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Wilas

Microrrelatos foreros

- ¿conoces la historia de Don Genaro? - dijo conmovida la empleada de la casa, al percatarse que preguntaban por Genaro el dueño de la finca al norte del país; su historia es muy penosa - dijo la empleada - este mismo estaba huyendo de la justicia a causa de ser incriminado por un grupo de ganaderos envidiosos de su patrimonio.

Se rumora que se esconde en esta misma finca entre potreros y cafetales; cada noche se escuchaban sus pasos ir y venir sobre el maderoso piso de la casa, las frutas y carnes desaparecian - aseguró la empleada -.

Tras estos acontesimientos, los demas empleados se mostraron temerosos por la historia, los pobrecillos ya no tendrian la misma paz y tranquilidad como antes; cuando de pronto se escucharon los galopes de un caballo, un ginete q se baja de encima del animal, no es mas que un mensajero con un recado para Don Genaro....

Continuará
 
Continuación...

El jinete dejo el mensaje con la empleada era una carta que estaba sellada. El jinete tenia una apariencia bastante fantasmal...

La empleada tomo la carta y la dejo sobre una mesa, tarde en la noche se escuchaban pasos ir y venir, se detuvieron frente al sobre. A la mañana siguiente la carta había desaparecido solo se encontraban los sobros de una manzana y un vaso de agua por la mitad.

Todos buscaban la carta por todos lados hasta que empezaron a sospechar que Don Genaro se la había llevado. Esa seria la ultima noche donde se escucharían ruidos extraños. La historia de Don Genaro sera olvidada a través del tiempo al igual que esa extraña carta, donde solo él sabe su misterioso contenido.

El misterioso jinete nunca volvió por esos rumbos aunque alguna gente ha escuchado los trotes del caballo alrededor de la casa y por las noches afirman ver su sombra entre los matorrales. Dicen que este jinete sigue buscando a Don Genero para hablar con él en persona y nunca descansara hasta encontrarlo...
 
Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras observo lo que parecía una figura, como de alguien recostado, al aproximarse descubrió que las sombras se habían encargado de moldear una aparente figura humana entre la basura, Juan Vicente, ese se supone era su nombre, sonrió con una sonrisa cansada, su visión no era muy estable y aun sentía que perdía el equilibrio. La culpa era de manera evidente del alcohol, y eso no resultaba novedoso, sin embargo los efectos normales de esas borracheras no le eximían del clásico arrepentimiento de todo borracho, el cual seguro seria aún más intenso por la mañana, pero había tomado aquel habito y no encontrando otra forma de lidiar con sus problemas aquella fue la mejor que tuvo a su alcance.
Las resacas generaban que no fuera capaz de recordar muchas de sus acciones pero eso era algo que le agradaba, porque era a fin de cuentas un olvido voluntario, algo impuesto por él, algo que aún le pertenecía, el no recordar se volvió algo siempre presente en su vida, desde el momento en que despertó en un hospital con la angustiante sensación de no saber ni cómo ni cuando llego allí ni las circunstancias que mediaron en esa situación. Y fue aun peor al constatar que no sabía su nombre y al tratar de hacer un rápido repaso, se encontró como quien abre un libro en blanco, aunque desde luego con la perturbadora característica de tener la certeza de que toda esa información en verdad existió, luego se diría que aquello se parecía a la sensación de pérdida experimentada al ser víctima de un robo cuando lo sustraído es de sumo valor.
Luego vinieron las explicaciones de una enfermera, seguidas de las de un médico que aquietaron su temor solo un poco, lo que vino después fue como asistir a la fuerza a un espectáculo que no podía comprender: la aparición de una mujer joven con semblante preocupado que decía ser su esposa, y el ante esta revelación no se sintió mejor, porque ante él había solo una extraña, le parecía irreal que hubiera vivido según aquella mujer en la misma casa durante al menos cuatro años luego de un noviazgo de casi tres años. Aquel dato nada le aportaba, luego llegaron quienes decían ser un tío , un primo y varios de los que decían ser sus amigos y compañeros de trabajo, el resultado era el mismo, a ninguno reconocía, y su mundo era uno poblado por completo de extraños que le miraban con pena; sin embargo y no viendo otra salida se dejó llevar por la situación, salió del hospital y le llevaron a su casa, al menos eso le dijeron, para él no era distinta de todas las otras casas que vio de camino, dentro de ella no descubrió nada que le resultase familiar, pero aun así pensó en tomar una rutina como medida provisional.
Pero aquello fue un error, cambio de trabajo por la sencilla razón de que ya no recordaba los pormenores de su anterior trabajo siéndole imposible continuar con él, pero lo acepto como aceptaba las muestras de preocupación de aquella mujer y de otros que lo seguían visitando. Al final esas visitas se espaciaron hasta dejarlo solo con su supuesta esposa, al recordar aquello Juan no pudo evitar sentir pena por esa mujer en sus vanos intentos de aparentar una vida normal junto a un hombre que se comportaba y la trataba con la fría cortesía de un extraño; no dio demasiadas explicaciones cuando tomo un trabajo en una bodega donde procuraba estar mucho tiempo al punto de tener reputación de buen trabajador aunque su interés era solo alejarse de aquella casa y llegar allí rendido con el solo propósito de dormir.
Allí descubrió que si bien su memoria era nueva en cierto sentido, su cuerpo no lo era tanto, así al menos pudo incluir la conciencia de sus 40 en lo que redescubría cada cierto tiempo, pero al final nada cambiaba, entendió que agregar recuerdos cuando se tiene la certeza de la anterior existencia de otros era como ponerse una camisa una o dos tallas más grande; si queda pero con la sensación de saber que aquello no iba como debía, no fue mucho tiempo hasta que un día con insólita tranquilidad le aviso a su esposa que se iba de aquella casa, y no pudo al menos dejar de sorprenderse de la poco emotiva reacción de su esposa. Igual tenía sentido, ella había hecho un enorme esfuerzo y que el decidiera rendirse le vino a quitar un enorme peso de encima, porque al fin y al cabo si para el ella era una extraña para ella debía ser aún más difícil contemplar a quien era su compañero de vida mirándola y actuando como un extraño, quizá se dijo juan debe de ser más difícil para ella y no pudo evitar darle la razón a aquel frío e inesperado comportamiento.
Aquella sensación de vacío no lo abandono al dejar su antigua casa y al dedicarse a trabajar y a dormir se sintió como debían de sentirse según él los animales, preocupados solo por sus necesidades básicas, sin ningún otro propósito, aquella palabra adquirió un mayor significado para él, puesto que se percató de lo importante que era tener un propósito, y se sorprendió de como algo tan trascendente era pasado por alto por la gran mayoría de personas en este mundo. Hacia dos días que no iba al trabajo y ya no le preocupaba porque aquello no era más que un mal sustituto de la vida que se había ido, una burda imitación que no engañaba a nadie, como si estuviera muerto , pensó, y si así era? Tal vez la muerte en lugar de lanzarme a un hospital como un cascaron vacío hizo mal su trabajo desde un principio, o sea , se dijo, en verdad soy un buen ejemplo de alguien medio muerto, aquel pensamiento le sonó como un mal chiste, pero hace mucho que nada parecía gustarle o interesarle de lo necesario.
No sabiendo que otra cosa hacer miro hacia la acumulación de desechos que le parecieron en principio la sombra de alguien y se dejó caer justo al frente, hacia frío pero no le importaba, alzo la vista al cielo y vio unas cuantas estrellas, miro hasta que le picaron los ojos y los bajo nuevamente a la pared y con desolado gesto pensó que le gustaría desaparecer entre aquellas sombras. Pensaba que debía de ser muy cómodo, ¡dejar de ser esto! , solo desaparecer, que fácil! , que cómodo debe ser!, volvió a rascarse los ojos y descubrió asombrado que el picor era debido a las lágrimas que sin control caían de sus mejillas, se dejó caer quedando en posición fetal frente a aquella pared imaginándose que él se convertía en aquella silueta intangible que creía haber visto al adentrarse en aquel callejón.
 
Voy, para ponerme al día (aúnque sólo he participado una vez).

Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras (por lo mal iluminado de éste), observó a unas personas que se aproximaban. En otras ocasiones, ya lo había hecho, amparado a la oscuridad y a la complicidad del lugar. Podía decirse que ya poseía cierta experiencia en dichos menesteres.

Pero un extraño nerviosismo, se iba apoderando de él, su cuerpo temblaba, sus manos sudaban y temblaban aun más, mientras un escalofrío le recorría desde la coronilla y atravesaba toda su columna vertebral.

