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Wilas

Microrrelatos foreros

En la profunda soledad de su corazón Claudio guardaba como siempre la esperanza que guarda todo el que cree en el amor, aunque sus desilusiones habían sido muchas le agradaba creer que existía alguien en el mundo para el esperando en la próxima esquina, el camino hacia su hogar era siempre una nueva aventura por la gran cantidad de posibilidades que se presentaban en él.

Claudio era un soñador, de los muchos que existen en este mundo y que tristemente llegan a morir en cierto momento, pero no la muerte que pudre sus cuerpos sino una muerte peor, la muerte que pudre su alma.
Ese día el camino fue el mismo de siempre, lleno de algunas caras conocidas y otras nuevas, siempre le sorprendía como siendo su país tan pequeño todos los días veía personas diferentes y en parte lo hacía feliz porque significaba más posibilidades. A la vuelta de la esquina le esperaba una de tantas, era una muchacha pequeña de cabello corto, con esos ojos tristes que tanto le gustaban y en su mente empezó a trazar su estrategia, la había ensayado tantas veces en su mente, tantas veces había soñado con el momento que creía que sabía lo que tenía que hacer, porque siempre es más fácil ver las situaciones desde la comodidad de la mente del soñador, sin preocuparse por nervios, por coordinar mente y boca.

Dio unos pasos hacia ella hasta tenerla al alcance de su mano, pero paró en seco, sintió un montón de pensamientos en total caos en su mente y una vez más se dio cuenta que muchas veces el soñador es en parte un cobarde si no se atreve a tratar de conquistar sus sueños, fue un duro golpe pero no tan duro como los anteriores, al final Claudio es lo que es, un soñador que todos los días muere por gusto propio.
 
Voy en esas...

En la profunda soledad de un tiempo que ya fué, de una estación que ya no está pero que a lo lejos aparece y se asoma con los últimos rayos del atardecer; como aquellos que veía en pos de encontrarme y en los que me perdía en tu mirada que anhelaba también esos sabores, esos aromas, esos susurros en cada recorrido de caricias.

Estuve buscándote en los mismos senderos, en los mismos atardeceres incluso en el rocío de la flor…
 
Pura vida Khalil, muy bueno su relato. Hay bastante talento en el foro!

A Melkilec le toca proponer la próxima frase para iniciar la otra ronda de microrrelatos, para que la vaya pensando mae.
 
En la profunda soledad de un rincón de mi habitación observo. Analizo. Escucho. Ya ellos saben que estoy acá, ellos pueden sentir mi miedo, mi ansiedad, un pánico indescriptible que me paraliza y me mantiene en la misma posición fetal desde hace algunos días.

A mi lado, una taza de cartón con algo que debe ser café, pero que ahora parece una araña negra acechando en un zapato. Levanto la cabeza y miro el desvencijado cielo raso, manchado, amarillento, lleno de agujeros detrás de los cuales se encuentran decenas de ojos que me observan. Son ellos. Desde hace unos días me dí cuenta de su existencia, estaban por todos lados, siempre observando, siempre a la espera de un traspié de mi parte, para saltar sobre mí y hacerme pedazos. Rebeca me dijo que estaba loco, que no había nadie, que nadie nos seguía del supermercado, ni del cine, ni del trabajo, incluso cuando guardaba sus cosas en una maleta, no se daba cuenta de que estábamos siendo observados.
Cuando se fue, ninguno la siguió, todos se quedaron conmigo, vigilando mis movimientos. Eso me hizo caer en la cuenta que el problema es conmigo, ellos a quien me quieren es a mí y yo no sé que hacer ni cómo defenderme. Fui a la policía y no me hicieron caso. Fui donde un detective privado y podía ver detrás del sujeto una vieja y barata imitación de Goya cuyos ojos se movían. Sí, los ojos de La Maja se movían y me observaban. Eran ellos. Luego, mientras caminaba despacio hacia mi casa, vi algo que me dejó boquiabierto. Sobre la vitrina de una tienda había un reluciente juego de cuchillos y sobre ellos una flecha carmesí acartonada que los señalaba y decía "LIQUIDACIÓN", escrito con sangre. Entré a la tienda temblando del miedo y le pregunté al empleado qué significaba aquello y porqué estaba escrito con sangre. Este me miró con cara de extrañeza, esbozó una sonrisa ahogada y me dijo:

