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Wilas

Microrrelatos foreros

Hay 3 temas de los cuales puedo decir que me siento orgulloso porque, más allá de que fueron creados por mi, han revelado que dentro de este mundo virtual hay gente maravillosamente talentosa, creativa, sensible y muy humana. A lo largo de sus páginas he leído cosas impresionantes que han sido fruto de su creatividad y poder para plasmar historias de verdad buenas.

Gracias de verdad por todo esto y en honor a lo que todavía vale la pena en este mundo loco no dejen que estos temas mueran.

Que bueno :) me alegra formar parte de ello :cool1:
 
Hay 3 temas de los cuales puedo decir que me siento orgulloso porque, más allá de que fueron creados por mi, han revelado que dentro de este mundo virtual hay gente maravillosamente talentosa, creativa, sensible y muy humana. A lo largo de sus páginas he leído cosas impresionantes que han sido fruto de su creatividad y poder para plasmar historias de verdad buenas.

Gracias de verdad por todo esto y en honor a lo que todavía vale la pena en este mundo loco no dejen que estos temas mueran.
Si Vin...los tres temas han sido un éxito en muchos sentidos. En mi humilde opinión, han dado oportunidad en el foro para desarrollar imaginación, creatividad e interactuar. Han dado brisa fresca a un ambiente que venía cargado de temas no tan positivos, e incluso soeces. Me han gustado mucho. Hay que hacer el esfuerzo conjunto de mantenerlos con vida.
 