Conforme las personas se acercaban, no iba quedando la menor duda, de quienes se trataba. Era una de las familias más influyentes de la ciudad (por no decir la de más influencia). Estaba sumamente ansioso, por un lado por saber quienes eran y que esto podía pagarlo caro, pero por otro lado su ambición por el dinero fácil y la expectativas por los objetos de valor, de los cuales podría apropiarse le motivaba en la posibilidad de llevar a cabo el golpe.

Al final, la ambición lo dominó y aun con una mezcla de ansiedad y nerviosismo, así como el afán de actuar rápido y salir del lugar lo más rápido posible, lo hicieron sacar su arma y salir de su escondrijo. Se puso por delante de ellos y mientras se acercaba rápidamente, gritó airadamente: "esto es un asalto!!!", mientras les apuntaba con su arma.

"Denme todo lo que traen!!!", volvió a insistir, el otro hombre viendo lo que pasaba, a penas venía reaccionando ante su asombro e impresión de verse emboscado. Aún estupefacto, sólo atinó a decir: "tranquilo amigo, no hay porque alterarse", mientras llevaba su mano dentro del bolsillo interno de su saco, para atender a las imposiciones del trúan.

El asaltante estaba, estaba al borde de un ataque de pánico, casi no podía controlarlo y sus manos temblorosas apenas podían sostener la pistola, en un intento por controlarla, ésta se accionó impactando al otro hombre en el pecho. La mujer aterrorizada, al ver como su esposo sucumbía, se dispuso a auxiliarlo, cuando el arma disparó de nuevo, ante la mirada de asombro de su pequeño hijo.

Con desesperación y terror, observó como los cuerpos de sus padres se desplomaban inertes. El niños rompió en llanto ante la impotencia, dolor y quizás rabia al ver como sus seres queridos, yacían sobre el frío suelo.

El muchacho se arrodilló junto a los cuerpos, su padre haciendo suyo el poco aliento y energía que quedaba en su ser, tomó fuertemente la mano de su pequeño, mientras entre susurros le decía: "nuca tengas miedo".

El malhechor al reaccionar sobre lo que había hecho sólo atinó a correr despavorido, mientras en sus cabeza aún le taladraba el recuerdo del llanto de desesperación del pequeño.
 
Voy, para ponerme al día (aúnque sólo he participado una vez).

Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras (por lo mal iluminado de éste), observó a unas personas que se aproximaban. En otras ocasiones, ya lo había hecho, amparado a la oscuridad y a la complicidad del lugar. Podía decirse que ya poseía cierta experiencia en dichos menesteres.

Pero un extraño nerviosismo, se iba apoderando de él, su cuerpo temblaba, sus manos sudaban y temblaban aun más, mientras un escalofrío le recorría desde la coronilla y atravesaba toda su columna vertebral.

Conforme las personas se acercaban, no iba quedando la menor duda, de quienes se trataba. Era una de las familias más influyentes de la ciudad (por no decir la de más influencia). Estaba sumamente ansioso, por un lado por saber quienes eran y que esto podía pagarlo caro, pero por otro lado su ambición por el dinero fácil y la expectativas por los objetos de valor, de los cuales podría apropiarse le motivaba en la posibilidad de llevar a cabo el golpe.

Al final, la ambición lo dominó y aun con una mezcla de ansiedad y nerviosismo, así como el afán de actuar rápido y salir del lugar lo más rápido posible, lo hicieron sacar su arma y salir de su escondrijo. Se puso por delante de ellos y mientras se acercaba rápidamente, gritó airadamente: "esto es un asalto!!!", mientras les apuntaba con su arma.

"Denme todo lo que traen!!!", volvió a insistir, el otro hombre viendo lo que pasaba, a penas venía reaccionando ante su asombro e impresión de verse emboscado. Aún estupefacto, sólo atinó a decir: "tranquilo amigo, no hay porque alterarse", mientras llevaba su mano dentro del bolsillo interno de su saco, para atender a las imposiciones del trúan.

El asaltante estaba, estaba al borde de un ataque de pánico, casi no podía controlarlo y sus manos temblorosas apenas podían sostener la pistola, en un intento por controlarla, ésta se accionó impactando al otro hombre en el pecho. La mujer aterrorizada, al ver como su esposo sucumbía, se dispuso a auxiliarlo, cuando el arma disparó de nuevo, ante la mirada de asombro de su pequeño hijo.