-Caballero, eso está escrito con "pailot" rojo, jamás con sangre. ¿Por qué lo escribiríamos con sangre?-

-No lo sé. ¿Y la amenaza? ¿Quién les dijo que yo pasaba por acá? Porque claramente es una amenaza de muerte.- tartamudeé yo.

-¿Cuál amenaza? Solo es un juego de cuchillos en liquidación y si no va usted a comprar nada, le agradecería no me quitara más tiempo- contestó él con cierto fastidio.

Ni modo, este tipo tampoco creía que ellos me vigilaban, no tenía sentido quedarme a explicarle. Pero ya tenía una amenaza clara y una estrategia a seguir. Llegué a la casa y puse en una caja todos los elementos punzocortantes que tenía. Un machete, decenas de cuchillos de cocina, una navaja Vitorinox heredada de mi abuelo y varios utensilios más fueron a parar al fondo de un baúl que guardaba al pie de la cama y del cual solo yo tenía la llave. Luego me senté y una idea me dejó helado: ¿Y si utilizaban algún objeto no punzocortante pero con cierto filo para apuñalearme? Había escuchado que en las cárceles usaban cualquier cosa como arma, con mucha más razón ellos, que no eran presos desesperados, podían hacerlo también y más eficientemente. Me levanté de un salto y puse en la mencionada caja cucharas, cepillos de dientes, lápices, lapiceros, tijeras, todos los tubos metálicos que estuvieran flojos o fáciles de extraer, grapas, tenazas, pinzas, etc. Luego, quebré todos los vidrios de la casa, los exteriores, los platos, los vasos, las tazas, todo lo que fuera de vidrio y produjera lacerantes esquirlas, miles de micropuñales que iban a servir para mi ejecución, todos ellos fueron a dar al baúl al pie de mi cama del cual solo yo tenía la llave. Y un armario del cual solo yo tenía la llave. Y una alacena de la cual solo yo tenía la llave. Y un mueble de cocina el cual no tenía llave pero cerrado con una cadena fijada por un candado del cual solo yo tenía la llave. Una vez hecho todo esto, exhausto, me acomodé en una esquina del cuarto, me puse en posición fetal y esperé el ataque. Ellos me habían observado todo este tiempo, sin decir nada, casi sin moverse, seguro sorprendidos por mi sagacidad e inteligencia y pensando en su próxima movida. Ahora los veía sonreír. De pronto, caí en la cuenta que había cometido un error. La bolsa del basurero del baño contenía 5 navajas de afeitar oxidadas, que yo había olvidado. Ahí estaban. Tenía que ir a recogerlas, pero ya era tarde. Ellos lo sabían. Me habían visto durante todo el mes botarlas una a una, llenas de agua y jabón, por lo que la oxidación era más rápido. Una sola cuchillada con ellas me produciría la muerte y en cuestión de unos días los policías encontrarían mi cuerpo hinchado espantosamente por la gangrena y el tétano producido por miles de cortaduras de navajilla de afeitar oxidadas. La idea de mi cuerpo lleno de heridas infectadas y putrefactas, me dio algo de valor para un último plan desesperado. Iría al baño, recogería la bolsa, la lanzaría por la ventana, ahora sin vidrio y correría nuevamente a mi posición de defensa. Estiré el cuello y vi por el espejo del baño que no había moros en la costa. Pero antes de levantarme y correr, me di cuenta de algo que por poco me detuvo el corazón: EL ESPEJO del baño...intacto. Un golpecito sobre él bastaría para producir cientos, miles de fragmentos filosos que me dejarían la piel hecha jirones en un santiamén. Lo peor es que para recoger la bolsa de basura con las navajas, debía de darle la espalda al espejo y para destrozar el espejo, debía darle la espalda a las navajas. Estaba atrapado. Ellos habían ganado. Los podía ver sonreír, ahora casi reírse a carcajadas. Ya mi miedo se iba transformando en resignación y luego mutó en rabia. Fui incapaz de proteger mi propia vida por un error de principiante.

