, ya estoy pensando como mis tatas, en que momento me hice tan aburrido y serio”
En alguna parada se subió una persona que se sentó a la par del el, sintió el cuerpo caliente a la par, curiosa sensación estar tan cerca de una desconocida, tocándose sin conocerse, sin verse porque ahora las personas ya no se ven a los ojos, se evitan, evitan hablarse, evitan mirarse y los que lo hacen muchas veces es por motivos no tan decentes.
Afortunadamente las canciones continuaban sonando y alegrando el camino. Todo esto dejo tiempo para pensar sobre muchas cosas.
“Que cosa más extraña, en solo dos semanas varios cambios, algunos los esperaba, otros me tomaron por sorpresa. Como es la vida que siempre nos pone a prueba, por una parte siempre el dilema entre la mente y el corazón. Que se deberá seguir? El corazón que es el que nos indica lo que nos hace felices o la mente que es quien nos dice la forma ‘correcta’ de actuar, supongo que debería ser una mezcla de ambas, al final la vida se trata de tomar decisiones, buenas, malas, pero todas nuestras.
Por otro lado esta ansiedad por este cambio que me tengo se me hace insoportable por ratos, yo sé que puedo, pero siempre existirá el temor a fracasar”
Al final entre tanto pensamiento tuvo que volver a la realidad, estaba cerca de su destino, si seguía con sus pensamientos corría el riesgo de que se le pasara su parada.
“Jum que curioso que se me pase la parada, me va a dejar más cerca de algo que quiero y más lejos de donde debo estar, jejeje, que dicha que nadie entiende mis chistes malos”
Tocó el timbre, se bajó y camino hasta el portón, entro y en parte se sintió feliz de llegar a un lugar que le mantiene los demás pensamientos a raya, nada como tener la mente ocupada. Ahí en ese instante sintió uno de esos momentos de lucidez, de los pasajeros.
“Yo sé lo que tengo que hacer, está muy claro y lo sé, pero que duro, ojala la mente siempre gobernara mi mundo, no tendría tantos problemas cuando hablo de más”
Al final entro y se fue a lavar las manos como de costumbre, después de todo venía de la calle y de tocar cosas que todo el mundo toca, hasta los enfermos. Se miró al espejo como siempre, esperando quizá un consejo del reflejo que nunca iba a llegar o quizá solo pensando si eso que estaba viendo era como los demás lo veían. Al final se puso a hacer lo que le tocaba, la rutina que bien sabía hacer, mientras esperaba una notificación que le recordara algo…