Postrado en el verde pasto , solo podía pesar en el pasado, en cómo se podía construir una vida a partir de cualquier cosa, el combatiente yacía en algo que recordaba vagamente a una cancha de fútbol, tenía una mancha de sangre en el pecho, provocada por la herida de bala que había recibido algo lejos de ahí, había corrido alocadamente e impulsado solo por la desesperación había conseguido despistar a sus enemigos, se había detenido en medio de aquel sitio al sentir los efectos de la herida, la sensación de ahogo y algo de mareo, lo que le hizo dejarse caer en ese lugar. Hacía mucho que se dedicaba a combatir por dinero, en un principio fue como muchos otros, un niño soldado, desde los ocho años cuando los milicianos habían atacado y arrasado su pueblo había visto como su padre moría de un certero disparo y lo que le ocurrió a su madre y hermanas era algo que siempre se negaba a recordar, la vida era así, esa quizá fue una de las primeras lecciones que aprendió a partir de ese momento : la vida no es justa, así de sencillo, recordaba al sujeto a cargo de aquellos soldados, un hombre robusto que había sido quien le pusiera una pistola en la frente a su padre y le diera aquel tiro, tratamiento que repitió con la mayoría de los hombres adultos del pueblo, recordaba cómo se vio separado junto con otros niños como él y algunos que apenas llegaban a la adolescencia, ese fue el principio de todo.
Llevados como ganado a través de la selva finalmente llegaron a lo que se diría era el campamento de aquellos soldados que no eran más que mercenarios, aunque por sus maneras de operar se parecían demasiado a los milicianos de uno u otro bando que invariablemente estaban en guerra por todo el país; allí aprendió muchas cosas, lo difícil de la vida de soldado, el hecho de que no tendría ningún trato preferencial por ser un niño, ni él ni los que hasta no hace mucho eran sus compañeros de juego en el pueblo. El encargado de su entrenamiento era un joven mal encarado de unos 16 años que parecía más interesado en humillarlos e infringirles tormentos físicos que en entrenarlos, pero aun con eso entendió con rapidez que era todo lo que podía esperar, no hay salvación para los vencidos como la frase que leyó en alguna ocasión y eso era su realidad, en ese momento no lo vio pero tenía la increíble capacidad de todo niño de adaptarse a su situación, acostumbrarse y aprender cuanto le enseñaran y eso fue lo que hizo que en poco tiempo se encontrara disparando un fusil contra cualquiera si se lo ordenaban, niños, hombres mujeres y ancianos por igual para el ya no había diferencia, con un cigarro en la boca se sentía invencible.
Se destacó sin duda al punto de ganar el aprecio de sus superiores que le dieron el mando de un pequeño grupo formado por sus antiguos compañeros del pueblo que ahora eran sus compañeros de armas, era un grupo unificado y disciplinado como él había leído debía ser todo soldado, por cierto que leer era algo que no lo había abandonado, casi como si fuera la única cosa que conservaba de sus épocas de aldeano, era una suerte como el mismo se daría cuenta que su pueblo contara con una rustica escuela en donde él sus compañeros al menos aprendieron a leer y escribir, habilidades que sus compañeros no apreciaban demasiado y de la que la mayoría de todos los demás carecían. Resultaba irónico que ahora dedicado a la violencia era cuando más leía; revistas, periódicos, y desde luego libros, todo cuanto pudiera ser leído era algo de lo que indudablemente se apoderaba en sus incursiones a otros pueblos. Era su mecanismo de escape, aquello le permitía “irse por un rato” como el definía su aprecio por las letras cuando alguien se lo preguntaba, procuraba siempre llevar algún libro consigo si tenía oportunidad y siempre se imaginaba como seria entrar a una biblioteca o mejor aún poseer una.
Sus reflexiones en este punto se vieron interrumpidas por un ataque de tos, levanto un poco la cabeza y miro a lo lejos, detrás de unos árboles en el límite del campo se alzaba lo que parecía una torre coronada por una cruz, alguna iglesia se dijo, había visto algunas desde que se hiciera soldado y a todas las miraba de la misma despectiva forma, cristianas , coptas, musulmanas, incluso un ritual de una tribu que había observado en una ocasión cuando una persecución de unos prisioneros huidos lo llevo a la selva profunda, la fe y las creencias estaban fuera de discusión para alguien como él, porque al fin y al cabo no eran más que mitos, entretenidos quizá ( había leído un Corán y una biblia) pero inútiles; desde su limitada apreciación literaria eran libros que no superaban a otros que había leído y cuyos títulos le producía orgullo recordar. Sin embargo ahí en ese momento la idea de que algo como su espíritu sobreviviera no le parecía algo tan tonto, como todo soldado estaba dotado de algo de sentido práctico y por tanto ya daba por sentado que si sus enemigos lo alcanzaban de seguro lo mataban aunque no albergaba esperanza de sobrevivir aunque ellos no le encontraran, saco un cigarro y lo encendió consciente de que en su condición no le ayudaba pero también sabiendo lo inútil de esas precauciones.
Siguió mirando aquel símbolo sobre la torre y se le ocurrió que de haber algo como un dios era alguien a quien dirigir sus quejas, buda, cristo, alá , no importaba, si existía alguien así al menos se daría la oportunidad de desafiarle; la idea de la vida pasando ante los ojos de los moribundos le parecía ahora una estupidez porque al menos él tuvo que concentrarse en rememorar su vida, un total de 38 años de los cuales 30 eran más que suficientes para pasarse horas pensando, su primer asesinato, los ojos de sus víctimas, el sufrimiento de otros había sido el pago para evitar el sufrimiento propio. No podía hacer más, exclamo, levanto la voz al decir que había hecho todo lo necesario para sobrevivir, desafiante dijo que esa siempre había sido su justificación, volvió a gritar que no había otra solución, el cigarro se había caído hacía rato y estaba casi consumido en el pasto, el mareo se hizo más intenso y ya no podía ver bien, en parte por eso y en parte por las lágrimas que escurrían de sus ojos, la sangre le escurría por las comisuras de los labios y alzo la voz nuevamente para preguntar si todo cuanto había hecho en su vida fue un error, pregunto si alguno de aquellos entes intangibles y quizá inexistentes le escucharían o si poseían la autoridad para juzgarle, pregunto nuevamente si serviría de algo pedir perdón por todo cuanto había hecho, al final ya sin fuerzas dejo caer la cabeza y miro el cielo aun despejado, y dijo que quizá era justo, pero aun así él no quería morir de esa manera.
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA
"Soy el espiritu de Amadeus Arkham, con mis actos he salvado a ésta ciudad maldita; si bien mi propia maldición, es que debo permanecer para siempre entre las sombras.... Mi historia está grabada en el mismisimo alma de Arkham y sólo les será develada a aquellos que se esfuercen lo suficiente, por descubrirla.

La sangre de mi familia corre por el corazón de Gotham, eramos médicos, políticos y profesores; hemos sido el órgano que limpiaba la porquería de las arterías de la ciudad. Hemos sido sus siervos y lo hemos dado todo por protegerla. Y aun así, ha decidido hacernos daño.