Pero no les daría el gusto de verme apuñaleado, descuartizado, destrozado por miles de ellos. Tampoco les daría el gusto de ver mi cabeza necrótica e hinchada por la gangrena, con los ojos estallados y la lengua asfixiando mi garganta. Tomé el cable del "cofi-meiquer", lo arranqué del aparato (sin el asesino y cristalino recipiente, por supuesto) e hice un nudo corredizo. Me subí a una silla y amarré el otro extremo en una de las vigas del techo. Ellos habían dejado de reír. Me miraban entre incrédulos y enojados. Puse el aro con el nudo alrededor de mi cuello y los miré a los ojos. Estaban muy serios. Luego, le dí un puntapié a la silla con fuerza y me liberé de una muerte llena de puñales, cuchillos y gritos de dolor. Había perdido, sí, pero honorablemente.



La policía lo encontró, gracias a una llamada femenina anónima, amarrado de un pie a una viga del techo, con las manos y uñas destrozadas de raspar el suelo de madera, los ojos desorbitados y algunas articulaciones desencajadas por la inusual postura, repitiendo: "Cuchillos, cuchillos..."
 
Última edición:
Ese relato de Fulano de Tal me hizo pensar en una palabara: creepypasta. Y muy bueno mae. Pura vida.
 
En la profunda soledad de una noche sin sueño, escuchaba el reloj con ese tic tac lejano que desespera, una noche de pensar, luego de un día tan vacío de ir y venir. Deseaba haber hecho tanto, pero no, no hice nada,… quise haberme detenido a tocar esa azucena, quise haberme detenido un momento y haber sentido el viento, pero no lo hice, no tuve tiempo…

Salí a ver la noche, y fue en ese momento que te descubrí... Te estaba observando esa noche que saliste de esa casita tan sencilla y hasta descolorida, captaste mi atención, como muchas veces lo hace aquello que quiere pasar desapercibido, pero que magnetiza la mirada, era de noche aún, estaba en ese punto dónde está tan oscuro, que sólo se escuchan los ruidos porque se agudiza nuestro oído, casi te escuché, ese momento en que decidiste desplegarte, y salir a ver el mundo, saliste insegura, y lo primero que miraste fue una flor, una hortensia, tan inmutada bajo esos pálidos y tímidos rayos de luz que anunciaban que el sol ya venía a iluminarnos. Te pusiste de pie, orgullosa, y te quedaste quieta esperando sentir ese calor, y decidiste en ese momento que debías volar, que debías conocer lo que era el mundo, sentirte libre y aventurera, degustar el azúcar, atravesar el cielo, decidiste que ya estabas lista para conocer tu único día de vida…

Efímera, así te llaman los tontos ignorantes que no entienden el alcance de tu belleza, y la intensidad de tu vitalidad, el disfrute alegre de ese corto tiempo…que hermosa eras magnífica mariposa….te vi partir y suspiré feliz porque sólo conociste la libertad … sentiste tanto en tan poco tiempo… y desee poder sentirme como tú, aunque sea sólo una vez, sentir y vivir, y nada más…dejar de pensar. Dichosa tú, que nunca sabrás lo que es la profunda soledad de una noche sin sueño…dónde sólo se puede…pensar.
 
En la profunda soledad; yacía aquella mujer, que poseía una mente perversa, fría y sin esperanza, se consideraraba solo un ser despreciable que no pretendía ser compañía de ningún otro humano.

Antes tan feliz tan llena de energía cn tantos deseos de vivir, se había convertido en todo lo contrario su llama se apago y aunque quiso nunca más pudo brillar.

