Fonatel ha logrado una hazaña significativa al cerrar la brecha digital en Costa Rica, llevando servicios de telefonía e Internet a 18 comunidades indígenas adicionales en la Zona Atlántica y la Zona Sur.
Con la instalación de nueve torres de telecomunicaciones, la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) ha facilitado la conexión para aproximadamente 1250 habitantes, a través del Programa Comunidades Conectadas.
Este esfuerzo, ejecutado por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), es un paso crucial para promover el desarrollo y el progreso en estas comunidades tradicionalmente marginadas. Diez centros educativos públicos, dos centros de visita periódica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y un Cen-Cinai se encuentran entre los beneficiarios de este proyecto, que ha requerido una inversión total de 47,9 millones de dólares para conectar a 15 territorios indígenas en todo el país.
En Talamanca, se instalaron cinco nuevas torres, brindando servicios a 14 poblados en los distritos de Telire y Bratsi. Además, tres radiobases nuevas se han implementado en el Territorio Indígena de Bajo Chirripó, cubriendo Chirripó, Tuis y Matina. La última radiobase se sitúa en el Territorio Indígena de Rey Curré, en Palmar, Osa. Este despliegue de infraestructura no solo mejora la conectividad local, sino que también contribuye a la cohesión social, integrando estas comunidades en el tejido económico y social del país.
La conexión a internet y telefonía móvil es más que un lujo; es una necesidad que facilita la educación, la salud y las oportunidades económicas. En comunidades marginadas, la disponibilidad de estos servicios puede transformar vidas, permitiendo a los habitantes acceder a información educativa, servicios de salud a distancia y oportunidades laborales. Las nuevas torres y radiobases también mejoran la conectividad local y contribuyen a la cohesión social, integrando a estas comunidades en el tejido económico y social del país.
No obstante, el reto de la sostenibilidad y el mantenimiento de la infraestructura sigue presente. Es crucial que las autoridades locales y los líderes comunitarios trabajen conjuntamente para asegurar que estos servicios continúen operando de manera eficiente. Asimismo, la capacitación en el uso de tecnologías digitales se convierte en una prioridad para maximizar el beneficio de esta conectividad.
El esfuerzo de Fonatel no se detiene aquí.
Con 18 torres adicionales en proceso de construcción, se espera que más comunidades se beneficien de este proyecto en los próximos meses. La visión de un país completamente conectado es ambiciosa, pero alcanzable. La conectividad no solo es una herramienta de desarrollo, sino también un símbolo de equidad y progreso, donde cada ciudadano, sin importar su ubicación geográfica, puede acceder a las mismas oportunidades.
Este proyecto de conectividad de Fonatel es un recordatorio de la importancia de la inclusión digital en la era moderna. Mientras celebramos los avances logrados, es fundamental mantener el enfoque en la sostenibilidad y en la capacitación digital de las comunidades beneficiadas.
Solo así podremos asegurar que la brecha digital se cierre definitivamente, permitiendo que todos los costarricenses disfruten de los beneficios de un mundo cada vez más interconectado.
Con la instalación de nueve torres de telecomunicaciones, la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) ha facilitado la conexión para aproximadamente 1250 habitantes, a través del Programa Comunidades Conectadas.
Este esfuerzo, ejecutado por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), es un paso crucial para promover el desarrollo y el progreso en estas comunidades tradicionalmente marginadas. Diez centros educativos públicos, dos centros de visita periódica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y un Cen-Cinai se encuentran entre los beneficiarios de este proyecto, que ha requerido una inversión total de 47,9 millones de dólares para conectar a 15 territorios indígenas en todo el país.
En Talamanca, se instalaron cinco nuevas torres, brindando servicios a 14 poblados en los distritos de Telire y Bratsi. Además, tres radiobases nuevas se han implementado en el Territorio Indígena de Bajo Chirripó, cubriendo Chirripó, Tuis y Matina. La última radiobase se sitúa en el Territorio Indígena de Rey Curré, en Palmar, Osa. Este despliegue de infraestructura no solo mejora la conectividad local, sino que también contribuye a la cohesión social, integrando estas comunidades en el tejido económico y social del país.
La conexión a internet y telefonía móvil es más que un lujo; es una necesidad que facilita la educación, la salud y las oportunidades económicas. En comunidades marginadas, la disponibilidad de estos servicios puede transformar vidas, permitiendo a los habitantes acceder a información educativa, servicios de salud a distancia y oportunidades laborales. Las nuevas torres y radiobases también mejoran la conectividad local y contribuyen a la cohesión social, integrando a estas comunidades en el tejido económico y social del país.
No obstante, el reto de la sostenibilidad y el mantenimiento de la infraestructura sigue presente. Es crucial que las autoridades locales y los líderes comunitarios trabajen conjuntamente para asegurar que estos servicios continúen operando de manera eficiente. Asimismo, la capacitación en el uso de tecnologías digitales se convierte en una prioridad para maximizar el beneficio de esta conectividad.
El esfuerzo de Fonatel no se detiene aquí.
Con 18 torres adicionales en proceso de construcción, se espera que más comunidades se beneficien de este proyecto en los próximos meses. La visión de un país completamente conectado es ambiciosa, pero alcanzable. La conectividad no solo es una herramienta de desarrollo, sino también un símbolo de equidad y progreso, donde cada ciudadano, sin importar su ubicación geográfica, puede acceder a las mismas oportunidades.
Este proyecto de conectividad de Fonatel es un recordatorio de la importancia de la inclusión digital en la era moderna. Mientras celebramos los avances logrados, es fundamental mantener el enfoque en la sostenibilidad y en la capacitación digital de las comunidades beneficiadas.
Solo así podremos asegurar que la brecha digital se cierre definitivamente, permitiendo que todos los costarricenses disfruten de los beneficios de un mundo cada vez más interconectado.