Con desesperación y terror, observó como los cuerpos de sus padres se desplomaban inertes. El niños rompió en llanto ante la impotencia, dolor y quizás rabia al ver como sus seres queridos, yacían sobre el frío suelo.

El muchacho se arrodilló junto a los cuerpos, su padre haciendo suyo el poco aliento y energía que quedaba en su ser, tomó fuertemente la mano de su pequeño, mientras entre susurros le decía: "nuca tengas miedo".

El malhechor al reaccionar sobre lo que había hecho sólo atinó a correr despavorido, mientras en sus cabeza aún le taladraba el recuerdo del llanto de desesperación del pequeño.
Me encantan las historias trágicas


Han escrito muchos tengo que ponerme al día!
 
Voy, para ponerme al día (aúnque sólo he participado una vez).

Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras (por lo mal iluminado de éste), observó a unas personas que se aproximaban. En otras ocasiones, ya lo había hecho, amparado a la oscuridad y a la complicidad del lugar. Podía decirse que ya poseía cierta experiencia en dichos menesteres.

Pero un extraño nerviosismo, se iba apoderando de él, su cuerpo temblaba, sus manos sudaban y temblaban aun más, mientras un escalofrío le recorría desde la coronilla y atravesaba toda su columna vertebral.

Conforme las personas se acercaban, no iba quedando la menor duda, de quienes se trataba. Era una de las familias más influyentes de la ciudad (por no decir la de más influencia). Estaba sumamente ansioso, por un lado por saber quienes eran y que esto podía pagarlo caro, pero por otro lado su ambición por el dinero fácil y la expectativas por los objetos de valor, de los cuales podría apropiarse le motivaba en la posibilidad de llevar a cabo el golpe.

Al final, la ambición lo dominó y aun con una mezcla de ansiedad y nerviosismo, así como el afán de actuar rápido y salir del lugar lo más rápido posible, lo hicieron sacar su arma y salir de su escondrijo. Se puso por delante de ellos y mientras se acercaba rápidamente, gritó airadamente: "esto es un asalto!!!", mientras les apuntaba con su arma.

"Denme todo lo que traen!!!", volvió a insistir, el otro hombre viendo lo que pasaba, a penas venía reaccionando ante su asombro e impresión de verse emboscado. Aún estupefacto, sólo atinó a decir: "tranquilo amigo, no hay porque alterarse", mientras llevaba su mano dentro del bolsillo interno de su saco, para atender a las imposiciones del trúan.

El asaltante estaba, estaba al borde de un ataque de pánico, casi no podía controlarlo y sus manos temblorosas apenas podían sostener la pistola, en un intento por controlarla, ésta se accionó impactando al otro hombre en el pecho. La mujer aterrorizada, al ver como su esposo sucumbía, se dispuso a auxiliarlo, cuando el arma disparó de nuevo, ante la mirada de asombro de su pequeño hijo.

Con desesperación y terror, observó como los cuerpos de sus padres se desplomaban inertes. El niños rompió en llanto ante la impotencia, dolor y quizás rabia al ver como sus seres queridos, yacían sobre el frío suelo.

El muchacho se arrodilló junto a los cuerpos, su padre haciendo suyo el poco aliento y energía que quedaba en su ser, tomó fuertemente la mano de su pequeño, mientras entre susurros le decía: "nuca tengas miedo".

El malhechor al reaccionar sobre lo que había hecho sólo atinó a correr despavorido, mientras en sus cabeza aún le taladraba el recuerdo del llanto de desesperación del pequeño.


Pura vida Sigma. Pobre Bruce!
 
Voy, para ponerme al día (aúnque sólo he participado una vez).

Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras (por lo mal iluminado de éste), observó a unas personas que se aproximaban. En otras ocasiones, ya lo había hecho, amparado a la oscuridad y a la complicidad del lugar. Podía decirse que ya poseía cierta experiencia en dichos menesteres.

Pero un extraño nerviosismo, se iba apoderando de él, su cuerpo temblaba, sus manos sudaban y temblaban aun más, mientras un escalofrío le recorría desde la coronilla y atravesaba toda su columna vertebral.