Se alejo de cualquier contacto humano, pasaba sus tardes sentada junto a la ventana contemplando como los demás vivían sus vida; ella simple y sencillamente se encontraba muerta por dentro. Aquella soledad solo la motivaba a pensar las maneras de acabar con aquella persona que la hizo convertirse en lo que hoy era.

Por las noches; sus sueños macabros y oscuros la alejaban cada vez más de la razón y la necesidad de venganza se hacía más fuerte siendo que no distinguía si estos sueños eran reales o ficticios.

Encerrada entre 4 paredes se le pasaban sus dias; solamente buscando una manera idónea de terminar cn el

Los dias pasaban y su odio aumentaba lo único que ella deseaba era observar aquel cuerpo que la hirió; en pedazos y desangrandose a pocos en medio de esa oscura habitación q habia sido su refugio hasta hoy.
 
En la profunda soledad que da la oscuridad de la noche en la montaña, se encontraba Luis tiritando de frío y con algunos golpes y cortadas en su cuerpo, luego de que el avión bimotor que piloteaba se hubiera estrellado horas antes. Los escombros lo protegían de la lluvia que arreciaba conforme se acercaba la media noche, pero no había nada que pudiera contener la desazón que le producía ver los restos de quienes fueron sus acompañantes ese día.

Las imágenes del accidente se reproducían cual película frente a sus ojos, causándole rabia y una profunda tristeza. Fantasmas y demonios se apoderaban de su mente acrecentando la culpa que ya sentía y que lo acompañaría por lo que le quedaba de vida. Se preguntaba, cómo vería a la cara a los padres de sus amigos, a la familia de Karina. Esa mujer con la que se había comprometido dos meses atrás y a quien amaba profundamente, ahora se encontraba inerte ante sus ojos, que aún en shock no daban crédito a lo que había sucedido.

Desesperado trató una vez más de hacer contacto por radio, pero el impacto lo dañó demasiado y no funcionó. Bajo el aguacero y en la oscuridad de la noche inició una travesía sin rumbo a través de la montaña, a sabiendas de que era muy posible que no saliera con vida. Realmente eso ya no le importaba mucho, sus amigos y la mujer que sería su esposa ya no estaban.

Luis se abrió paso entre los arbustos y la espesa hierba. La lluvia lo empapó y debilitó aún más las pocas fuerzas que le quedaban, sin embargo, siguió avanzando, mientras resbalaba y tropezaba con las raíces de los árboles que le impedían ver el cielo. Lo único que necesitaba era alejarse de ahí, no verlos más.

Los restos del bimotor fueron encontrados tres días después, los cuerpos de los pasajeros fueron entregados a sus familias. De Luis no se supo nada.
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA
Me sorprendente la cantidad de buena prosa que se encuentra en este tema, los felicito, da gusto leerlos.

Ingresar al tema un poco tarde, sumado a que no estaré cerca de la computadora por unos días, me impide el participar en este relato, la próxima vez me les estaré uniendo.
 
Aquí lo esperamos.

Yo creo que ya mañana se puede postear la siguiente frase para iniciar de nuevo y quque alguna gente más se una.
 
En la profunda soledad de la noche, me despierto el dolor es incontrolable es mas fuerte que otros días.
Me había acostumbrado al dolor constante minuto a minuto durante mas tres años pero este es diferente. Me recuerda cuando todo comenzó...

Repaso todas las cicatrices de mi cuerpo unas sencillas tan simples como abrir un paraguas bajo la lluvia.

Otras complejas como intentar construir un castillo sin herramientas, estas casi apagan mi respiración pero las olas del mar siempre regresan hago lo mismo pero regreso con menos fuerza casi extinto.

Tanta sangre derramada cada gota para formar un océano.

Me dejan el recuerdo de lo que fui y ahora puedo ser...
 
Pura vida Rojo!

Si no metí las patas conté 11 relatos, la verdad son bastantes y muy buenos todos. De mi parte yo sí quisiera retroalimentación sobre el mío, pero ojalá por mensaje privado para no saturar el tema. Por si alguien quisiera hacerme una crítica constructiva.

Muchas gracias!
 

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