Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras observo lo que parecía una figura, como de alguien recostado, al aproximarse descubrió que las sombras se habían encargado de moldear una aparente figura humana entre la basura, Juan Vicente, ese se supone era su nombre, sonrió con una sonrisa cansada, su visión no era muy estable y aun sentía que perdía el equilibrio. La culpa era de manera evidente del alcohol, y eso no resultaba novedoso, sin embargo los efectos normales de esas borracheras no le eximían del clásico arrepentimiento de todo borracho, el cual seguro seria aún más intenso por la mañana, pero había tomado aquel habito y no encontrando otra forma de lidiar con sus problemas aquella fue la mejor que tuvo a su alcance.
Las resacas generaban que no fuera capaz de recordar muchas de sus acciones pero eso era algo que le agradaba, porque era a fin de cuentas un olvido voluntario, algo impuesto por él, algo que aún le pertenecía, el no recordar se volvió algo siempre presente en su vida, desde el momento en que despertó en un hospital con la angustiante sensación de no saber ni cómo ni cuando llego allí ni las circunstancias que mediaron en esa situación. Y fue aun peor al constatar que no sabía su nombre y al tratar de hacer un rápido repaso, se encontró como quien abre un libro en blanco, aunque desde luego con la perturbadora característica de tener la certeza de que toda esa información en verdad existió, luego se diría que aquello se parecía a la sensación de pérdida experimentada al ser víctima de un robo cuando lo sustraído es de sumo valor.
Luego vinieron las explicaciones de una enfermera, seguidas de las de un médico que aquietaron su temor solo un poco, lo que vino después fue como asistir a la fuerza a un espectáculo que no podía comprender: la aparición de una mujer joven con semblante preocupado que decía ser su esposa, y el ante esta revelación no se sintió mejor, porque ante él había solo una extraña, le parecía irreal que hubiera vivido según aquella mujer en la misma casa durante al menos cuatro años luego de un noviazgo de casi tres años. Aquel dato nada le aportaba, luego llegaron quienes decían ser un tío , un primo y varios de los que decían ser sus amigos y compañeros de trabajo, el resultado era el mismo, a ninguno reconocía, y su mundo era uno poblado por completo de extraños que le miraban con pena; sin embargo y no viendo otra salida se dejó llevar por la situación, salió del hospital y le llevaron a su casa, al menos eso le dijeron, para él no era distinta de todas las otras casas que vio de camino, dentro de ella no descubrió nada que le resultase familiar, pero aun así pensó en tomar una rutina como medida provisional.
Pero aquello fue un error, cambio de trabajo por la sencilla razón de que ya no recordaba los pormenores de su anterior trabajo siéndole imposible continuar con él, pero lo acepto como aceptaba las muestras de preocupación de aquella mujer y de otros que lo seguían visitando. Al final esas visitas se espaciaron hasta dejarlo solo con su supuesta esposa, al recordar aquello Juan no pudo evitar sentir pena por esa mujer en sus vanos intentos de aparentar una vida normal junto a un hombre que se comportaba y la trataba con la fría cortesía de un extraño; no dio demasiadas explicaciones cuando tomo un trabajo en una bodega donde procuraba estar mucho tiempo al punto de tener reputación de buen trabajador aunque su interés era solo alejarse de aquella casa y llegar allí rendido con el solo propósito de dormir.
Allí descubrió que si bien su memoria era nueva en cierto sentido, su cuerpo no lo era tanto, así al menos pudo incluir la conciencia de sus 40 en lo que redescubría cada cierto tiempo, pero al final nada cambiaba, entendió que agregar recuerdos cuando se tiene la certeza de la anterior existencia de otros era como ponerse una camisa una o dos tallas más grande; si queda pero con la sensación de saber que aquello no iba como debía, no fue mucho tiempo hasta que un día con insólita tranquilidad le aviso a su esposa que se iba de aquella casa, y no pudo al menos dejar de sorprenderse de la poco emotiva reacción de su esposa. Igual tenía sentido, ella había hecho un enorme esfuerzo y que el decidiera rendirse le vino a quitar un enorme peso de encima, porque al fin y al cabo si para el ella era una extraña para ella debía ser aún más difícil contemplar a quien era su compañero de vida mirándola y actuando como un extraño, quizá se dijo juan debe de ser más difícil para ella y no pudo evitar darle la razón a aquel frío e inesperado comportamiento.
Aquella sensación de vacío no lo abandono al dejar su antigua casa y al dedicarse a trabajar y a dormir se sintió como debían de sentirse según él los animales, preocupados solo por sus necesidades básicas, sin ningún otro propósito, aquella palabra adquirió un mayor significado para él, puesto que se percató de lo importante que era tener un propósito, y se sorprendió de como algo tan trascendente era pasado por alto por la gran mayoría de personas en este mundo. Hacia dos días que no iba al trabajo y ya no le preocupaba porque aquello no era más que un mal sustituto de la vida que se había ido, una burda imitación que no engañaba a nadie, como si estuviera muerto , pensó, y si así era? Tal vez la muerte en lugar de lanzarme a un hospital como un cascaron vacío hizo mal su trabajo desde un principio, o sea , se dijo, en verdad soy un buen ejemplo de alguien medio muerto, aquel pensamiento le sonó como un mal chiste, pero hace mucho que nada parecía gustarle o interesarle de lo necesario.
No sabiendo que otra cosa hacer miro hacia la acumulación de desechos que le parecieron en principio la sombra de alguien y se dejó caer justo al frente, hacia frío pero no le importaba, alzo la vista al cielo y vio unas cuantas estrellas, miro hasta que le picaron los ojos y los bajo nuevamente a la pared y con desolado gesto pensó que le gustaría desaparecer entre aquellas sombras. Pensaba que debía de ser muy cómodo, ¡dejar de ser esto! , solo desaparecer, que fácil! , que cómodo debe ser!, volvió a rascarse los ojos y descubrió asombrado que el picor era debido a las lágrimas que sin control caían de sus mejillas, se dejó caer quedando en posición fetal frente a aquella pared imaginándose que él se convertía en aquella silueta intangible que creía haber visto al adentrarse en aquel callejón.