A medida que las venas de Gotham se llenaban lentamente de dolor y sufrimiento, los efectos se hacían sentir en todas partes.

Mi padre fue el primero en caer, infectado por una horrible enfermedad. Mi madre siguió viva, pero sólo en un sueño. Yo regresé al hogar familiar para cuidarla y allí permaneció en su cama, mientras su cuerpo siguió respirando. Sus llantos no me dejaban dormir.

Mi viaje duró poco menos de un mes. Visité expertos de Metrópolis como de Keynstone y pude escuchar toda una pléyade de nuevas ideas.

Empecé el día regresando a casa de buen humor, ansioso de ver a mi mujer y a mi familia. Acabé arrodillado sobre su sangre, con los fragmentos rotos de mi vida escapándose entre mis dedos bañados en rojo.

Volví al trabajo, pero no podía borrar aquellas imágenes de mi mente. Debería haber sentido repulsión, pero tenía más ansias que nunca por encontrar una explicación a porqué alguien haría algo así.

Trajeron a aquel animal ante mí, descarado y ladrando como un perro rabioso. Durante lo que me pareció días soporté sus fanfarronadas.

Sentía placer contando sus actos, catalogando sus depravados crímenes. Lo que debía ser una venganza se transformó en compasión. Ese pobre perro necesitaba mí ayuda.

La isla cambió poco con los años. Su reputación estaba en las últimas, pero yo me propuse arreglar eso. Según se iban reconstruyendo los edificios, ví el futuro, un futuro maravilloso.

Los ladrillos, el metal y la pintura cubrieron las viejas heridas. Inyectamos sangre nueva en la ciudad. Vinieron grandes mentes y todos juraron cumplir nuestras promesas. Todos sabiamos que éramos nosotros los que debíamos arreglar la ciudad. Y que la ciudad nos lo agradecería.

El asesino de mi familia estaba ante mí. Años de terapia le habían dejado cuerdo. Me sentí orgulloso al verle marchar en libertad. A cambio de su libertad el estado sólo le exigía una firma.

Comentó que quería pasear por un parque, que añoraba sentir el aire fresco en la cara, luego cogió la pluma de mi padre y mató a mi secretaria. Mientras le sometían, empezó a gritar implorando perdón, piedad....... pero no tuve ninguna. Me quedé mirando mientras los guardias le hacían papilla sobre el suelo.

La primavera fue un punto de inflexión, un nuevo comienzo, la gloriosa comprensión de mi verdadero destino. El asesino de mi familia falleció en un desgraciado accidente.

Estos animales no pueden curarse. Al igual que los perros, sólo responden a la disciplina. Y si eso fallaba, me temía que los accidentes tendrían que continuar.

Di un paseo por mi isla. Pasé por la penitenciaría y sentí náuseas por toda la escoria que contenía. Volví la vista a la bahia de Gotham y vi unas luces a lo lejos, sin duda barcos que traían más degenerados a mi ciudad. Volvi a jurar que la protegería de esta oscuridad.

Discutí con el último grupo de médicos jóvenes e ilusionados. Me aburrían con teorías e ideas, que demostraba que no tenían ninguna teoría de cómo curar a esos animales. Sólo una compartía mi visión.

Le ofrecí la oportunidad de explorar sus sueños y ella aceptó. Haremos un buen equipo.

La policía de Gotham trajó a un nuevo paciente a rastras a la isla. Dijeron que era responsable de la desaparición de cientos de vagabundos de la ciudad. Mientras observaba su asqueroso cuerpo, todo escamas y dientes, mi mente comenzó a divagar, soñando deliciosos castigos para domar a aquel monstruo. Los médicos se acercaron para tocarlo y examinarlo, pero sólo yo sabía que le curaría de una vez por todas.

La bestia era demasiado fuerte. Su salvajismo animal casi me costó la vida. Descargué mis frustraciones contra un paciente solitario. Mis notas sugerían que padecía una esquizofrenia paranoica. Sus suplicas mientras le mataba a golpes sugerían mucho más. Sus confesiones me iluminaron, mi camino estaba claro.