Conforme las personas se acercaban, no iba quedando la menor duda, de quienes se trataba. Era una de las familias más influyentes de la ciudad (por no decir la de más influencia). Estaba sumamente ansioso, por un lado por saber quienes eran y que esto podía pagarlo caro, pero por otro lado su ambición por el dinero fácil y la expectativas por los objetos de valor, de los cuales podría apropiarse le motivaba en la posibilidad de llevar a cabo el golpe.

Al final, la ambición lo dominó y aun con una mezcla de ansiedad y nerviosismo, así como el afán de actuar rápido y salir del lugar lo más rápido posible, lo hicieron sacar su arma y salir de su escondrijo. Se puso por delante de ellos y mientras se acercaba rápidamente, gritó airadamente: "esto es un asalto!!!", mientras les apuntaba con su arma.

"Denme todo lo que traen!!!", volvió a insistir, el otro hombre viendo lo que pasaba, a penas venía reaccionando ante su asombro e impresión de verse emboscado. Aún estupefacto, sólo atinó a decir: "tranquilo amigo, no hay porque alterarse", mientras llevaba su mano dentro del bolsillo interno de su saco, para atender a las imposiciones del trúan.

El asaltante estaba, estaba al borde de un ataque de pánico, casi no podía controlarlo y sus manos temblorosas apenas podían sostener la pistola, en un intento por controlarla, ésta se accionó impactando al otro hombre en el pecho. La mujer aterrorizada, al ver como su esposo sucumbía, se dispuso a auxiliarlo, cuando el arma disparó de nuevo, ante la mirada de asombro de su pequeño hijo.

Con desesperación y terror, observó como los cuerpos de sus padres se desplomaban inertes. El niños rompió en llanto ante la impotencia, dolor y quizás rabia al ver como sus seres queridos, yacían sobre el frío suelo.

El muchacho se arrodilló junto a los cuerpos, su padre haciendo suyo el poco aliento y energía que quedaba en su ser, tomó fuertemente la mano de su pequeño, mientras entre susurros le decía: "nuca tengas miedo".

El malhechor al reaccionar sobre lo que había hecho sólo atinó a correr despavorido, mientras en sus cabeza aún le taladraba el recuerdo del llanto de desesperación del pequeño.

batman? jejeje
 
Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras observó lo que parecía ser un pequeño bulto moviéndose entre harapos. Al acercarse logró darse cuenta del fuerte llanto que emanaba buscando auxilio de entre la tela, pero que era superado por el bullicio del tránsito de la concurrida calle aledaña. El bebé parecía estar en buen estado de salud, tiritando de frío y probablemente con mucha hambre, nunca en su vida había sostenido a un ser tan pequeño e indefenso en sus brazos; pero dejando de lado las ideas que arrastraba desde hacía meses y el arma que empuñaba decidido se lo llevó.

Su apartamento sucio, que en ese momento parecía más pequeño que antes, los recibió; por lo menos ahí lograría hacerlo entrar en calor y tal vez alguna vecina tuviera algo que pudiera comer el infante, quien continuaba llorando con una potencia indescriptible. Pero esto no logró desesperarlo, más bien lo hacía sentirse necesitado, útil por una vez en su vida. Llevaba mucho tiempo sin dormir, pero el calor del abrazo que los unía y la respiración de aquella criatura que había irrumpido en su vida justo cuando ya había decidido que no valía la pena, le permitieron el descanso nocturno que ya había olvidado.

Josué ya tenía 6 años, era un niño inteligente como su padre, feliz como pocos y “travieso como todos los chicos” -decía orgulloso Alberto-. Aquel hombre que una noche, cansado de esperar, salió a encontrarse con la muerte para verla a los ojos antes de maldecirla, había vuelto a vivir y soñar en un futuro que se le había negado años antes. Tenía un trabajo estable, se le veía siempre sonriente y lleno de júbilo; dedicado completamente a hacer de Josué un hombre de bien. “Algún día serás doctor, o juez, o incluso presidente mi niño y harás a este viejo el padre más orgulloso del mundo”.

Esa tarde llamaron a la puerta con unos golpes que pondría nervioso a cualquier mortal, los oficiales de policía que escoltaban a una dama de apariencia opulenta entraron al viejo apartamento sin darle explicaciones a don Beto.

--¿Éste es su hijo señor García? -Dijo uno de los oficiales, señalando a un Josué asustado que no había reparado en la leche que se derramaba sobre la camiseta del Real Madrid.

--Así es oficial, ¿qué pasa aquí? -Pregunto Alberto con una voz entrecortada.