Cada día encontraba a los pacientes más entretenidos. Sus incomprensibles balbuceos y sus constantes tics nerviosos me asqueaban. Sólo había una forma de curar este mal, sólo había una forma de purificar la ciudad y asegurar su futuro. Tenía que prepararme; tenía que estar listo.

Tuve una repentina crisis de conciencia y busqué consejo en mi confesor sobre las decisiones que había tomado. Le pregunté si era pecado matar para salvar una vida. El santo hombre dijo que toda vida es sagrada, pero que mi alma no sería juzgada si actuaba para salvar a otra. Salí del confesionario con el alma pletórica, más convencido que nunca de que estaba prestando un servicio no sólo a la humanidad, sino también a Dios.

Observé en silencio mientras Dios me traía a aquella mujer. Con la piel de un verde venenoso, la pobre criatura ya no parecía un ser humano y mucho menos una mujer. La biblia dice "no hagas sufrir en la vida" y sin embargo, Dios había vuelto a dejar a aquella atrocidad femenina a nuestro cuidado. Cuando haya matado al monstruo, creo que será el momento de ver si la leña verde arde o no.

Sentado a oscuras fuera de su celda, observé como se retorcía, escuché las asquerosas palabras que salían de su boca. ¿Cómo puedo dejar vivir a un animal tan sucio? Es el cáncer del que he jurado proteger a la ciudad.

¡Pobre tonto de mí! ¿Cómo no me había dado cuenta hasta entonces? ¡El monstruo tenía un aliado! Me oculté entre las sombras cerca de su celda y vi con mis propios ojos a una de las doctoras susurrándole.

Ella le miraba a través de la barrera transparente con ternura, con, si se me permite decir..... deseo. Mi piel se encogía de repulsión al ver como besaba el cristal. Luchando contra las ganas de estamparle la cabeza contra el cristal, le dejé continuar. Tal vez aquel maldito payaso había compartido con ella secretos que podrían serme útiles después de ejecutar a ese perro rabioso.

Seguro la mujer me desvelará lo que sabe. Si no por las buenas, sin duda bajo persuación eléctrica. O tras una lobotomía, creo. Es una lástima para alguien tan jóven, pero su lujuria ha puesto en peligro la reputación de Arkham. Sí, una lobotomía, ni más ni menos. No hay otra forma de asegurar su silencio en este asunto tan pernicioso.

Me encontré observándole una vez más. Nadie puede aportar una cura. Se ríe a la cara de aquellos que lo intentan. Amadeus no le habría permitido vivir y yo tampoco debía, un último sorbo de coñac y estaba listo.

Me observó mientras yo entraba en la celda. Sonrió mientras yo le enseñaba el cuchillo. Le dijé como lo usaría, como limpiaría esta ciudad. Y entonces, el terror.

Me quedé paralizado, me defendí, grité; pero no se oía nada. El monstruo me miró a la cara, impasible. Paseó el cuchillo lentamente por mi frente, una sonrisa se dibujó en su horrible cara de porcelana y escuché la basura que salía de su boca. Se rió y me llamó por aquel nombre tan horrible.

Debió de ser Crane, otro que no se merece vivir. ¿Porqué esa gente prospera en el caos? El Joker en concreto, deseaba la anarquía y una vez fugado sin duda la sembraría en mi ciudad. Creo que aquí acaba mi diario."


Tomado de Batman Arkham Asylum.
 
Para que no se nos olvide el tema.

Espero esta semana poder retomar la escritura que he dejado muy de lado.
 
El agua estaba helada como era de esperar por ser ya noche, pero se sentía muy bien, era como el inicio de un nuevo día, lavar todos los malos pensamientos del día e iniciar de cero, tonteras que piensan los que tienen un horario no tan normal.

Lo demás fue la rutina de todos los días, cenar algo, lavarse los dientes mientras se veía en el espejo, buscar la camisa con el logo del trabajo, buscar los objetos necesarios para completar la jornada y echarse colonia.

“Llaves, gafete, celular, audífonos…las condenadas galletas. Listo vámonos.”

La salida del hogar era la misma de siempre, cuidar de no darle a algún cristiano con el portón.

“A quién diablos se le ocurre un portón que abre para afuera”

Algunas veces piensa que sería extraño salir y ser el único ser en el planeta, habría alguna diferencia al principio, seguro que no, a la larga es probable que sí. Hizo la caminata hasta la primer parada sin contratiempos, sin emociones, hasta una fila de personas que no conocía.