Para el momento en que Josué se levantó de la silla en auxilio de su padre, uno de los oficiales ya lo llevaba esposado diciendo que se le acusaba del rapto de un menor, nieto del poderoso dueño del Banco Latinoamericano. Mientras el otro uniformado sujetaba al pequeño de ambos brazos y los escoltaba hacia afuera.

Después de las respectivas pruebas de ADN se confirmaba que la madre de Josué era Mercedes, hija menor del acaudalado empresario, quien afirmaba que hace casi 6 años el bebé fue abducido de su recámara por aquel hombre que desapareció sin dejar rastro. Las búsquedas fueron infructíferas hasta que, tiempo después, la nueva maestra de Josué dio aviso a las autoridades tras una investigación que inició al notar extrañas incongruencias en lo que se sabía del chico.

Alberto, nuevamente sólo, ahora en una diminuta celda compartida con un maleante cualquiera, no dejaba de pensar en su muchacho, las tardes jugando fútbol, cuando dio sus primeros pasos, la primera vez que lo escuchó decirle papá. Todo eso se había ido junto con su niño, ya nada más importaba, sólo restaba volver a esperar paciente el encuentro que Josué había frustrado más de 6 años atrás.
 
Voy, para ponerme al día (aúnque sólo he participado una vez).

Mientras caminaba por el callejón, entre las sombras (por lo mal iluminado de éste), observó a unas personas que se aproximaban. En otras ocasiones, ya lo había hecho, amparado a la oscuridad y a la complicidad del lugar. Podía decirse que ya poseía cierta experiencia en dichos menesteres.

Pero un extraño nerviosismo, se iba apoderando de él, su cuerpo temblaba, sus manos sudaban y temblaban aun más, mientras un escalofrío le recorría desde la coronilla y atravesaba toda su columna vertebral.

Conforme las personas se acercaban, no iba quedando la menor duda, de quienes se trataba. Era una de las familias más influyentes de la ciudad (por no decir la de más influencia). Estaba sumamente ansioso, por un lado por saber quienes eran y que esto podía pagarlo caro, pero por otro lado su ambición por el dinero fácil y la expectativas por los objetos de valor, de los cuales podría apropiarse le motivaba en la posibilidad de llevar a cabo el golpe.

Al final, la ambición lo dominó y aun con una mezcla de ansiedad y nerviosismo, así como el afán de actuar rápido y salir del lugar lo más rápido posible, lo hicieron sacar su arma y salir de su escondrijo. Se puso por delante de ellos y mientras se acercaba rápidamente, gritó airadamente: "esto es un asalto!!!", mientras les apuntaba con su arma.

"Denme todo lo que traen!!!", volvió a insistir, el otro hombre viendo lo que pasaba, a penas venía reaccionando ante su asombro e impresión de verse emboscado. Aún estupefacto, sólo atinó a decir: "tranquilo amigo, no hay porque alterarse", mientras llevaba su mano dentro del bolsillo interno de su saco, para atender a las imposiciones del trúan.

El asaltante estaba, estaba al borde de un ataque de pánico, casi no podía controlarlo y sus manos temblorosas apenas podían sostener la pistola, en un intento por controlarla, ésta se accionó impactando al otro hombre en el pecho. La mujer aterrorizada, al ver como su esposo sucumbía, se dispuso a auxiliarlo, cuando el arma disparó de nuevo, ante la mirada de asombro de su pequeño hijo.

Con desesperación y terror, observó como los cuerpos de sus padres se desplomaban inertes. El niños rompió en llanto ante la impotencia, dolor y quizás rabia al ver como sus seres queridos, yacían sobre el frío suelo.

El muchacho se arrodilló junto a los cuerpos, su padre haciendo suyo el poco aliento y energía que quedaba en su ser, tomó fuertemente la mano de su pequeño, mientras entre susurros le decía: "nuca tengas miedo".

El malhechor al reaccionar sobre lo que había hecho sólo atinó a correr despavorido, mientras en sus cabeza aún le taladraba el recuerdo del llanto de desesperación del pequeño.

batman? jejeje

Efectivamente, mi querido aprendiz.
 
Esa frase trajo buenos relatos. Ojalá alguien más se anime a escribir.
 
Llovizna+capuchino+relatos: Combinación perfecta.

Que gusto leerlos, inclusive me parece que el nivel esta subiendo.
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA

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