Tomó el bus como era normal y se bajó en la parada donde tenía que caminar hasta la esquina, doblar y sentarse a esperar. Que bendición los audífonos, que buena compañera de las personas solitarias es la música. No había pasado un rato cuando se le acercó un indigente que buscaba compañía, otro tipo de solitario, de los que no tienen almohadas pero no se quejan, de los que no se bañan para empezar de nuevo. Como era de esperar se puso a hablar de su vida.
“Todos somos iguales, a veces solo necesitamos alguien que nos escuche”

El indigente le contó la historia que curiosamente antes ya había escuchado de él, nada raro cuando se toma el mismo bus, a la misma hora y se ve a algunas personas a diario. Esta vez le contó sobre un compañero de tragos que murió a sus pies hacía un par de días, las reglas de cortesía le indicaron que debía poner atención, al final el que sea una persona de la calle no la hace menos persona. Se quitó uno de los audífonos y escuchó atentamente la historia y para hacer más extraño el momento mientras el indigente le contaba su historia sonaba en uno de sus oídos 1979 de Smashing.

“Que duro para la gente de la calle, morir en la noche solas, en algunos casos, supongo que por eso se buscan entre ellos, me pregunto quién habrá llamado a la ambulancia? Supongo que estaría mal preguntar.”

El bus llego y por respeto dijo - con permiso- a los que el indigente respondió - propio -, eso le tomó por sorpresa hay que ser sinceros. El nuevo bus - por dicha vacío - le mostros montones de posibilidades para sentarse, escogió la más cercana a un timbre(por aquello de la flojera), se sentó del lado de la ventana y se quedó observando cómo el mundo exterior parecía comenzar a moverse hacia atrás, como si se rebobinara.

“Nunca me ha gustado mi reflejo en la ventana, siempre me ha parecido triste, no hay razón real para sonreír en la ventana de un bus aparte de la alegría de los niños, y esa, esa hace mucho que no está presente en mi”

El camino fue el de siempre, se subieron varios jóvenes llenos de la alegría de la juventud, alegres suponía por una vida que solo representa aventuras, nada de responsabilidades reales, solo las académicas que muchas veces son superables fácilmente con solo repetir, cuanto mucho solo se pierde un poco de tiempo y dinero que no les cuesta nada.
“Ayyy nooo, ya estoy pensando como mis tatas, en que momento me hice tan aburrido y serio”

En alguna parada se subió una persona que se sentó a la par del el, sintió el cuerpo caliente a la par, curiosa sensación estar tan cerca de una desconocida, tocándose sin conocerse, sin verse porque ahora las personas ya no se ven a los ojos, se evitan, evitan hablarse, evitan mirarse y los que lo hacen muchas veces es por motivos no tan decentes.

Afortunadamente las canciones continuaban sonando y alegrando el camino. Todo esto dejo tiempo para pensar sobre muchas cosas.

“Que cosa más extraña, en solo dos semanas varios cambios, algunos los esperaba, otros me tomaron por sorpresa. Como es la vida que siempre nos pone a prueba, por una parte siempre el dilema entre la mente y el corazón. Que se deberá seguir? El corazón que es el que nos indica lo que nos hace felices o la mente que es quien nos dice la forma ‘correcta’ de actuar, supongo que debería ser una mezcla de ambas, al final la vida se trata de tomar decisiones, buenas, malas, pero todas nuestras.


Por otro lado esta ansiedad por este cambio que me tengo se me hace insoportable por ratos, yo sé que puedo, pero siempre existirá el temor a fracasar”


Al final entre tanto pensamiento tuvo que volver a la realidad, estaba cerca de su destino, si seguía con sus pensamientos corría el riesgo de que se le pasara su parada.

“Jum que curioso que se me pase la parada, me va a dejar más cerca de algo que quiero y más lejos de donde debo estar, jejeje, que dicha que nadie entiende mis chistes malos”


Tocó el timbre, se bajó y camino hasta el portón, entro y en parte se sintió feliz de llegar a un lugar que le mantiene los demás pensamientos a raya, nada como tener la mente ocupada. Ahí en ese instante sintió uno de esos momentos de lucidez, de los pasajeros.

“Yo sé lo que tengo que hacer, está muy claro y lo sé, pero que duro, ojala la mente siempre gobernara mi mundo, no tendría tantos problemas cuando hablo de más”

Al final entro y se fue a lavar las manos como de costumbre, después de todo venía de la calle y de tocar cosas que todo el mundo toca, hasta los enfermos. Se miró al espejo como siempre, esperando quizá un consejo del reflejo que nunca iba a llegar o quizá solo pensando si eso que estaba viendo era como los demás lo veían. Al final se puso a hacer lo que le tocaba, la rutina que bien sabía hacer, mientras esperaba una notificación que le recordara algo…
 
Nueva frase!!!

"Desde el balcón del último piso se podía ver..."
 
Desde el balcón del último piso se podía ver toda la ciudad, para muchos sería un espectáculo majestuoso, pero para Lucas ya pasaba desapercibido, no tanto por los años que ya acumulaba en el mismo sitio sino porque esa vista le recordaba todo lo que quería olvidar, al punto que un día cerró la persianas con la promesa de no abrirlas jamás.

Al levantarse esa mañana de jueves sabía muy bien lo que tenía que hacer, después del acostumbrado ritual de preparación salió con una serie de fotografías de un hombre canoso, un rifle con mira telescópica y 2 balas, una de ellas hecha de plata con unas inscripciones diminutas. El punto ya había sido escogido previamente tomando en cuenta una serie de variables como posición del sol, dirección y velocidad del viento y rutas de escape. Lo que seguía a continuación era lo más fácil del mundo, un movimiento rápido del índice y ver otra vida extinguirse por la mirilla. No recuerda cuando, pero en algún momento dejó de contarlas.

Siempre le preguntaba para quién era esa bala especial que llevaba consigo y que al regresar colocaba frustrado en una caja de madera. La primera vez pensé que era una especie de amuleto de buena suerte, pero Lucas no era un tipo supersticioso. Se me ocurrió un día que tal vez sería para él en caso de que la policía lo acorralara, pero honestamente ese rifle era un poco incómodo para usarlo de esa forma. Nunca me respondió.

La última vez que vi a Lucas fue en las noticias de las 10, una noche como cualquier otra. “Policía logra atrapar a asesino a sueldo tras un atentado fallido contra el presidente de Industrias Cohen”. ¡Lucas nunca había fallado, algo estaba mal! “La víctima mortal del disparo fallido es Vanessa Cohen, hija del magnate”.

La mañana siguiente el rostro de mi amigo se encontraba en todos los periódicos locales, había muerto a manos de los oficiales al verse atrapado y amenazar a los efectivos con su rifle. “Lo más extraño del caso es la bala de plata que se extrajo de la señorita Cohen, algo por demás inusual en el modo de operación del asesino”.
 
Desde el balcón del último piso se podría ver una vieja casucha que a primera vista parecía ocupar solo un poco de viento para caer echar pedazos, por alguna extraña razón a pesar de que la vista desde ahí era más amplia él siempre había gustado de la vieja edificación, quizá por el hecho que solía compararla con su vida.

Venía de una serie de pequeños fracasos en su vida que habían minado su buen humor y le habían convertido en un solitario, todos sus amigos los había dejado en el camino y sus amores eran solo recuerdos de una juventud donde la inexperiencia le habían hecho cometer errores que ahora pagaba con la soledad.

En ese sentido la casa en ruinas le parecía ser un reflejo de él, vieja, abandonada a su suerte y descuidada, quizá con un poco de cariño hubiera sacado a relucir la grandeza de tiempos pasados. Esa tarde con un café fuerte en la mano como siempre a las 4 pm y alguna golosina dulce de la panadería de la esquina pensaba de nuevo en la vieja casona, por primera vez en mucho tiempo sintió las ganas de salir del letargo, se puso unos zapatos cómodos y cruzo la calle que dividía el edificio donde vivía y la vieja casucha, corrió con mucho esfuerzo el portón oxidado que intentaba mantener los curiosos y vagos lejos de la propiedad e ingresó, no sin antes dar un vistazo al barrio para ver si alguien le observaba.

La puerta de la casa abrió sin ningún esfuerzo, la madera estaba totalmente podrida y el interior de la casa era una penumbra polvorienta donde pequeñas líneas de luz provenientes de las rendijas apenas iluminaban la oscuridad total. Dio una serie de pasos pensando en las posibilidades de la vieja casucha, imaginando como el amplio interior podía con un poquito de cariño verse como un hogar decente, había dado apenas cinco pasos cuando el crujir del piso anunció lo que venía, sin éxito trato de devolverse solo para sentir como el piso se abría debajo de él.

Al despertar se encontró metido en el piso a la altura de los brazos, también sintió el ardor de las heridas que la madera había causado en los costados de su cuerpo, bajo sus pies no podía sentir más que vacío. Los gritos que dio no sirvieron de nada más que para aumentar su desesperación, pasó poco más de una hora y ya por su mente habían pasado infinidad se ideas, desde las más trágicas hasta las más descabelladas. Tomó un poco de aire y pensó en lo que podía hacer, quizá la mejor posibilidad era tratar de subir pero a cada movimiento el piso crujía más, la otra posibilidad estaba debajo de sus pies, aunque por alguna razón imaginaba cualquier cantidad de cosas puntiagudas esperando su caída. Finalmente tomó la decisión de dejarse caer, levantó los brazos y esperó lo mejor.

La caída no fue como se la había imaginado, para su fortuna un buen grupo de cajas sirvieron para amortiguar la caída, se sacudió media tonelada de polvo acumulada en su ropa y revisó sus heridas, por fortuna desde una esquina una vieja ventanita iluminaba el sótano. Lo primero que le llamó la atención fue un viejo armario de madera oscura que a diferencia de todo lo demás estaba limpio, tenía acabados finos y parecía de gran calidad, demasiado bonito para imaginarse que alguien lo hubiera dejado atrás en caso de tener que abandonar la casa; abrió la puerta de este y único que pudo ver fue oscuridad, era una especie de oscuridad liquida que casi se podía tomar con las manos.

Por alguna razón sintió la necesidad de entrar, como si alguien le llamara, como si fuera su destino, entró y sintió como la oscuridad le tomaba de la mano y le guiaba, sintió que volaba y al final lo único que se podía ver era una pequeña luz que poco a poco se hacía más grande y más brillante hasta llegar a cegarle por un instante. Al abrir los ojos estaba de nuevo en la sala de la casa, la diferencia era que no había hueco en el piso, por un instante pensó que aún estaba inconsciente por la caída, o peor, muerto. Abrió la puerta de la casa y salió de nuevo solo para verse de nuevo en su barrio pero con las casas un poco cambiadas, como las recordaba de hacía varios años, se pellizco el brazo y camino uno pasos, en un charco de agua miró su reflejo, estaba más joven, la carga de los problemas del pasado ya no se notaban en su rostro.

Después de todo quizá la vida sí da nuevas oportunidades…
 
Mae Vaquero, qué buen relato! Excelente aporte. Muchas gracias.
 
Desde el balcón del último piso se podía ver, otro edificio, más bien otro enorme muro de cristal reflejante que devolvía quizá millares de réplicas del edificio más pequeño donde él se ubicaba, no importaba la verdad que antes desde ahí tuviera una gran vista, igual solo necesitaba moverse al edificio del frente, porque era suyo, el cuarto a sus espaldas estaba casi vacío con excepción de unas pocas cajas y objetos sueltos que atestiguaban los últimos movimientos de una mudanza. Aquel sitio había sido su casa y más que eso su oficina desde donde despachaba sus asuntos, sonreía al imaginarse lo apropiado de que junto al crecimiento intangible de sus recursos se observaba el crecimiento tangible de sus edificios, él era alguien que había sabido aprovechar las posibilidades de la vida, eso podía decirse ahora, cuando hace algunos años llego a las simples conclusiones que los dirigirían por el resto de su vida.
En algún momento de su vida se enorgulleció de ser alguien no muy diferente de lo que la sociedad esperaba: un hijo, un estudiante, un trabajador; estando recién ingresado en la universidad como suele sucederle a muchos le llego su etapa de cuestionamiento: el porqué de esto? El porqué de lo otro? , Porque no mejor así? De tal manera que se percató que podía incluso cuestionar el sistema tradicional dictado por la sociedad para alcanzar el éxito, fue un descubrimiento, y cuando leyó aquella frase termino por comprender la magnitud de aquel “descubrimiento” que no lo era tanto porque al fin y al cabo aquello no era ni original ni novedoso. Así pues lo primero que hizo fue informarse, las gracias de paso sean dadas a la era de la información, aun así tuvo que acomodarse a algunas reglas inamovibles, comenzar desde abajo, así lo hizo, y así saco provecho de la basta disponibilidad de información y lo que en sus años de infancia le había parecido un defecto: su curiosidad; he ahí otro útil descubrimiento que vino a sumarse como un bloque más a una fortaleza, hasta de los defectos se puede sacar provecho.
Como una cadena se sumaron sus experiencias y como una cadena el fortaleció su posición, y como siempre hubieron momentos en los que su conciencia parecía recelar de sus acciones y era en esos momentos cuando aquella frase venía a acallar la voz de la naciente recriminación de conciencia, a él no le resultaba molesto porque entendía que más allá de una voz de la razón o de la verdad o bondad la conciencia resultaba útil como una especie de brújula donde la aguja no siempre señala el norte, de hecho siguiendo con aquella analogía sería más como una brújula que no tenía aguja, al menos la suya era así. También comprendió desde un principio que lo valioso era ante todo mantener el sentido práctico, hacerlo todo con esa idea y los demás se iba ordenando de camino, no necesito muchos años para elevarse por encima de muchos , para ser una fuerza a considerar, yo soy le dijo en cierta ocasión a un ex socio suyo, una de las innumerables manos que invisibles que trastean dentro de la economía, los decentes y los lícitos incluso deberían de estar deacuerdo con el si estuvieran sus pulcras manos junto a la suya en aquel juego. Pero no lo estaban, contrario la imagen que muchos pretendían darse a sí mismos ninguno de ellos era diferente, no podía evitar esbozar esa media sonrisa de comprensión que muchos confundían con la molesta sonrisa de triunfo destinada a burlarse de ellos, aunque aquella no fuera su intención igual no hizo nada por sacarlos de su error, por dos razones principalmente: - era mejor dejarlos creer en la supuesta burla y – porque sabía que ellos no eran diferentes a él.
Estando donde estaba sabia con seguridad que sus métodos no tendrían que variar de los ya empleados porque eran los que religiosamente seguían todos los que con el compartían sitio en las críticas y la admiración de otros, ni si quiera se sentía solo como muchos aseguraban que era una característica inherente del poder, por los que eran como él y los que querían ser como el, que no eran pocos incluso el dudaba que hubiera quien no fuera así. Si, el mundo no era más que un enorme mar de humanidad, la humanidad no era más que la misma sustancia homogénea aunque muchos se negaran a aceptarlo. Se giró para dirigirse a la puerta y miro sobre el dintel de esta, en una placa de mármol atornillada a la pared estaba aquella frase grabada en letras góticas, la miro un momento maravillándose de la increíble capacidad del ser humano de retorcer lo que sea en beneficio de sus propósitos, le diría a los empleados de la mudanza que la retiraran y la llevaran a su nueva oficina en el edifico del frente antes de continuar con lo demás, la miro un momento más para evaluar si no debería hacerla pulir, lo sopeso un momento antes de determinar que aún no hacía falta, la frase se leía bien ahí estaba fácil de comprender aun: NO HAY JUSTO, NI AUN UNO.
 
Gracias por el aporte Melkilec, muy bueno como siempre.
 
Les recuerdo la actividad de hoy, el II Intercambio de Libros, los detalles están en el tema Club de lectura en este mismo subforo.

Actividad abierta para todos los que quieran.
 
Fecha oficial tercer intercambio de libros forero

Buenas tardes a tod@s.

Por cuestiones de índole administrativo, se me encomendó la grata misión de comunicarles la fecha oficial para el próximo Intercambio de Libros Forero.

Avisamos con tiempo para que quienes tienen agendas muy apretadas, hagan el "campito".

Tod@s son bienvenid@s. Esperamos que much@s quiera llegar ese día a compartir conversación, actividades e intercambiar libritos.

Será el próximo 25 de setiembre, al igual que el intercambio anterior, en Café Mundo (Barrio Otoya), a las 6:00 p.m.
 
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